-¿Qué es esto? – preguntaron Sayuri y Haruka al mismo tiempo, claramente molestas.
Había comprado la espada de la armería y no solo eso. La chica que había entrado me estaba buscando, ella había visto lo que sucedió anoche con los goblins y quería formar un equipo conmigo para dejar su trabajo.
La había traído a la habitación del establo para que esperáramos a Sayuri y Haruka, pero estando ahí se quitó su manto. Llevaba lo que parecían ser pantalones de piel marrón un poco ajustados, botas casi iguales, una blusa verde brillante que le llegaba hasta debajo de la cadera pero parecía que los botones de su pecho estaban soportando baste presión y guantes blancos. Todo eso estaba bien, de no ser por sus orejas puntiagudas y su cabello rubio.
-Esto… Chicas, ella es Seina Minami. Quiere ser compañera de nosotros… además vio lo que hice anoche – les dije un poco sin ánimos.
-Por mi está bien que quiera ser nuestra compañera, pero… – Sayuri se veía un poco incomoda, pero no pudo terminar de hablar
-¡¿Por qué tiene que ser una chica elfo?! – grito Haruka, parecía estar realmente molesta.
-¡No lo sabía! Llevaba puesto un manto que la cubría por completo hasta que llegamos aquí. Pero eso no es tan importante, lo que realmente quiero es que nos cuente sobre lo que paso anoche. Espera… ¿Cómo sabes que es un elfo? – dije tratando de explicar, pero al final me di cuenta de lo que había dicho Haruka.
-¿Sobre anoche? ¿No lo recuerdas? – preguntó Seina.
-No, solo sé que salí de la ciudad, recuerdo encontrarme con los goblins pero eso es todo – le respondí tratando de recordar algo más.
-Y por la mañana tenía muchos cuernos de goblins dorados, además no tenía un solo rasguño – dijo Sayuri un poco incrédula.
Haruka no dijo nada, se limitó a ver Seina, parecía que a ella no le caía bien.
-Bueno… no vi todo lo que paso, pero… – empezó a contar Seina.
Ella estaba paseando sola por la muralla, de noche era la única oportunidad que tenía para dejar su manto a un lado y pasear libremente. Escuchó ruidos de batalla viniendo de más adelante, fuera de la ciudad.
Siguió los ruidos hasta encontrarme, luchando contra todos los goblins a la vez.
-¡Era increíble la forma en la que el luchaba! ¡Movía su daga tan rápido que parecía ser solo una línea carmesí mientras cortaba a los goblins! ¡Y por si fuera poco lanzaba golpes con la mano que tenía libre y patadas que los dejaban en el suelo! ¡Después les daba el golpe de gracia y los cuernos caían uno por uno! – Seina parecía estar muy emocionada contando la historia, como si estuviera contando algún cuento.
Sayuri y Haruka volteaban a verme cada pocos segundos, parecía que no creían por completo todo lo que Seina estaba contando. Por mi parte, no podía creer nada.
-Yo no puedo hacer algo como eso… es imposible – pensaba al escuchar su historia, era algo ridículo que yo pudiera hacer eso ya que todo el tiempo trataba de escapar de los clubes deportivos en la escuela y no sabía nada sobre pelear con armas.
-Entonces cuando todos los goblins estaban muertos, recogió los cuernos y regresó corriendo a la ciudad. Intenté seguirlo, pero lo perdí de vista. Pasé toda la mañana buscándolo hasta que lo encontré en la tienda donde trabajaba mientras compraba esa espada – dijo Seina emocionada.
-En realidad no puedo creer que Ryuuji luchara de esa forma. La primera vez que lo vi luchar fue sorprendente, lo admito, pero estuvo a punto de desmayarse al ver tanta sangre – dijo Sayuri mientras recordaba aquella vez.
-Además no quiso atacar al dragón de tierra, solo se dedicó a distraerlo – dijo Haruka en un tono frio.
-¡Pero yo lo vi! ¡Es por eso que quiero ser su compañera! – gritó Seina al escuchar a las dos.
Yo seguí pensando en lo que ella había contado. Es verdad que no recordaba nada, pero sabía que lo había hecho. La forma en que ella había descrito mi batalla me hacía recordar un anime que había visto antes, tal vez había copiado la forma de luchar del protagonista, pero ¿Era eso posible?
