La noche había llegado a las Naciones Elementales y la luna estaba brillando en medio del cielo.
Una silueta había aparecido sobre el techo de la torre Uzumaki, observando las estrellas en silencio.
"Sabía que estarías aquí, Kaguya" - dijo Kurama mientras aparecía al lado de la mujer de cabello blanco.
"Oh, eres tú, Uzumaki Kurama" - dijo Kaguya mientras sacudía la cabeza.
"Puedes llamarme Kurama, siento que es extraño que digas mi nombre completo a cada vez que hablamos" - dijo Kurama con calma mientras miraba el cielo.
"Ok, lo tomaré en cuenta" - respondió Kaguya mientras volvía a observar la luna.
Los dos albinos se quedaron en silencio mientras levantaban la mirada al cielo, mostrando una escena pacífica para cualquiera que pudiera verlos juntos.
Kaguya era hermosa, más con la luz de la luna iluminando su cuerpo mientras que Kurama era apuesto y su ahora cabello blanco brillaba ligeramente.
"¿Sabes? Siempre he amado a la luna" - Kaguya fue la primera en romper con la monotonía, aunque ella no había despegado la mirada del cielo - "Desde que tengo memoria, siempre he tenido una conexión especial con ella"
"De alguna forma puedo comprenderte" - respondió Kurama mientras miraba a Kaguya unos segundos antes de mirar nuevamente al cielo - "Tú eres como la luna, bella, misteriosa, un tanto fría, pero lejos de arruinar tu apariencia, la resalta aún más"
". . ." - Kaguya se quedó en silencio unos segundos antes de sacudir la cabeza - "Pero tú eres mi opuesto"
"¿A qué te refieres?" - preguntó Kurama mientras levantaba una ceja en confusión.
"Eres como el sol" - respondió Kaguya mientras miraba al ahora hombre de cabello blanco - "Brillante, cálido, alegre y protector, sin contar que la gente se reúne a tu alrededor como planetas alrededor del sol"
"El sol, ¿Eh?" - dijo Kurama mientras sacudía la cabeza.
"Siento que no me estás creyendo" - dijo Kaguya mientras observaba fijamente al hombre que la estaba acompañando.
Kurama solo guardó silencio en respuesta a las palabras de la mujer.
"Aunque no lo creas, en la cultura de mi clan, el sol es un guardián" - respondió Kaguya mientras volvía a mirar el cielo - "El sol es el responsable de proteger la vida de los mundos que ilumina"
"Ya veo" - murmuró Kurama mientras negaba con la cabeza - "Así que somos opuestos"
"El sol y la luna" - dijo Kaguya mientras miraba a su acompañante por unos segundos antes de sacudir la cabeza.
"¿Sucede algo?" - preguntó Kurama mientras levantaba una ceja.
"No, no es nada" - respondió Kaguya mientras decidía dejar de pensar cosas ridículas. En la cultura de clan Otsutsuki, todo venía en pares, es por eso que cuando ellos iban a robar la vida de un mundo, iban de a dos - "Solo recordé cierta leyenda de mi clan"
"¿Leyenda?" - preguntó Kurama con curiosidad.
"No viene al tema" - bufó Kaguya mientras sus pequeñas cejas temblaban ligeramente - "Sin contar que es imposible porque tú no eres un Otsutsuki"
"Técnicamente si lo soy" - respondió Kurama mientras se encogía de hombros.
Kaguya tembló un poco antes de mirar con el ceño fruncido a su acompañante - "¿A qué te refieres?"
"Deberías saberlo mejor que nadie" - respondió Kurama mientras caminaba al lado de la mujer y se sentaba a su lado.
Kaguya frunció aún más su ceño cuando escuchó esto porque ella estaba consciente de que era cierto. Kurama no solo era un descendiente Otsutsuki, sino que su nivel de pureza de su sangre, era comparable al de un Otsutsuki de sangre pura.
"Tengo el cabello blanco, poseo el Rinnegan, sin contar que mi chakra mutó luego de mezclarse con el tuyo" - respondió Kurama mientras miraba a la mujer, solo para notar como ella parecía estar haciendo un hoyo en su cabeza con la mirada - "¿Sucede algo?"
"No, no es nada" - respondió Kaguya mientras volvía a guardar silencio.
Kurama le dio una última mirada antes de estirarse en el techo de la torre y cerrar lentamente los ojos.
"¿No tienes miedo de que te ataque mientras descansas?" - preguntó Kaguya al notar como el hombre que estaba sentado a su lado, estaba cerrando los ojos.
"En lo más mínimo" - respondió Kurama con calma y sin abrir los ojos.
"¿Por qué?" - preguntó nuevamente Kaguya con el ceño fruncido.
"Porque uno, puedo reaccionar si lo haces, recuerda que puedo sentir tus intenciones" - respondió Kurama mientras abría uno de sus ojos y miraba a la mujer - "Y dos, sé que no lo harás"
". . ." - Kaguya no supo como responder ante estas palabras porque estaba confundida - "¿Cómo puedes decir eso?"
