Liara recibe un golpe con el costado de la alabarda mágica del inquisidor, el cual le rompe las costillas. Por su parte, Liara le asesta un impacto mágico a quemarropa a su rival rompiendo su escudo e hiriéndolo. Ambos rivales dan un salto hacia atrás.
Ninguno de los dos parecía que quería mostrar inferioridad frente a su enemigo. Pero claramente el inquisidor imperial llevaba la ventaja.
Me había roto unas cuantas costillas, pero por fin destruí su estúpido escudo, lo alcancé a herir en el pecho causándole quemaduras graves. Cuando se combate con magia cualquier herida puede ser fatal dependiendo del impacto. Al no tener su escudo resistente a la magia puede que ese sujeto se vuelva más precavido.
Por su parte el inquisidor analiza a Liara, nota que su golpe la hirió gravemente, lo que le facilita atacarla, aunque debe replantear su estrategia de combate cuerpo a cuerpo y centrarse en atacarla a distancia de manera segura. Así que aumenta el radio de su círculo mágico. Con su alabarda desvía ataques mágicos e incluso lanzar algunos.
Ese sujeto cree que porque me partió algunas costillas voy a quedarme quieta. He vivido lo suficiente para saber cuándo puedo y no puedo seguir luchando.
Creo dos esferas de magia en mis manos y me preparo para lanzarlas, cuando el inquisidor lanza un corte vertical de magia de luz el cual desvió con una de mis esferas de magia, luego el sujeto lanza otro corte horizontal donde pasa lo mismo.
De repente el inquisidor levanta su alabarda con la cual crea un círculo mágico flotante del cual salen disparadas una cantidad exagerada de lanzas de luz, las cuales medio esquiva Liara.
Últimamente Liara no se sentía bien, parecía cansada o enferma, vomitaba constantemente o le daba mucha hambre, algunas veces antojos extraños, todo esto acompañado por los extraños sueños que tenia constantemente.
Si estuviera en su 100% le estaría dando pelea al inquisidor, pero ahora lo único que podía hacer era esquivar y atacar cuando podía.
Esto ya me estaba cansando.
Lo único que puedo es regresar sus ataques a medias.
¿Por qué mierdas me siento tan débil?
Me preguntaba mientras desviaba esas malditas lanzas, una de ellas roza mi hombro derecho. Creyendo que me hiere el sujeto crea una pequeña abertura la cual aprovecho para hacer estallar el suelo donde se posa, aunque alcanza a saltar recibe daño en sus pies, dejándolos en carne viva.
El inquisidor comprende lo peligrosa que es aquella bruja, se supone que estaba usando su nuevo traje resistente a la magia y que poseía un artefacto que podía absorber la magia hasta cierto punto, pero su artefacto se sobrecargo y no pudo resistir más, lo que hizo que sufriera una horrible quemadura en el pecho y ahora la bruja lo alcanzo con su magia nuevamente.
el inquisidor se dejaría de juegos.
Maldita rata.
Se intenta alejar mientras me va arrinconando con su estúpido domo, cree que me puede aprisionar…
Incremento la temperatura de este maldito lugar lo suficientemente alta para fundir las rocas y quemarle los pulmones a cualquier ser viviente.
Al darse cuenta del peligro que corre el inquisidor rompe el domo lo que hace que su magia se recargue.
¿Cree que con solo eso me puede derrotar?
Transformo este maldito lugar en un volcán del cual ese hijo de perra no va a escapar, la lava hirviendo sale por todos lados, mientras ese sujeto solo puede intentar adivinar por donde va a ser atacado. Intenta alejarse, pero nunca se dio cuenta que yo también puedo crear un campo cerrado en donde lo atrapo, lo voy a calcinar, no dejare nada de este bastardo que me humillo hace tanto tiempo. El campo cerrado empieza a comprimirse mientras la lava va tomando terreno, falta tan poco para matarlo.
Pensando en que ya lo tenía Liara no se da cuenta que.
Un pequeño haz de luz atraviesa mi pecho ¿en qué momento?
El pequeño haz impacta cerca de su corazón, atraviesa ambos pares de venas lo que le produce una hemorragia interna.
Liara vomita sangre mientras intenta parar la hemorragia tocándose el pecho.
- Hijo de…- la sangre empieza a salir del pequeño agujero. ¡Me confié! Eso nunca me pasa.
- Estúpida bruja- exclama el inquisidor rompiendo el campo cerrado.
El elfo tampoco se encuentra en las mejores condiciones, ya que presenta quemaduras graves por todo su cuerpo. La punta de su alabarda brilla intensamente, uso su arma mágica para romper su encierro mientras dispara rápidamente un pequeño haz de luz que atraviesa a su rival.
¡Maldicion! ¡maldicion! ¡mierda! ¡carajo! No me va a derrotar nuevamente, no voy a dejar que suceda.
Las pupilas de Liara toman forma reptiliana, mientras su cuerpo desprende vapor.
El inquisidor lanza cortes verticales y horizontales contra Liara.
Sus ataques parecen golpearla o eso se supone ya que la bruja la cubre un raro manto de vapor.
Cuando el inquisidor se prepara para lanzar su magia máxima, este es tragado por una inmensa ráfaga de fuego disparada desde donde se encuentra Liara, dejando en llamas medio camino y parte del bosque que aún quedaba.
Desde el manto de vapor un ser alado con una larga cola sale disparado hacia el cielo, donde desaparece sin dejar rastro.
Mas tarde cuando llegan algunos soldados del imperio se encuentran con el inquisidor imperial malherido apoyándose en su agrietada alabarda.
Los soldados le pregunta sobre qué sucedió a lo que el inquisidor responde:
- Esa cosa no era una bruja- comenta mientras observa el campo de batalla.