842 Muerte

Luo Feng miró a su alrededor. Toda la sala estaba hecha de metal grado G, junto con los misteriosos gravados era imposible escapar.

—Aborigen, ¡qué estás planeando! —gritó Cang Dorado moviendo su lanza, mirando enojado a Qiu Chi Ka.

Los otros emperadores lo Miraban fríamente.

A pesar de que estaban atrapados, los guerreros no estaban demasiado preocupados porque podían teletransportarse con sus países divinos. Lo único malo era que no confiaban el uno en el otro y todavía querían el tesoro. Por eso no planeaban irse de inmediato.

En ese momento…

Fuera de la habitación.

Dos rayos de luz volaron rápidamente hasta llegar a la sala. Eran los aborígenes Men Bu y La Di Mo.

Miraron a los talismanes en el suelo, con emoción y dolor al mismo tiempo.

¡Pa! ¡Pa!

Fácilmente los guardaron.

Dudaron un momento mientras miraban la habitación. Ellos sabían que el maestro estaba ahí.

—Maestro —gritaron con dolor.