El Escuadrón UECRA llegó sin previo aviso

Ambos se abrazaban, sin darse cuenta que alguien los miraba.

Era el Líder del Escuadrón UECRA, quien hace unos segundos llegó al pasillo pero se detuvo al avistar a la pareja que se abrazaba con mucha intensidad. Decidió retroceder ya que ver la escena de amor, le dio repelus. Solo crispo sus ojos y se dio la media vuelta.

<>, pensó Iker, descartando al hombre que fuera Lou.

Por supuesto, Lou usaba su pendiente y no fue susceptible a la vista del Líder Iker.

Lou puso mucha atención, escuchando que los pasos se alejan a otro extremo. Todavía no soltaba a Mey pero ella ya tenía la cara roja por la cercanía y el calor que desprendía Lou.

Él concentró su energía en su sentido auditivo, y enseguida captó: - Negativo, no hay nadie como él.

Otra voz proveniente de una mujer, lo puso en alerta.

- No puede ser. Nuestro radar no se equivoca. Hay que averiguar sí logró irse de aquí. Vámonos.

Enseguida Lou le susurró a Mey: - Un poco más.

Ella no dijo nada al respecto; ayudaría a Lou de la manera más posible. Sólo se reconfortaba más con el abrazo.

Mientras que Lou sólo se quedó pensativo.

<<¿Están utilizando el radar de arriba?, no me lo imaginé que nuestra búsqueda llevará a grandes escalas.>>, se cuestionó Lou.

Él tenía en total conocimiento como trabajaba el Escuadrón UECRA, y que rara veces se guiaban por los radares de arriba. "Arriba", se refería a la naves nodrizas que se encontraban en el todo el universo.

Los centinelas eran los últimos en actuar en dado caso que el Escuadrón UECRA no logrará su objetivo. Sin embargo, nunca se supo que los centinelas se apoderaran de las misiones. Por lo regular, los centinelas hacían viajes a cada planeta para supervisar y vigilar en un corto lapso de tiempo como era su estructura y atmósfera.

Lou lo sabía, no era cualquier alienígena al igual que Rubí y Jeft. Esto se significaba que los buscarían a toda costa.

Mientras tanto, en el estacionamiento del supermercado...

El Presidente Orson seguía donde mismo, adentro de su automóvil. Emanaba una fuerte aura mortal y más oscura que otra veces. Si el asistente Remi fuera un simple humano quedaría totalmente congelado por el aura que emana su presidente.

El asistente Remi suspiró en silencio, sin quitar la mirada furtiva de su presidente.

¿Por qué se atrevían a enojar con tanta furia al Presidente Orson?

- Remi, una explicación. - espetó el Presidente Orson, con una voz muy marcada y siniestra.

Remi sabía a lo que se refería, hace unos minutos atrás, percibieron las presencias de cincos seres de Élite.

Eran los integrantes del Escuadrón UECRA.

¿Cómo ellos llegaron a la velocidad de la luz a la Cuidad Solé.? ¿Cómo pasaron desapercibido en las narices del gran magnate?

Por supuesto que había una explicación muy contundente.

- Ellos tiene aliados. Están preparados. Eso quiere decir que a toda costa se llevarán a los tres códigos. Ya no es una simple misión como las otras. - explicó Remi ajustándose sus lentes y miró nuevamente su Tablet.

- Y... Centinelas harían intervención si este Escuadrón no cumple sus espectativas. - agregó el asistente Remi.

El Presidente Orson sólo se hundía en una aura mortal.

Presidente Orson: - ¡Tsk! No puedo hacer nada desde aquí. Esta noche actuaremos. - ordenó, empuñando sus manos.

No iba a permitir y darle la partida al Escuadrón UECRA. Él tenía que actuar esta misma noche. Tendría a su hermano en la palma de su mano y con ello se lo llevaría al País Versas y eliminaría a la chica humana.

...

Lou al fin soltó a Mey.

Ella tenía la cara como un tomate maduro, encogida de hombros. Admitía que el abrazó fue repentino pero a su vez muy reconfortable.

Lou se acomodó la gorra y se tocó su pendiente; su fuente de poder. Se dijo para sí mismo que no debía subestimar al Escuadrón UECRA pero que tampoco lo deberían de subestimar a él. Ya que no se dejaría atrapar por nada del mundo.

