holi

Pasé por la casa de Andrés de camino a casa, quería ver si ya estaba en casa para poder hablar con él un rato, pero aún no había llegado, sólo la tía Maggie estaba ahí. 

—Pasa querida, no te quedes ahí— dijo esperando a que entrara junto con la bicicleta— de todos modos mi hijo llegara en cualquier momento y así podrás hacerme compañía un rato. 

Accedí a entrar y dejé la bicicleta a un costado de la entrada, donde no pudiera estorbar mucho y después de eso nos dirigimos a la sala donde nos sentamos ambas en el mismo sillón. 

—¿Ya te sientes mejor querida?— preguntó mirándome con dulzura.

—Sí tía, muchas gracias— le mostré una breve sonrisa.

—Es que hace rato sí me preocupaste, eso de que no despertabas con nada me mantuvo preocupada hasta ahora.

Ya que había sacado el tema, quería hacerle algunas preguntas respecto a ese tema, había algo ahí que no lograba entender muy bien.