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- Su nombre es Mackenzie- dice Alexandrita, sus palabras irradian amor por la pequeña creatura, la pequeña creatura sonríe al ver el rostro de su madre.
Mackenzie Memore tenia solo seis meses, su Madre Alexandrita Memore la llevo de viaje hacia un lugar muy especial, ella quería que conociera a alguien.
- ¿Por qué un nombre Liariano? - pregunta Velvet observando detenidamente a la niña, un ser tan pequeño, la niña mira a su tía la pequeña tiene unos brillantes ojos azules llenos de vida mientras que su tía los tiene sumamente oscuros.
- Augusto lo escogió, dijo que el nombre apareció en uno de sus sueños- responde Alexandrita.
- Ya veo….- el solo escuchar el nombre de Augusto, el estomago de Velvet se revolvía del asco, lo odiaba tanto que le era difícil ocultarlo.
- ¿No es la cosita más hermosa que jamás hallas visto hermana? - pregunta Alexandria sumamente feliz.
- Si posiblemente- responde Velvet con un poco de felicidad, pero no por la niña sino porque su hermana menor le había dicho "hermana", hace tantos años que no le decía así ya que simplemente decía Velvet a secas.
Las dos hermanas se encontraban en la gran sala de la mansión propiedad de Velvet, sentadas en los muebles más cómodos que el dinero podía comprar, una pequeña mesita de vidrio transparente adornada separaba a las hermanas.
No había incomodidad entre ambas hermanas.
Era de mañana y el sol apenas salía.
Alexandria quería hacer las paces con su hermana mayor, viajo desde el pequeño pueblo que, hacia frontera con la región sur hacia la capital del imperio, decidió viajar por ultima vez en su dragón antes de liberarlo en una reserva, ella espero el tiempo prudente a que la pequeña abriera bien los ojos y fuera capaz de soportar un largo viaje. Lo platico con su esposo durante meses, siempre estuvo dubitativa sobre presentarle su hija a su hermana mayor e intentar resolver sus problemas con Velvet. Durante el tiempo que viajo y vivió junto a su futuro esposo, Alexandrita reflexiono sobre lo mal hermana que fue con Velvet, Velvet nunca la desamparo, siempre le dio todo lo que ella necesitara, tal fue que casi todas las propiedades de Velvet estaban a nombre de su hermana menor así que quería arreglarlo definitivamente. Quería que su hermana mayor fuera la madrina de su hija.
Todas las empleadas de Velvet conocían a Alexandrita y no necesariamente por lo bueno…
El calmo viento entraba por las ventanas moviendo tenuemente las finas cortinas que adornaban las ventanas.
Una de las sirvientas de traer una bandeja de plata la cual sostiene la fina vajilla de Velvet, la sirvienta deja el té sobre la mesa junto algunos bocadillos. La pequeña niña vio los bocadillos luego el delicioso olor paso por sus fosas nasales e inmediatamente se le hizo agua a la boca, pero su madre le dijo no, la pequeña niña hizo una mueca y empezó a llorar a lo que su madre le dio un poco de leche hasta que la criaturita se durmió.
- Vas a ser una pequeña revoltosa, igual que tu madre- le dijo suavemente Alexandrita a su hija- ¿tú qué piensas hermana?
- Posiblemente- exclama Velvet.
Velvet se levanta de su lugar y procede a hacerse junto a su amada hermana quien estaba sumamente feliz, entonces Velvet suelta la mayor estupidez que alguien en la vida se le pudiera ocurrir.
Su hermana menor mira directamente a los ojos a Velvet dispuesta a disculparse con su hermana y decirle que fuera la madrina de su hija:
- Velvet ya que he venido hasta aquí me gustaría que-
- ¿Quieres una habitación? - le pregunta Velvet a su hermana mientras toma la mano derecha de su hermana menor.
- ¿Qué?
- Si. Me imagino que estas aquí porque ya ese sucio humano cumplió su objetivo- le dice Velvet a su hermana con euforia.
La mueca en el rostro de Alexandrita cambia drásticamente.
- ¿De qué mierdas estás hablando? - pregunta Alexandrita retirando bruscamente la mano de su hermana.
- ¿Cómo de qué? - pregunta Velvet extrañada- ya te aburriste de ese sujeto, como siempre lo…
- ¡Que putas te pasa! - le grita furiosamente Alexandrita a su hermana quien parece no entender.
Velvet entendió extremadamente mal la visita de su hermana.
Velvet tiene un problema cuando se trataba de su hermana menor, durante el tiempo que la crio y después de eso le dio todo lo que quiso en su vida, sin importar lo ridículo que fuera ella siempre se lo daba, sabia perfectamente que Alexandrita se aburria fácilmente de los hombres o mujeres, algunas veces lo hacía solo para llamar la atención de Velvet pero luego regresaba a la mansión para pasar un tiempo e irse sin dar explicación, así fue cuando estaban en Liare, en el Imperio su hermana menor se dedica a las fiestas y comprar cosas compulsivamente, Velvet estaba tan acostumbrada a ese comportamiento que pensó que este caso era igual, que simplemente había tenido una hija con aquel detestable humano y luego de eso simplemente se fue porque se aburrió. Durante tantos años y Velvet aun creía que su hermana era una niña pequeña, no podía verla de otro modo.