Mientras pensaba, las tres chicas todavía seguían discutiendo.
-No sé lo que paso anoche, pero, si es verdad que puedo luchar así, entonces todo será más sencillo – les respondí a las tres.
-Es verdad. Además de eso, está el hecho de que usaste un hechizo muy extraño que curó todas las heridas Haruka – dijo Sayuri.
-También pudo detectar mi hechizo de Cuchillas de Viento estando lejos – dijo Haruka recordando cuando lanzó su hechizo.
-Es extraño… ¿Puedes darme la mano? – dijo Seina mientras estiraba su mano hacia mí.
-¿Para qué? – dije un poco nervioso.
-Los elfos somos muy buenos con la magia y podemos saber las afinidades que tiene cada persona si podemos tocarla por cierto tiempo – me respondió Seina de manera tranquila.
-Creo que ya sé cuál será resultado – dijo Sayuri sin ánimos, pero podía notar que estaba algo nerviosa.
Le di mi mano a Seina y ella la apretó un poco, cerró los ojos y al parecer empezó a concentrarse.
Pasaron alrededor de 10 minutos y ya empezaba a sentirme incómodo. Seina soltó mi mano y abrió los ojos.
-¡Es impresionante! ¡Tú afinidad al agua es extraordinaria! ¡Pero tu afinidad al fuego, aire y tierra también son igual de impresionantes! También tienes buena afinidad a la magia de luz y magia oscura – Dijo Seina casi gritando por lo emocionada que estaba.
-Así que es más de lo que pensé – dijo Sayuri con un tono amargo mientras trataba de sonreír.
-¡Entonces él puede aprender muchos hechizos útiles! – Dijo Haruka mientras se levantaba de una de las camas.
Sayuri dio un suspiro largo, mientras que Haruka parecía estar igual de emocionada de Seina.
-¿Es por los brazaletes y el collar que tengo? ¿Por los guardianes? – Dije un poco confundido.
-Supongo que sí, al menos esa era mi teoría. Aunque para aprender hechizos necesitas conseguir un grimorio y los que venden en esta ciudad son muy caros para la cantidad de hechizos que tienen – dijo Sayuri con un tono de decepción.
-¡Yo conozco muchos hechizos de tierra! Así que puedo enseñártelos mientras vamos a alguna misión – dijo Seina aun emocionada.
-Mi afinidad es hacia el aire, pero solo sé el hechizo que usé ayer – dijo Haruka mientras se acercaba a nosotros.
-Sé algunos hechizos de fuego, pero no sé si estás listo para usarlos – Dijo Sayuri mientras pensaba.
-Supongo que por el momento tendré que servir como carnada y lanzar magia de sanación – dije al escucharlas a las tres.
-Si es que no salgo corriendo por los monstruos – pensé al final.
Los días pasaban rápido, ya había pasado una semana desde que Seina había entrado en nuestro equipo, hubiera estado bien solo con eso, pero ella se había mudado al establo con nosotros, haciendo que las noches fueran más incomodas para mí.
Siempre que las tres se cambiaban me mandaban por lo menos 20 metros lejos de la habitacion, antes solo me sacaban, pero ahora todo era peor. Por las noches tenía que tapar alrededor de mi cama con una sábana para evitar ver a Seina, ella dormía con un camisón muy delgado. La mayoría de las veces ella ya estaba tapada cuando entraba a la habitacion pero siempre tiraba sus sabanas a un lado, dejando al descubierto sus enormes pechos que apenas eran cubiertos por la delgada tela. Era algo frustrante estar durmiendo así, pero tenía que soportarlo, no podía gastar más monedas de oro para comprar otra habitacion pero la idea me parecía cada vez mejor.
Con Sayuri no tenía ese problema a pesar de que era realmente linda, ella dormía con unos pantalones y una blusa holgada, pero jamás se quitaba las sábanas de encima, tal vez se preocupaba que yo lo mirara durante la noche.
Por otra parte, Haruka se había comprado una pijama muy linda, era un traje completo de lo que parecía ser un oso, pero le había hecho un pequeño agujero para su cola. Era extraño verla en ese traje con su cola y orejas de gato, pero al mismo tiempo me daba ganas de abrazarla como si fuera un peluche.
Por lo menos ella ya no parecía tan molesta al estar cerca de Seina, además no habíamos tenido noticias de su amo, por lo que era buena señal para nosotros.
