Cara a cara

9:45 P.M.

El silencio en la habitación de Mey era apacible, tal vez el silencio era mejor remedio para ella ya que no aguantaba el dolor de cabeza y muscular. En pocas palabras tenía fiebre y todo a causa de permanecer bajo el agua helada.

Se encontraba tumbada en su cama, respirando con irregularidad. Para su mala suerte no tenía ninguna aspirina para aliviar su dolencia.

No sabía que era de Lou, luego de la escena bochornosa en el baño, no lo volvió a ver.

Decidió permanecer en cama y dejar que esa dolencia se disipara por sí sola.

Mientras tanto, Lou se encontraba en la sala de estar; hace un rato se dio una ducha. Luego le dio hambre y el problema era qué iba a cenar.

Después de pensarlo por varios minutos, se dirigió a la cocina y tomó unas galletas de vainilla acompañada con un vaso de agua.

Tenía la certeza que Mey iba a salir de su habitación, pero el tiempo había pasado y eso no sucedió.

Esta vez se limitó a buscarla, no quería que la chica humana se enojara. Entonces prefirió sentarse en el sofá y mirar una película de terror.

Específicamente de Zombies.

Por supuesto, que a él le llamó la atención los personajes de la película y así como esos seres putrefactos que se comían a la gente viva y esparcian un virus mortal.

Lou no se perdía ningún detalle de la película. Era impresionante y cautivador para su vista la actuación de los personajes.

Comía de uno en uno sus galletas. La película ya iba en el clímax, pero...

*Toc Toc Toc*

Tocaron la puerta en el instante que el protagonista de la película estaba en problemas.

Lou se quedó quieto y al mismo tiempo Mey escuchó el golpeteo de la puerta. Enteabrio sus ojos, pero la fiebre la estaba haciendo estragos que no pudo abrir los ojos completamente.

De nuevo en la sala de estar...

Volvieron a tocar la puerta con cierta insistencia.

En la entrada de la puerta, se encontraba el Presidente Orson, el asistente Remi y Zero, el refuerzo por si la situación se tornaba difícil.

Lou dejó las galletas en la mesita del centro, tomó el control remoto del televisor y bajó el volumen.

No tenía la hora exacta pero fue extraño que alguien llegará en la noche.

¿Acaso la chica humana tenía una visita inesperada?

Por otro lado, Mey abrió sus ojos y se enderezó, quería levantarse y saber quién era pero su cuerpo lo sentía pesado y no tenía la energía suficiente para poner un pie en el piso.

<<¿Q-Quién será...? Lou no puede abrir. Y-Yo...>>

Desafortunadamente ella no era capaz de pensar con claridad. La fiebre le estaba nublando los sentidos.

Sin más premura, Lou se puso de pie, dispuesto abrir la puerta.

Camino a grandes pasos y una vez en la puerta, giro de la perilla.

Y cuando está se abrió apenas con la luz tenue de la antesala, Lou pudo reconocer el hombre que tenía en frente. Casi a centímetros de la misma estatura de ambos.

Lou pestañeo un par de veces ante la mirada misteriosa del Presidente Orson.

Mientras que el magnate sonreía de dicha. El hombre glacial radiaba felicidad porque después de tanto tiempo, veía a su hermana menor.

Estaban cara a cara.

Él inspeccionó cada rasgo facial de Lou, ya era todo un hombre. Aunque en el mundo alienígena la apariencia de Lou era de un Supremo Dios.

El asistente Remi se mantuvo en alerta y al margen al igual que Zero que no despejó su vista del ser alienígena que tenía en frente.

Ya tenía toda la información necesaria sobre el incidente. No creí que el hermano menor del Presidente Orson estuviera en el Planeta Tierra.

Bueno, por su parte no le interesaba. Lo que Zero quería era ver la cara de código X87.

<>, pensó el presidente.

Un cambio radical de la atmósfera se percibió entre los cuatros.

- ¿Qué haces aquí?. - entonces Lou rompió el ensordecedor silencio.

Su voz ronca y áspera era bastante glacial.

El Presidente Orson sonrió. No creía que su hermano tuviera la similitud de su actitud.

Observó muy bien la expresión fría de Lou.

¿Cómo era posible que aquel joven que observó al lado de la chica humana fuera un ser apacible y gentil?

Verlo ahora, le pareció todo lo contrario.

El Presidente Orson indagó que la personalidad indescriptible de su hermano se debía por vivir bajo el mismo techo de la chica humana.

Sin duda eso era inaudito. Ningún ser alienígena debería ser influenciado por los hábitos de un humano.

- Tu nombre es Lou, ¿verdad?. - inquirió el Presidente Orson para que Lou borrará esa expresión fría pero él se mantuvo igual, mirando despectivamente a su hermano mayor.

- Vete de aquí. AHORA. - espetó Lou, ignorando la cordialidad del magnate.

El Presidente Orson frunció su ceño. Pensó en la posibilidad de que su hermano menor mostraría dicha emoción por reencontrarse después de tanto tiempo. Sin embargo, no era así. Quizás su hermano menor no olvidaba aquella promesa que nunca se cumplió.

Ahora entendía porque Lou lo trataba como cualquier cosa insignificante.

Remi observó claramente la mirada glacial de Lou, similar al de su presidente.

Ya tenía analizado el cuerpo de Lou, y el resultado era que poseía una fuerza sobrenatural, no tan poderoso que el Presidente Orson, pero extrañamente Remi percibió otra fuerza oculta en Lou.

El Presidente Orson suspiró en silencio. Sabía que la situación se ponía difícil. Se preguntaba dónde estaba la humana.

¿Por qué no fue ella quien abrió la puerta?

Lou mantenía apretando con fuerzas la perilla, poniéndose en guardia si algo llegará a suceder.

<>

Presidente Orson: - No seas así. Eres mi hermano. Y vengo por ti. Tú vendrás conmigo por las buenas o...por las malas. - entonces advirtió con demasiada contundencia.

Quería hacerle saber de inmediato a su hermano menor, sus intenciones. No quería demoras y llamar la atención a su alrededor.

De repente se sintió la densa tensión.

Zero dio un paso al frente, haciéndole saber que el gran magnate no estaba solo.

Lou lo inspeccionó. '¿Quién es?'

- Váyanse ahora. Y tú... - pauso Lou señalando al presidente.

- No me vuelvas a llamar "hermano". - finalizó Lou, enfatizando cada una de sus palabras.

Pero el Presidente Orson no se quedaría callado.

- Soy tu hermano y el mayor. Así que tienes que respetarme. - pronunció desafiante.

Y Lou sintió una sensación indescriptible que lo envolvió. Sus ojos violáceos se tornaron oscuros.

Qué lo llamará hermano, lo molesto demasiado que dio un paso al frente, imponente ante su hermano mayor.

- No vuelvas a llamarme de esa manera. Tú y yo...no somos nada. Ahora, largo de aquí. - escupió Lou.

El Presidente Orson crispo sus labios, sonriendo de mala gana.

Él percibía el odio descomunal que emanaba Lou; un odio que quizás tenía de otros pero que nunca imaginó de su propia sangre.

Para el gran magnate distinguido y millonario, le afecto el resentimiento de su hermano.

<>

Antes que el presidente dijera algo, una voz femenina se escuchó al fondo, poniendo a todos en alerta.