Al llegar a la aldea vecina, encontré campañas de los ciudadanos de la villa del señor Bennet. Lo busqué por todos lados pero no estaba.
Fui con el jefe de la aldea, lo encontré en una carpa cerca de un río, al acercarme escuchaba lamentos de personas y me acerque con cautela sin molestar a nadie.
Entre en la carpa y vi un mucha gente alrededor de un cajón de madera, alguien se encontraba dentro, al acercarme lo suficientemente pude ver con claridad quien se encontraba en ese cajón.
"Sirrr.... Heliot" lo vi postrado sobre el cajón, sin. Ningún aliento de vida, mostraba heridas en los labios así como heridas en la cien; estaba vestido con un traje blanco con brazales de hierro blanco con una insignia en su pecho con el símbolo de su hogar.
Me acerqué y lo vi con un si tez pálida y fría.
"¡¡SEÑOR HELIOT!!" Mi grito se escuchó en la aldea. Los que me conocían se me acercaron y me consolaron, no pude evitar que las lágrimas brotarán de mis ojos.
Las personas no paraban de contarme cómo vieron al señor Heliot protegiéndolos, no necesitaba que me lo contarán para saber cuan increíble estuvo su acto de heroísmo, lo único de lo que me arrepiento es no haber podido estar con él como su aprendiz.
Me separé de los demás yendo río arriba, me desquite con los árboles, arbustos rocas, etc. Todo lo que podría golpear lo golpee, mi odio creció más con los rumores que rodeaban la aldea.
Esperaban ser atacados de igual forma que la villa de Sir. Heliot y se esperaba que fueran los del imperio.
Ya no eran rumores de guerra, era una realidad, los ataques a nuestras villas eran para debilitar al reino con los suministros de víveres que estos proveen.
Cada vez pierdo más por causa de del imperio, cada vez se me arrebatan más cosas de las que aprecio, no puedo dejar que lleguen y sigan arrebatando nuestras tierras y vidas, por este odio que siento juro que no quedarán impunes por sus delitos.