TORTURA

Apartando a Svava con la mirada

Odín se paró frente a la valquiria que yacía en el suelo, arrodillada

Y con una mirada aterradora le agarro de los cabellos y la levanto

- ¿Qué paso? – pregunto Odín con una voz firme y enojada

Brynhildr se quedó en silencio, tal vez por la sangre perdida, ya que lucia pálida y con los ojos cerrados, o tal vez para ganar tiempo

Pero la paciencia del padre de todo era limitada, y dando se cuenta de su aparente desmayo, cogió a la valquiria del cuello y dándole fuerza a su agarre volvió a preguntar

- ¿Qué paso?

La valquiria sintiendo la falta de aire abrió los ojos suavemente, aparentemente no dándose cuenta del agarre de Odín y contesto

- Sentí una gran batalla en helheim, los muertos, los muertos – justo cuando iba a contar algo Odín le pego una cachetada – continua con Thor – la valquiria no pego ni un solo quejido de dolor cuando la cachetada llego a su mejilla y continuo – vi a Thor peleando con la serpiente del mundo y me dispuse a ayudar pero cuando estaba llegando, la fuerza de ambos me empujo hasta un extremo alejado y no pude hacer nada, vi como Thor casi había asesinado a la serpiente, pero orgullosamente antes de dar el último golpe, empezó a burlarse de jormundgander y en un momento de descuido esta le atravesó el pecho de un mordisco, al final jormundgander murió y Thor también lo hizo

Todos en la sala comprendían, sabían lo idiota y prepotente que podía ser Thor, pero llegando a tales extremos parecía insulso

aunque era muy propio de el

Todos en la sala parecían haber encontrado la verdad, pero Odín no parecía conforme, sentía que algo estaba mal

Así que agarro la lanza en el pecho de Brynhildr y la empezó a girar, hacienda que por primera vez un quejido de dolor saliera de la boca de la valquiria

Esto despertó la alarma de todos en la habitación, que veían a Odín torturando en presencia de todos a una de las guardias más leales del Asgard

Y la cual muchos en la sala debían favores

En esta sala, el conclave nadie era santo

Todos sin excepción tenían la sangre de incontables enemigos en sus manos, hasta las mujeres más hermosas y con las caras más dulces en el interior tenían un aire sádico

pero nunca

nunca

habían torturado a uno de sus aliados por una pregunta la cual ya tenía respuesta

Esto estaba sobrepasando un límite no deseado