Durante la semana solo habíamos hecho 2 misiones, pero yo estaba casi muerto. Sayuri, Haruka y Seina me hacían entrenar como loco, cada una a su manera.
Sayuri me daba lecciones de esgrima y me había enseñado 2 hechizos de fuego. Haruka, a pesar de ser ciega, era muy diestra en combate cercano y me estaba entrenando en eso. Seina era mucho más hábil con la magia que como luchadora y sabia muchos hechizos, la mayoría de tierra, por lo que ya había aprendido mucho.
Su entrenamiento parecía afectar mis estadísticas, aumentándolas lentamente. Las tres dijeron que no sabían que eso hubiera pasado antes. Pero no es que mis estadísticas hayan subido demasiado con las 2 misiones, estuve nada más como apoyo en ambas.
-Oigan, quiero hacer una misión en donde pueda luchar un poco – les dije de repente.
-¿Por qué lo dices? – respondió Haruka.
-Es cierto, casi no te gustaba pelear antes – Dijo Sayuri.
-Aunque es cierto que cuando luchó contra todos esos goblins parecía un luchador muy experimentado. Pero el hecho de que no recuerde eso es muy extraño – añadió Seina.
-Cuando hicimos la misión de las manzanas de oro pudo esquivar muy bien al dragón, aunque no sé cómo – le dijo Sayuri.
-De nuevo me dejaron fuera…
Las tres habían empezado a conversar entre ellas, ignorándome. Era verdad que ahora las tres se llevaban mejor, pero cuando se ponían a hablar de algo que les interesaba no le hacían caso a nadie más.
Me levanté, tomé mis cosas y salí del establo, necesitaba algo de aire fresco. Estaba cerca del centro de la ciudad cuando escuché el sonido de las campanas del gremio, de inmediato fui a ver de qué se trataba.
Se había formado una gran multitud frente a las puertas, una empleada estaba de pie sobre una silla con algo parecido a un megáfono en las manos y parecía que estaba a punto de hablar.
-¡Esta es una misión de emergencia! ¡Todos tienen que participar de algún modo! – dijo la empleada del gremio.
Al escuchar eso, todas las personas reunidas empezaron a protestar, incluso yo quería hacerlo, pero quería escuchar toda la información primero y tenía que hacer que hablara. Me abrí paso entre la multitud hasta llegar cerca de la empleada.
-¿De qué misión se trata? Debe ser urgente si nos están diciendo que todos participemos – dije tratando de no sonar molesto.
-¡Lo es! Últimamente hay muchos casos de grupos de monstruos cerca de la ciudad, la mayoría de los habitantes son novatos o no son aventureros, por lo que salir de la muralla en esta situación es muy peligroso – dijo la empleada del gremio preocupada.
-Eso lo sé, de no ser por mis compañeras ya estaría muerto. Entonces ¿Se trata de un grupo de monstruos extraños? – pregunté un poco curioso.
-Sí, se trata de Ents – respondió aún más preocupada.
-¿Ents? – pregunté, esta vez perdido.
-Son monstruos parecidos a árboles. Son muy resistente a las armas y la única magia que parece afectarlos es la de fuego. Pero no hay muchas personas que conozcan hechizos poderosos de fuego – dijo la empleada tratando de explicarme la situación.
-Ya veo, entonces… - dije tratando de pensar en algún plan.
-¡Si se trata de fuego entonces que la bruja carmesí se haga cargo! – alguien de la multitud gritó.
-¡Aunque con su suerte estoy seguro que lo echará a perder! – gritó alguien más.
-¡Mejor esperemos a que envíen a alguien de otra ciudad! ¡No podemos confiar en ella para una situación así! – gritó un tercero.
La mayoría de las personas estallaron en risas, pero yo estaba casi en mi límite. Desenvaine mi espada y los que estaban cerca de mí se hicieron a un lado, tal vez por el aura de ira que salía de mi cuerpo.
-haaa… espera ¿A dónde vas? – preguntó preocupada la empleada del gremio.
-Prefiero salir y tratar de hacer algo que quedarme para burlarme de alguien como esos idiotas – le dije mientras trataba de no gritar.
Los que se habían burlado de Sayuri parecían que iban a decir algo, pero la empleada del gremio los detuvo.
-No puedes salir tu solo, sería un suicidio – me dijo.
