- ¡YO NO ME VOY A SUBIR EN ESA COSA! - le grito al imbécil ese quien hace una cara de idiota.
- ¿Te dan miedo los trenes? - pregunta en burla.
Nos encontrábamos en la estación principal de la capital del sur.
La región soleada del imperio es un lugar por decirlo así, "bonito" calles empedradas, caminos pavimentados, farolas que funcionan con magia, cabañas de ladrillo rojo y tejado blanco, algunas casas de madera blanca y la sensación del sur el llamado tranvía, un medio de transporte que circula por los rieles que se encuentran por toda la zona urbana de la ciudad, como todo en el imperio funciona con una celda de magia. Prácticamente todos usan el tranvía para ir de un lado a otro, ese medio de transporte es el sistema circulatorio de esta ciudad.
Como todas las ciudades en el imperio esta se divide en distritos, aunque esta tiene uno especial ya que existe el "distrito marino" en donde viven los semihumanos acuáticos llamados tritones, seres un poco mas altos que los humanos y de color azulado, con un doble sistema respiratorio que les permite respirar en fuera y dentro del agua, pies y manos membranosas lo que les ayuda a nadar en el agua con gran facilidad. Si también tiene cabello de colores brillantes, algunos son morados, otros violetas o rosados, la mayoría tiene ojos negros saltones y bocas pequeñas con colmillos.
- ¡HAAAaa! Como encanta el sur- exclama el imbécil mientras estira los brazos y mira al cielo, por donde pasan aves marinas- me recuerda al lugar donde crecí.
Un crucero de guerra pasa cerca de las playas turísticas, donde hace sonar sus trompetas como saludando a la gente.
Y pensar que hace unos años casi todo el sur estaba en ruinas por la guerra, y ahora es prácticamente la región con mas auge del imperio, puede que las otras dos proyecten mayor actividad económica, pero esas dos no son nada sin los recursos que les provee el sur y gracias a que los semihumanos son excelentes granjeros y mercaderes.
La flota imperial se encuentra anclada en dicha ciudad y en algunos otros puertos de las colonias, la ciudad del sur se le conoce como "la puerta del mundo" ya que es donde llegan todas las mercancías de las otras naciones, aquí se puede conseguir de todo y a buen precio.
Por cierto, mi hermana ayudo en la reconstrucción y apertura de nuevos caminos en el sur.
- ¡No! - respondo airada- soy una jodida invocadora, si quiero puedo usar una de mis invocaciones para viajar y fuera de eso soy una bruja, si quiero también puedo usar mi escoba.
- Ya te dije que la única forma de llegar al bosque sagrado es en tren, luego debemos caminar unas cuantas horas- responde el imbécil.
Como habíamos tenido un poco de tiempo cuando llegamos a la capital del sur, tanto el imbécil como yo fuimos a reabastecernos de cosas y también aprovecho para comprar ropa. Me molesta que algunas veces no puedo dejar de mirarlo ¿es extraño? ¿no? Esos ojos dorados, cabello castaño y sonrisa del millón me molestan y atrae, en especial cuando le guiña el ojo a cuanta mujer se le atraviese y lo peor es que ellas se quedan embobas, hasta tal punto que tropiezan cosa que aprovecha para acercárseles y coquetearles. Es alto, guapo, por su trabajo como aventurero es musculoso, aunque no lo parece es bien hablado y tiene cierto aire aristocrático conocido, pero no recuerdo claramente a quien. Desgraciadamente no siempre es así, cuando de verdad lo quiere se comporta como un imbécil que se hace el gracioso y se burla de mí.
Ahora llevaba un pantalón blanco de lino, sandalias y una camisa de color calor de lino abotonada y un turbante de color blanco con detalles rojizos, también lo he escuchado hablar otro lenguaje.
Cuando le pregunte porque se viste así me responde.
- Mi madre era de las ciudades del desierto, para no perder mi herencia me visto y hablo mi lengua natal cada cierto tiempo y viendo que estamos en "la puerta del mundo"
- ¿No eres imperial?
- Un tanto de aquello y otro tanto de aquí, mi padre si es imperial de sangre pura- responde mientras levanta los hombros y tuerce los labios al decir- Es medio pendejo, pero sigue siendo mi padre- responde.
- Ya veo…- no se me dio la gana indagar mas sobre el asunto, pero cuando lo veo noto cierto parecido a alguien. Quizá si le cambiara el color de ojos y cabello se asemejaría a una de esas familias nobles del imperio. Pero ¡NAAA! Semejante pendejo no creo que lo sea. Pero me sorprende que sea un hechicero, ya que el imperio solo registra al Castilla como hechicero.
¿Conoces al hechicero imperial?
- Si, lo conozco bien…- responde el pendejo con cierta amargura.
- ¿Acaso te entreno?
- ¡Oh! Llego el tren- el pendejo parece evadir la pregunta intentando distraerme con la llegada del tren.
- No me voy a subir a eso- repito.
- ¿Enserio le tienes miedo a eso?
- ¡Claro que no! Eso solo… que…
- ¿Qué?
- ¡Nada! ¡No es nada! ¡yo no le temo a nada!
La verdad es que me mareo cuando viajo en esas cosas, mi hermana me hizo viajar en una de esas cosas y debido al movimiento vomite casi todo el camino.
Y así viajamos en tren, por su puesto en cabinas separadas, la mía de primera clase lo que me permitía tener un baño propio en el cual me pase el viaje.
¿Y a que se dedicó mientras yo estaba encerrada en el baño vomitando?
Pues ir a embriagarse y coquetearle a las pasajeras lindas que se cruzara en el camino. Cosa que me molesto bastante cuando me entere.
Me ofende que no me preste atención…. Les coquetea a todas menos a mi (claro esta que no quiero que lo haga)
Velvet malcrió a Alexandrita tan exageradamente que ella no ha tenido que mover un dedo para hacer algo ya que Velvet le da todo lo que pida, no importa que no se hablen desde hace mas de 10 años, Alexandrita puede seguir sacando todo el dinero que quiera del banco y quedarse en cualquier hotel ya que Velvet le paga todo esperando a que su hermana vuelva con ella.