"Te lo dije, estoy seguro de que no harás nada para dañarme aunque esté débil delante de ti" - respondió Kurama con una sonrisa.
Kaguya rápidamente se dio media vuelta para que él no pudiera ver el ligero rubor que teñía sus mejillas. Ella no podía creer lo mucho que él confiaba ella, algo que nunca antes había pasado, ni siquiera con su antiguo esposo.
Kurama se quedó en silencio con sus ojos cerrados, aunque tenía que admitir que era una sorpresa el sentir lo 'efectiva' que habían sido sus palabras.
Un silencio incómodo invadió el lugar mientras Kaguya hacía todo lo posible por intentar calmar su corazón.
"Creo que mejor me retiro" - dijo Kurama al ver que su presencia estaba incomodando a la mujer, pero antes de que pudiera retirarse, notó como la mujer tomaba la manga de su yukata - "¿Eh?"
"Sigamos hablando" - dijo Kaguya con su expresión normal, aunque por dentro estaba gritando porque nunca pensó que su cuerpo se movería inconscientemente. Ella estaba avergonzada porque estaba actuando como una chica adolescente, una actitud no apta para una mujer de su edad.
"Oh, Ok" - asintió Kurama mientras se ponía a pensar - "Dime, ¿Quieres beber algo?"
"¿Beber?" - preguntó Kaguya con sorpresa - "¿Te refieres a ese alcohol de los Sapos?"
"Exacto, es el único que nos puede afectar" - respondió Kurama mientras se encogía de hombros.
"¿A caso me quieres embriagar para hacerme cosas que no deben ser nombradas?" - preguntó Kaguya con el rostro rojo en una mezcla de furia y vergüenza.
"¿Qué? ¡No!" - exclamó Kurama cuando logró procesar las palabras de la mujer - "Solo quería beber un poco al lado de una bella dama, además, sabes muy bien que no soy ese tipo de persona"
". . ." - Kaguya se quedó en silencio unos segundos antes de bufar con desdén - "Ok, te lo voy a dejar pasar por ahora"
Kurama le giró los ojos en respuesta, solo para sacudir la cabeza y sacar la botella con forma de calabaza junto a dos vasos.
"Tú me dices hasta donde" - dijo Kurama mientras empezaba a servir el alcohol.
"Listo" - respondió Kaguya cuando vio que el vaso estaba lleno.
Kurama se le quedó mirando unos segundos antes de volver a negar con la cabeza - "Como sea, aquí tienes"
"Tengo que admitir que esos seres inferiores son fantásticos en la elaboración de bebidas" - murmuró Kaguya mientras tomaba el contenido de su vaso sin pensarlo dos veces - "Otra"
". . ." - Kurama se quedó en blanco cuando vio esto.
"¿Qué estás esperando?" - preguntó Kaguya con el ceño fruncido, solo para notar como la mirada del hombre frente a ella se suavizaba - "¿Sucede algo?"
"No, no es nada" - respondió Kurama mientras se encogía de hombros.
* * * * *
El tiempo avanzó, y 4 horas habían trascurrido.
Kurama estaba mirando con calma como Kaguya estaba liberando todo lo que llevaba dentro.
"Sé que no fui la mejor de las madres, pero eso no significaba que ellas tenían que sellarme en la luna" - dijo Kaguya con el ceño fruncido.
"No creo que tenga mucho que ver con la situación" - respondió Kurama mientras se encogía de hombros - "De hecho, Tousan me dijo que tú habías sido una madre fantástica"
"¿En serio?" - preguntó Kaguya mientras miraba al hombre frente a ella con las mejillas teñidas de rojo por el alcohol - "Yo pensaba que ellos me odiaban"
"Tousan me dijo que solo te sellaron porque no hubo otra opción" - respondió Kurama con calma - "De hecho, ¿Ustedes no hablaron sobre el tema?"
"Ellos no pudieron quedarse por mucho tiempo, sin contar que nosotros no somos muy buenos en expresar nuestros sentimientos" - respondió Kaguya mientras suspiraba con pesar.
"Ya veo" - asintió Kurama mientras se encogía de hombros - "Suena a que no sabían qué decir en su situación"
Kurama tampoco sabría qué decir en esa situación, después de todo, en un lado estaban los hijos que encerraron a su madre en la luna, y en el otro estaba una mujer que había sido corrompida y transformada en una entidad que deseaba el fin del mundo.
"Ahora que lo pienso con mayor detenimiento, su situación es jodidamente bizarra" - dijo Kurama mientras ladeaba un poco la cabeza y así poder esquivar el baso que iba en su dirección - "Eso no fue muy educado, Kaguya"
"¡Hmph!" - Kaguya solo bufó en respuesta, aunque rápidamente se calmó - ". . ."
Los dos nuevamente se quedaron en silencio, solo que esta vez no era uno incómodo como el anterior.
"Gracias por acompañarme y escucharme" - murmuró Kaguya con una voz casi inaudible mientras miraba al hombre de cabello blanco antes de desaparecer del lugar.
"De nada" - respondió Kurama mientras continuaba viendo las estrellas - "Espero que con esto puedas abrirte un poco más con las demás"