Parecía como si estuviera pidiéndome que me quedara, pero no lo haría.
-Hazme un favor, busca a mis compañeras y diles que me encuentren fuera de la puerta Norte. Te lo encargo – Dije eso y me di la vuelta.
Estaba seguro que ella sabría quiénes eran mis compañeras, éramos un grupo que, al parecer, llamaba mucho la atención.
Todavía no me había calmado, todavía estaba muy molesto, lo raro es que estaba pensando con mucha claridad.
-Estoy seguro que puedo soportar un tiempo antes de que las chicas lleguen. Si puedo huir y tratar de atacar estaré bien – pensaba tratando de contar las opciones que tenía.
Corrí todo el camino hasta llegar a la puerta norte, pero los guardias me detuvieron.
-¡No puedes salir como están las cosas! Si sales solo morirás, eres un novato – dijo uno de ellos.
-No me importa, solo aguantaré hasta que mis compañeras lleguen – dije tratando de sonar lo más confiado posible.
De mala gana los guardias me dejaron salir. Apenas había caminado 5 minutos cuando pude ver una arboleda, lo extraño es que antes no había nada ahí.
-Deben ser los Ents. Por lo que veo parecen lentos, pero no puedo confiar en que lo serán. Por suerte tengo la ventaja de ser pequeño ante ellos, aunque parece ser que también hay algunos pequeños – me dije tratando de comprender la situación.
Corrí hacia ellos para distraerlos y hacer que las pocas personas que estaban cerca escaparan.
Por suerte mis compañeras llegaron en menos de 10 minutos.
-¡Idiota ¿Cómo se te ocurre enfrentar a tantos monstruos tu solo?! – grito Sayuri.
-¡Aunque seas bueno escapando no debes hacerlo! – dijo Haruka tratando de golpearme.
-¡Pudiste haber muerto! – dijo Seina preocupada
Ellas me habían salvado del grupo de Ents. Parecían estar muy molestas, pero no sabía porque, no tenía ni un solo rasguño y solo me había limitado a distraerlos.
-Lo siento. Pero solo traté de distraerlos mientras los aventureros que estaban atrapados escapaban – les dije tratando de calmarlas.
-¡Pero lo que hiciste es una estupidez! – Sayuri me volvió a gritar.
-Ya te dije que… - traté de hablar, pero Sayuri no me dejó terminar.
-¡¡No habló de eso!! ¡Casi provocas una pelea con los demás aventureros! ¡La empleada del gremio nos lo contó todo! – me siguió gritando.
-¡La mayoría de ellos son mucho más fuertes que tú, si hubiera empezado una pelea…! – me dijo Seina.
No podía discutir con ellas, lo que decían era verdad.
-No podía dejar que esos malditos siguieran burlándose de Sayuri de esa manera… - les dije a ambas, solo recordar eso me hacía enojar.
Lo había dicho en un susurro, pero al parecer lo entendieron. Hubo un silencio incomodo hasta que Seina habló.
-Ahora tenemos un problema más grande ¿Cómo enfrentaremos a tantos monstruos? Estoy segura que no vendrán refuerzos de la ciudad – dijo viendo los alrededores.
-Mi magia de fuego no es tan potente para acabar con todos – dijo Sayuri un poco preocupada.
-Y dudo que mis ataques los puedan derribar – dijo Haruka con el mismo tono.
-¿De qué están hablando? Está muy claro lo que debemos hacer – les dije sin preocuparme.
-¿Heee? – Las tres me voltearon a ver confundidas.
-Sabes que no debemos escapar… - dijo Sayuri, pero no la dejé terminar.
-¡No hablo de eso! Haruka, Sayuri, ustedes son las más agiles y tiene mayor poder de ataque, por lo que estarán a cargo de la ofensiva, Seina, puedes usar tu arco y magia de tierra, así que les brindaras apoyo desde atrás y yo me encargaré de bloquear los ataques que no puedan esquivar. Si se da la oportunidad usen hechizos de gran rango para que afecten a más de uno. Si alguna de ustedes es herida me encargaré de curarla – les dije como si se los estuviera ordenando.
-Espera… ¿Cómo es que se te ocurrió ese plan tan rápido? – dijo Seina un poco incrédula.
-No solo estaba escapando de los monstruos. Casi lo olvido, concéntrense en atacar sus pies, son muy lentos para ponerse de pie, así que eso les comprará un poco de tiempo – les dije lo que había notado mientras escapaba de ellos.
