Capitulo XXVII-11

El rostro del sujeto se deforma, sus bellas facciones van desapareciendo. La ilusión de su antiguo yo va deformándose, para revelar su verdadera forma demoniaca. Un ser con cabeza de cabra, cuerpo obeso de brazos largos como los de un orangután y patas peludas con cascos.

El demonio golpea el suelo con sus cascos creando una explosión helada, la cual consume lo que quedaba en pie, los dos guardias imperiales saltan mientras crean plataformas mágicas en el aire, las cuales aprovechan para realizar un ataque conjunto.

Enrs lanza su espada contra el demonio quien la retiene con sus brazos, lo que lo hace arrodillarse debido a la fuerza con la que fue lanzada. De igual forma el demonio sigue disparando las ráfagas de carámbanos contra los guardias imperiales. Pero ahora es diferente.

Dimitri se coloca al frente destruyendo paulatinamente las ráfagas mientras se acerca.

- ¡Maldita bestia! - grita el demonio preparado para contratacar.

Para su sorpresa el hombre lobo da un salto hacia atrás mientras lanza sus dagas reforzadas con magia, las cuales golpean los hombros del demonio, atravesándolos y clavando al demonio contra el suelo. Entonces las armas cargadas de magia explotan volando en pedazos los brazos del demonio.

Su rival aúlla de dolor mientras procede a crear alas como las de una mosca para intentar huir mientras transforma sus dedos en garras con las cuales atraviesa el hombro derecho de Dimitri, aprovechando ese pequeño instante el demonio se aleja mientras lanza una flecha de hielo que impacta en el estomago del hombre lobo.

creyendo estar lo suficientemente lejos para contraatacar mientras sus brazos se regeneraban, pero Enrs no le da tiempo ya que aparece frente a este cubierto por un manto de magia eléctrica.

Durante el tiempo que vivió con Augusto y sus hijas, Enrs escucho un cuento que le encantaba a las pequeñas Anna y Antonia.

Ellas jugaban en las afueras de la casa mientras Augusto se colocaba un manto negro y simulaba lanzar rayos por las manos.

En eso Enrs se acercó y le pregunto ¿Por qué hacía eso?

A lo que su amigo respondió.

- Soy el emperador, y el emperador lanza rayos de energía por las manos.

- ¡El emperador no lanza rayos por las manos! - respondió Enrs sin comprender.

- No señor Enrs, papi no habla del emperador de aquí, el habla del emperador Palpatine, el hace uso de la fuerza y crea rayos con los cuales ataca- responde Antonia, simulando hacerlo mientras hace ruidos.

- ¿Quién? - pregunta Enrs confundido.

- Es el malo de una historia que me gusta contarle a mis hijas- responde Augusto.

- Shi,shi, ¿Cuál es su magia señor Enrs?- pregunta Anna mientras sale a correr y es atrapada por su padre.

- Bueno, uso magia de electricidad, pero nunca se me paso usarla así, ya que me puede herir si me descuido. Por eso la uso con mis armas, prefiero cargarlas con magia.

- Deberías intentarlo una vez, crea chispas en tus dedos, una descarga pequeña no afecta un cuerpo dependiendo de la potencia - dijo Augusto mientras se bajaba la capucha.

- Eso es tan extraño que quizá lo deba intentar- dice Enrs dubitativo.

Enrs se puso a pensar en ello, luego comenzó a practicar en sus ratos libre, creando chispas en sus dedos, controlándolas. Pasando dichas chispas de un lado al otro, aumentaba la potencia y luego la bajaba cuando sentía el golpe eléctrico. Se dedico en cuerpo y alma a crear una nueva magia. Entonces llego a una conclusión sencilla "la magia no tiene que tocar mi cuerpo, puedo hacer que lo rodee"

Así que cuando aprendió a hacerlo fue a jugar con su mejor amigo y sus hijas.

Se disfrazo y grito ¡poderr, yo no tengo limites en mi poder!

