El carruaje se detiene.
Al momento Leona nos abre la puerta.
Bajamos para ver el excesivo despliegue de dinero "por suerte no público" de las personas más ricas y poderosas del imperio, todos con trajes o vestidos tan caros como una casa pequeña, descendiendo de sus carruajes.
- Qué bueno que esto no es con dineros públicos, o si no ya el pueblo hubiera quemado media capital- comenta tía Velvet.
- No debería decir esas cosas en voz alta ama- le recomienda Verónica.
- Puedo decir lo que quiera, para eso el imperio goza de libre expresión para todos, si quisiera ir a maldecir al emperador o a Natasha lo haría.
- Le recomiendo que no lo haga.
- Ya lo he hecho varias veces antes de contratarte.
Verónica mira hacia atrás, entonces posa sus ojos en Leona quien asiente con la cabeza.
La bruja Liariana se acomoda las gafas y dice:
- Qué bueno que me contrato.
- Si, fue la mejor decisión que he hecho en mi vida- tía Velvet le da unas palmadas en el hombro a Verónica.
(Luego me riñe por que soy grosera, pero mírenla diciendo a voces que ha insultado al emperador y a la bruja primordial del conocimiento)
- ¿Vamos ya? - pregunto.
- Si, entre más rápido mejor- responde tía Velvet- por cierto- tía Velvet observa de reojo a Leona.
- ¡Por supuesto que no voy a hacer nada raro! - responde Leona- le doy mi palabra ama Velvet.
- Si claro, ese fue el mismo cuento la última vez.
- ¿Me pregunto qué le dijo?
Como pasa la mayoría de las veces, tía Velvet se lleva la atención de todos los presentes, lo que me permite descansar de las miradas.
Alguien me coloca una mano en el hombro, cuando volteo me doy cuenta de que es Isabel.
- ¡Hey!
- ¡Hey!
A su lado estaba su madre.
La senadora Isabel I.
- Es un gusto volver a verte Mackenzie Castilla- comenta ella cordialmente.
Isabel es una versión adolescente de su madre, exceptuando que el cabello plateado de su madre lo lleva en capul con flequillos que le llegan hasta un poco más debajo de la boca, de mirada aristocrática y sobrada, como no es alta se ve obligada a ir siempre en tacones, vestido de encaje rosado el cual le llega hasta las rodillas atado con un cinto rojo lo cual la hace ver juvenil a pesar de tener más de 30. Cubre sus manos con un par de guantes de seda blancos, labial carmesí decoran sus labios, la distinguida cabeza de la familia Castilla Isabel I Castilla. Y vaya sorpresa... ¿adivinen? Mi querida prima lleva exactamente su vestido, ¿Qué coincidencia?
- Es un placer verla nuevamente Señora Castilla- respondo de la misma manera cordial.
- Por favor, Mackenzie, no soy la señora Castilla, soy tu tía- exclama ella elegantemente y lanzándole una puya a tía Velvet quien cae redonda.
- Mackenzie es una Memore antes que Castilla y solo tiene una tía- responde ella con soberbia.
- Vaya, general Velvet no sabía que tuviera tanta importancia cual apellido va primero.
- Si senadora Isabel, la misma pregunta me hacía constantemente cuando mi hermana se casó.
Ambas fingen sonreír como si tratase de un chiste su conversación. Cuando la madre de Isabel se posa frente a tía Velvet la diferencia de estaturas la hace ver como una niña ya que tía Velvet es demasiado alta para ser una bruja. Normalmente una bruja mide entre 1.50 hasta 1.65, pero ella mide 1.75 y para colmo usa tacones.
- Madre, señora bruja primordial Velvet- interrumpe Isabel de manera cordial- lamento interrumpirlas, pero me gustaría hablar con mi prima de algo importante.
- Adelante hija.
- Como desees joven Castilla.
- Muchas gracias- responde Isabel mientras agradece.
- Agradezco su generosidad- añado para zafarme también- tía y tía.
Las dos nos adentramos dejando a nuestras mayores en sus cosas.
- (Ahora si se hace la cordial, por lo menos no está intentando hacerme quedar mal)- piensa Velvet mientras ve a su sobrina irse lo más rápido posible.
- General Velvet ¿acaso olvido de lo que hablamos hace tiempo? - comenta Isabel I con disgusto.
- No- responde con desdén Velvet mientras continua- dudo que me pueda seguir chantajeando con eso senadora.
- ¿Chantajeando? - responde haciéndose la inocente Isabel I- por favor, general Velvet, que palabra tan horrible. No puede decirle eso a una senadora.
- Aja- Velvet se le acerca y le susurra algo al oído. Lo que hace que Isabel I abra los ojos de par en par, haga chirrear los dientes mientras que su rostro se oscure de la ira.
- ¡Mentira! ¡eso es imposible!
Velvet le coloca una mano en el hombro y dice.
- Ojalá fuera así, pero no- mientras deja a su rival inconforme con la noticia- disfrute la velada senadora.
- Ese…ese bastardo desagradecido…. ¡está vivo! - Isabel I se deja llevar por la ira del momento y muestra una horrible faceta, la cual es percibida por uno de sus ayudantes quien le comenta que ahora no es el momento para eso. Isabel I entra en razón- si ahora no es el momento para ello.
Ya en el balcón le agradezco a Isabel por lo que hizo.
- Ni lo menciones, quería alejarme lo más pronto posible. Lo que me sorprende es que estes aquí.
- Lo mismo digo y agradezco que estes aquí.
Ambas sonreímos y nos damos un abrazo.
- Me imagino que ¿tu madre te trajo solo para presumirte? - pregunto.
- Correcto- responde ella.
- Odio cuando mi tía hace eso, me hace saludar a un poco de desconocidos que ni me interesan- exclamo quejándome.
- Por lo menos no van a tu casa- comenta ella con disgusto.
- Y sobre la ropa…
- Si… quiere que nos reconozcan como madre e hija, en tu caso..
- Es lo mismo, ella quiere que todo el mundo vea nuestro parecido.
Suspiramos, nos quejamos y sonreímos mientras miramos desde el balcón como llega gente o al cielo despejado.
- ¿Crees que Juliana este por aquí? - pregunta Isabel mirando los carruajes.
- ¡Ja! Sus padres son muy discretos frente a esto, no les gusta presumir- respondo mientras señalo un carruaje del cual bajan dos ricachones.
Entonces escuchamos una voz muy molesta.
- Ahora dejan entrar a cualquiera- comenta la gafufa de Natalia.
Si existe algo que debo reconocer es que la gafufa se sabe vestir, porta un vestido de gala negro descubierto en los hombros, tacones y se arreglo el cabello para la ocasión en dos coletas con moños rojos.
- ¿Lo dices por ti? - respondo en burla.
Isabel suelta una leve carcajada.