Alexandrita se levanta con su hija en brazos la cual empieza a despertarse.
- Siempre es lo mismo Velvet, viaje desde tan lejos para arreglar las cosas contigo, pero lo primero que haces es soltarme semejante mierda, ¿acaso eres estúpida? - le dice molesta Alexandrita a su hermana mayor. Alexandrita estaba decepcionada de su hermana, no importaba cuanto tiempo había pasado, ella seguía viéndola como una niña desvalida.
- ¿Eh?
- ¿Eh? ¿es lo único que te atreves a decir estúpida? - Alexandrita esta roja de ira y su pequeña hija se despierta llorando. Alexandrita la calma lo suficiente para que deje de llorar- Augusto creyó que era buena idea que nosotras volviéramos a hablar y que pudieras ser parte de nuestra nueva familia.
Velvet iba a decir algo, pero.
- No digas nada, se lo que planeas decir, vas a soltarme tu mierda Liariana, pero llevamos más de 100 años viviendo en el imperio y tu no pareces querer cambiar. Siempre me hablabas de ese humano que te crio, pero me di cuenta de que vivir en Liare fue un error para nosotras, puede que viviéramos bien y no nos faltara nada…
- Aquí tampoco nos falta nada Alexandrita, yo puedo darte todo lo que necesitas, puedo darle todo a tu hija solo necesitas…
- ¡No lo digas! - Alexandrita se va alejando poco a poco de su hermana quien empieza a usar su encanto sobre su propia hermana- es difícil que una bruja común se resista al encanto de una bruja primordial. Aquel día Velvet cayo sumamente bajo.
Lentamente Alexandrita cierra los ojos intentando evitar Encanto, pero es difícil, su hermana nunca se había atrevido a usarlo en ella, así de desesperada estaba Velvet…
En la mansión nadie podía hacer o decir algo, todas habían caído en Encanto, igualmente nadie se atreve a decirle algo a su ama, casi todas fueron salvadas por Velvet y las trata bien, un poco distante pero jamás les haría daño.
Esta era la otra cara de Velvet, quería controlar enteramente la vida de su propia hermana menor, el problema que Velvet sufría al liberar Egoísmo cuando perdió a su madre y luego perder a quien podía considerar su padre la llevo a querer que su hermana nunca se separara de ella. Tal era su obsesión que le declaro un combate a muerte a Augusto (de ese mundo) pero perdió. Aquel suceso la lleno de un odio indescriptible hacia el humano, el único humano que había podido ganarle en un combate 1 a 1.
Algo dentro de su mente hizo que Velvet se detuviera, quizá fueran los buenos recuerdos que alguna vez vivió con su hermana.
Realmente no fue nada de eso…
Por el rabillo del ojo vio a la pequeña Astrea, asustada, temblorosa. Si la pequeña huérfana veía a la persona que más respetaba y amaba convertida en un monstruo, si eso seguía posiblemente le pasaría lo mismo que a Alexandrita.
Cuando Alexandra se libera de Encanto lo primero que hace es acercarse a su hermana y darle una cachetada, entre lágrimas le dice:
- ¡Nunca! ¡Nunca más! ¡vuelvas a dirigirme la palabra! ¡jamás volverás a verme maldita loca! ¡usaste esa mierda sobre tu propia hermana! ¿sabes que hiciste?
Acaba de romper la promesa que le había prometido a su hermana menor hace más de 200 años "nunca usar Encanto sobre la persona que mas ama"
- ….- Velvet no responde solo se toca la mejilla.
- ¡ESPERO QUE MUERAS! - Le grita con odio Alexandrita a su hermana.
- ….
Mientras Alexandrita se aleja con su pequeña hija que por suerte no sufrió efecto de Egoísmo dice una última cosa:
- ¡OJALÁ, MI HIJA NUNCA SE PAREZCA A TI! - desgraciadamente las palabras tienen mucho peso, para bien o mal la pequeña niña seria una copia casi exacta de Velvet.
Pasaron los años y las hermanas jamás volvieron a verse, incluso cuando Alexandrita empezó a enfermar ella no quiso ayuda de su hermana mayor.
Cada año que pasaba la pequeña Mackenzie se parecía mas y más a Velvet.
Un día Velvet mando a espiar a su hermana, cuando la encargada de ello le conto sobre el gran parecido.
Velvet lloro.
Lloro porque si aquella pequeña se parecía a ella entonces sería una bastarda sin corazón.
Su sobrina mayor siente que es una maldición parecerse a su tía, durante años deseaba parecerse a su madre mas que nadie, pero no fue así. a Mackenzie le molestaba verse al espejo y darse cuenta en lo parecida que era a su tía, le molestaba no tener las tremendas medidas de su tía…
Eso era lo único que le interesaba a la joven….
Quien se sentía que estaba quedada en su desarrollo frente a sus dos amigas…
Lo que también le duele es saber que aquella niña junto a sus hermanas no siente nada por ella, absolutamente nada, solo es una desconocida rica que las tiene solo porque un papel lo dice.