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Elizabeth

Cuando cometes errores nunca piensas que lo son hasta que los vives en carne propia y te das cuenta de todo lo que has hecho mal y de todo lo que quisieras cambiar para tratar de arreglarlo, pero al no poder hacerlo te quedas con un sentimiento de impotencia y culpabilidad. Es justo así como me encuentro yo, con el sentimiento de culpa a flor de piel, pensando todas las noches que todo hubiera salido diferente si no tomaba aquella decisión que cambió mi vida, bueno… no sólo la mía, sino la de los dos porque por esa mala decisión tomada él tuvo que pagar un alto precio, el perder la vida.