Fue raro pero divertido. Dichas estupideces solo las hacia cuando estaba con Augusto, a quien le encantaba emborrachar.

Su amigo era demasiado inocente, lo que lo divertida. Además de eso tenia cierto poder de atracción con las mujeres de todas las especies.

Acumulando magia que rodea su cuerpo, más un ambiente húmedo su magia eléctrica es el doble de poderosa, cosa que el demonio no noto, mientras más los atacaba con su magia de hielo y ellos la repelían, humedeciendo el ambiente continuamente, Enrs quien estando frente lanza una descarga eléctrica la cual hace que el demonio se revuelque de dolor, luego acumula todo su poder mágico y lo dirige a la cabeza del demonio haciéndola estallar desde adentro, luego su corazón, pulmones, articulaciones, quema la sangre del demonio, hace aberturas en sus venas de mana. Enrs no quiere dejar nada de su enemigo. Mientras intenta regenerarse Enrs lo quema, en un último esfuerzo el demonio alarga uno de sus dedos y atraviesa el ojo del elfo, quien sigue con su trabajo.

Intentando nuevamente usar sus alas para huir, pero cuando intenta moverse el hombre lobo con la fuerza que le queda se las arranca nuevamente. Aun así, de la columna vertebral de su enemigo salen tentáculos que toman a Dimitri y lo arrojan contra un bloque de hielo.

Enrs utiliza todo el mana que pueda para desintegrar las células de su enemigo, hasta no dejar nada.

Cansados los dos compañeros sueltan un suspiro de alivio, acaban de eliminar a uno de los lideres del culto.

Desgraciadamente Enrs pierde la visibilidad de su ojo y Dimitri sufre heridas graves, gracias a que es un hombre lobo resiste lo suficiente para estar de pie.

Fuera del campo mágico estaba el señor del bosque, aunque pareciera observarlos este no sabía dónde estaba el escondite del traidor, ya que el campo mágico se encarga de ocultar el lugar. Fuera quien fuera seria indetectable, a menos que conociera el camino.

El señor del bosque una enorme creatura mezcla de dragón y lobo olfatea mientras azota el suelo con su cola escamada, con sus grandes ojos rojos mira los alrededores, pero no detecta nada, entonces procede a olfatear cuando detecta algo y decide moverse.

- Si nos ve aquí el señor del bosque es seguro que nos mate- comenta Enrs.

- No lo dudes- responde Dimitri.

Enrs se toca donde tuvo una vez un ojo, no quiere pensar mucho en ello.

Cansados por el combate los compañeros de equipo no se fían de que ese fuera el único demonio de alto rango en ese lugar.

Anteriormente vieron un altar de sacrificio el cual ya no existe o está cubierto por hielo. Lo único seguro es que antes de desaparecer algunos demonios alcanzaron a salir del altar.

- ¿Aun tienes fuerzas? - pregunta Enrs apoyándose en su espada.

- Las suficientes para seguir- responde Dimitri mientras escupe un poco de sangre y se levanta difícilmente, ya que las costillas de su lado derecho están quebradas.

Los demonios ven a sus presas malheridas, confiados de que serán fácilmente asesinados, pero no es así.

Mientras los dos guardias imperiales se defienden de los demonios, estos reciben información de su capitana.

- ¿Aún siguen vivos? Pregunta esta desde lejos.

- Que graciosa- responde Dimitri mientras atraviesa la garganta de un demonio.

- El objetivo fue eliminado capitana, aun seguimos ocupados luchando contra los demonios- informa Enrs.

- Bien hecho.

- ¿Cómo van las cosas por allá?

- Normal, estamos en un enfrentamiento masivo contra una horda de demonios- responde esta sin gracia.

- Intentaremos acabar rápido acá para luego dirigirnos allá.

La comunicación se corta.

- Demonios…- Enrs se preocupa.

Casi sin mana, sin fuerzas y con heridas graves los dos compañeros siguen eliminando a los demonios, mientras sus otros compañeros se ocupan de los otros demonios que intentan entrar al pueblo.