UN DRAGÓN PARTE 2

-No, no es lo que usted imagina joven Arcturus-Respondió rápidamente Griphook

-Nosotros lo rescatamos de unos cazadores de dragones y lo trajimos aquí, lo cuidamos señor, lo cuidamos

- QUE RARA ES LA MANERA DE CUIDAR DE LOS DUENDES - le respondí a Griphook

Mi mente estaba en un alboroto, era como poder escuchar los gritos de dolor de un niño

-Joven Arcturus, es usted muy joven, tanto que no entiende el mundo en el que vivimos – respondió - este mundo es cruel y me parece que está malentendiendo algo, este lugar es uno de los más seguros de Inglaterra y para cuidarlo se necesita de los mejores artículos defensores, es necesario

Me acerco lentamente Griphook, y acerco mi rostro al suyo

-Más te vale que la próxima vez este dragón este libre, o aré pedazos este lugar tarde o temprano- respondí

me acerco poco a poco al dragón al principio parecía querer morderme

desde mi espalda dora cogía mi hombro negándose a soltarme, pero cojo su mano y la aparto

-quédate aquí dora, yo iré solo

Pongo mi mano cerca de la cabeza del dragón

Una rara sinergia ocurrió entre los dos

Mientras le tocaba mi mano brillaba y el semblante del dragón mejoraba sus dos ojos ya no mostraban esa ceguera que tenían al inicio

Su cuerpo empezaba a curarse, sus alas antes con muchos huecos y sus escamas rotas empezaban a regenerarse

-Quiero matarlos, matarlos a todos - escuche en mi mente

Era un tono lleno de ira e indignación

-No te preocupes, te liberaran de aquí pronto, mientras tanto te comportaras ¿está bien?

Si, así es este mundo, ya lo entendí

-No, los matare y saldré de aquí, saldré de aquí, y matare a esos malditos enanos

- ¡No¡, te quedaras aquí hasta que te liberen tu mejor venganza será vivir y prosperar ve a algún lugar lejano si mueres aquí todo tu sufrimiento no valdrá la pena

El dragón me miró fijamente por un tiempo y respondió

-Está bien y gracias cochorro, aunque eres un cachorro eres muy fuerte, para curarme de esa manera

Luego me separe de él y me dirijo a Griphook

pasé a su lado y seguí el único camino que había

Dora mira mi espalda, queriendo decir cosas que no salían de su boca