-No estoy de acuerdo con que haya corrido directo a los monstruos, pero admito que ese es un buen plan – admitió Sayuri.
-Si tan solo pudieras pelear como esa vez… - me dijo Seina.
-Quien sabe… él siempre tiene alguna sorpresa preparada – dijo Sayuri mientras sacaba su espada.
A pesar de lo que decían su tono era de decepción.
-¡Solo sigan el plan y dejen de estar hablando sobre mí! – les grite, al parecer no pensaban bien de mí.
Sayuri y Haruka tomaron sus posiciones al frente, yo estaba en medio y Seina atrás.
-Una última cosa… No sean imprudentes – les dije a las tres.
-Mira quien lo dice… - Dijo Sayuri.
-El que se lanzó primero contra los monstruos – terminó Haruka.
Sayuri preparó su espada y Haruka se colocó las garras de metal que había comprado recientemente, un segundo después, empezaron a correr directo a los Ents.
Sayuri movía su espada con elegancia, esquivando los golpes y soltando tajos como si estuviera bailando, pero sus ataques eran fuertes, cortando a través de la piel de los monstruos.
El estilo de Haruka era más salvaje y por mucho, se abalanzaba sobre los monstruos y enterraba sus garras en la piel, para después desgarrarla. Ella era más ágil que Sayuri por lo que esquivaba los ataques con facilidad. Para estar ciega, la forma en la que peleaba era sorprendente.
Seina disparaba su arco con mucha precisión, apuntando a los ojos de los monstruos para dejarlos ciegos, ella se estaba limitando con eso, estaba seguro que estaba conservando maná por si la situación empeoraba.
Hasta el momento no podía hacer nada, los Ents más grandes todavía no se habían unido a la pelea, aunque no tardaron mucho en hacerlo.
Los Ents de gran tamaño eran muy diferentes a los pequeños, las garras de Haruka, las flechas de Seina y la espada Sayuri apenas si les hacían daño, si yo intentaba atacar mi espada solo rebotaría.
Uno de ellos les cerró el paso a Sayuri y Haruka, estaba listo para golpearlas con toda su fuerza, si lo hacía no estaba seguro de que la magia normal de sanación pudiera curarlas.
Antes de que me diera cuanta ya había terminado de recitar un hechizo.
-¡Muro de tierra!
Extendí mis manos hacia ellas, al momento de terminar el hechizo un grueso muro de rocas las cubrió y recibió el impacto, por suerte había soportado.
-¡Salgan de ahí rápido! ¡No soportará otro golpe! – les grité a ambas.
Ellas salieron rápido, pero otros Ents pequeños las tenían rodeadas. Estábamos perdiendo terreno muy rápido.
-¡Hay que hacer algo o estas cosas nos mataran! ¡Sayuri, usa magia de fuego, ahora! – le grité para que pusiera escucharme.
-¡No puedo hacerlo, nos hará más daño a nosotros! – me respondió ella mientras esquivaba a un Ent.
-¡Si tan solo tuviera tiempo para usar mi magia de viento! – dijo Haruka mientras esquivaba un golpe.
-¡También necesito tiempo para lanzar mi magia, pero no puedo disparar y recitar al mismo tiempo! – dijo Seina mientras tomaba otra flecha para dispararla.
Esto era malo, necesitaba hacer algo y pronto.
-¿Qué puedo hacer? Soy el más débil de todos, incluso si voy a la ofensiva solo les estorbare… pero… pero… - pensaba mientras veía como mis compañeras trataban de resistir.
Mis manos temblaban mientras tomaba la empuñadura de mi espada, sabía que no podía hacer nada, pero no podía dejar que les hicieran daño a mis compañeras.
-Prefiero morir… a ver que ellas mueran… por eso… ¡Por eso…! – Pensaba mientras trataba de reunir valor para hacer algo. Tenía miedo, estaba aterrado, pero no porque me pasara algo, tenía miedo por mis compañeras.
-¡Si tengo que hacer algo… aunque termine herido… no dejare que ella…! – trataba de pensar en algo más, pero mi mente estaba empezando a ponerse en blanco y mi cuerpo mi cuerpo se ponía tan ligero al punto de casi dejar de sentirlo. Pero estaba seguro que había sentido todo eso antes.