- Tenemos que irnos Mey. - ordenó Lou.

Y ella solo respondió un "Mm."

Ella avergonzada, desviando la mirada de Lou, agarró el carrito directo para pagar. Ya no supo si le hacía falta otra cosa que comprar por la cuestión que Lou ya quería irse. Tampoco se tomó el atrevimiento de preguntar quién lo seguía o con qué propósito.

Llegaron a la caja y se formó detrás de una mujer. Lou decidió por su cuenta esperar en la entrada ya que fe nuevo las miradas caían sobre su majestuoso cuerpo.

Mey asintió en silencio.

Enseguida ella colocó cada producto en la barra deslizante. Al terminar, miro por encima de los pequeños estantes y atisbo una cara conocida en una revista.

Ella curiosa tomó la revista de sociales.

"El gran magnate del País Versas hace una espléndida entrada."

No era el título que le llamará la atención, sino la foto del hombre; ese hombre misterioso que visitó su casa el día del incidente del Bosque Darkness.

Por supuesto que ella se confundió.

<<¿Este hombre es un magnate de negocios? Cómo es posible...>>

Sin indagar más al respecto, tomó la revista y pagó.

Por alguna extraña razón, le causó temor que ese hombre como previamente el sheriff lo habia presentado como un especialista en Ufología, ahora era un gran magnate del País Versas.

Bueno, ella supuso que había gato encerrado y eso tenía que averiguarlo.

Mientras pagaba, a lo lejos, sin que ella se percatará; alguien la miraba intensamente.

No podía despejar sus ojos sobre Mey. Ese alguien era Isaac, quien se encontraba en la otra entrada del supermercado.

El día de ayer quedó preocupado de saber cómo se encontraba ella. No toleraba que Wendy causará problemas mayores para él.

Isaac se emocionó al verla sola, ya que el también se encontraba solo. Quería saludarla, aunque sabía muy bien que ella quizás lo ignoraría. Pero aún así no perdía la esperanza que tal vez esa relación de amistad que sobrellevaron por años, pudiera rehacerse.

Suspiró. Estaba a punto de dar un paso al frente, sin embargo, se detuvo. Atisbo como ella tenía la cara sonrojada y empujando el carrito con timidez. Isaac no apartó ni un segundo la vista de Mey. Y cuando sus ojos captaron que ella se dirigía a ese hombre, llamado Lou; sólo rechiño sus dientes y maldijo por dentro.

Se quedó de pie, viendo como ambos salían por la puerta.

Al salir del supermercado, Lou estaba en alerta. Ya no percibía ninguna presencia alienígena pero de todos modos no podía bajar la guardia. Debía ser cauteloso, no comprendía por qué el Escuadrón UECRA fue enviado especialmente por ellos.

No era nada bueno. Había una razón desconocida para todo esto.

Tampoco podía huir y por supuesto no olvidó que estaba dispuesto a regresar a su Planeta Martes como diera lugar, sin embargo, la chica humana estaba en medio de esto. Si recurría al Escuadrón UECRA, Mey sería quien saldría lastimaba o más bien sería eliminada de la faz de la Tierra cómo él mismo lo dejó claro desde un principio.

Ya estaba decidido a protegerla y de eso ya no se retractaría.

Mey tenía una bolsa de repuesto extra grande para acomodar las demás bolsas de plástico.

Al terminar de acomodar todo, tomó la bolsa pero enseguida fue arrebatado por Lou.

- Yo lo llevaré. Vámonos. - dijo Lou con la voz aterciopelado que hizo que Mey cediera de inmediato.

Ella asintió, tímidamente. Todavía era imposible borrar la sensación que le dejó el abrazo de hace un momento.

Ambos caminaron hasta la parada de autobús.

Los transeúntes que pasaban a su lado no dejaban de admirar la destacable pareja.

La destacable pareja fue avistada por el Presidente Orson.

<<¿En qué se está convirtiendo mi...hermano?>>

Ya estaba más que molesto por la llegada imprevista del Escuadrón UECRA y ahora ver como su hemano era empatico con la chica humana. Era un hecho ruin.

- Vámonos. - ordenó el presidente.

Y el chófer, que se mantuvo en margen, arrancó el automóvil a toda marcha.