PARTE 2: LA MINA DE ORO ABANDONADA

CAPITULO 1

LOS RECUERDOS DE RYAN

El viento aullaba de forma fantasmagórica. Habían logrado salir de la carreta a tiempo; pero cuando se levantaron para ir a ayudarla, una tormenta de arena les tomó por sorpresa para finalmente separarlos. Ryan no veía a su hijo ni tampoco veía a Colt; pero si creía oír el susurro de su esposa muerta en el viento desértico. Imposibilitado de moverse por las fuertes ráfagas de arena que caían en su rostro. No tuvo otra opción que caer al suelo para poder protegerse. Desesperado y con un gran temor gritó

- ¡Jerry!, ¡Colt!, ¡¿están allí!?, ¡¿pueden oírme?!- sin embargo las palabras se las llevaba el viento, lo que si creyó oír no fue el sonido de su hijo y de su amiga sino la voz de su madre en pleno desierto

"mi pequeño, mi dulce e inocente hijo" le decía con un tono de tristeza para luego verla nuevamente allí, delante suyo en la casa cuando tenía unos cuatro o cinco años, en realidad no lo recordaba bien. Lo que si recordaba era que ella estaba llorando, de cabello rubio y con una camisa blanca con una falda verde. Su madre transmitía una gran pena en su llanto

- Tu papá murió- le dijo con pesar

- ¡¿Cómo?!- preguntó Ryan sorprendido

- Un accidente con el caballo, cayó al suelo y se golpeó la cabeza con una roca… ¡se desnucó!- le respondió su madre con una expresión de pesar, sin embargo Ryan notó algo en su voz, algo que no estaba bien, cómo si eso ultimo fuese fingido o ensayado antes que espontaneo y autentico- hijo mío, no quiero que te acerques nunca más a las montañas que se encuentran cerca de nuestra propiedad ¡¿me escuchaste?! ¡nunca! Es un lugar peligroso para ti

Luego lo abrazó mientras rompía a llorar sobre su cabeza. Ryan nunca olvidaría como su madre, una mujer de cabello rubio y ojos verdes, se lamentaba con un pañuelo para después decirle

- Ahora eres el hombre de la casa, deberás ser fuerte por ambos

Sin embargo esa fuerza que su madre le pedía tener nunca pudo sentirla por completo. Sentía un gran peso, una gran amargura e incluso una gran vulnerabilidad que se acrecentó cuando su amada madre murió debido a la maldita neumonía que ella tuvo cuando Ryan contaba con unos veinte años de edad. Creyó que moriría en aquellos días, no pudo ser fuerte como su madre quería y no pudo ser valiente como su padre una vez le dijo muchos años atrás.

. . .

Su padre era tan idéntico a él que muchos que lo conocieron solían decir que Ryan era su vivo retrato. Solía recordar un día en que intentó dominar un caballo cuando él tenia unos cuatro años de edad. Aun era muy joven según lo que decía su madre; pero Ryan deseaba aprender a montar. Todo iba bien hasta que el equino se asustó por algún motivo y corrió con él todavía montado, su padre le gritó que saltase; pero no pudo hacerlo. Estaba asustado, por lo que petrificado por el miedo se quedó arriba del caballo lo mas que pudo hasta que su padre, quien cabalgaba en su propio corcel, logró alcanzarlo y salvarlo a tiempo. sacándolo de allí, tomándolo con su mano izquierda para poder colocarlo en su montura.

Recordaba llorar cuando estaba en el suelo. Su padre, molesto, le dio una bofetada suave; pero igualmente dolorosa diciéndole

- Ya deja de llorar pequeño, no ha sido nada, tienes que ser fuerte y valiente hijo- le habló su padre con severidad y algo cercano al amor paternal- nosotros no siempre estaremos aquí para ti mi pequeñín, por lo que tú debes ser fuerte para afrontar las adversidades de la vida, también lo suficientemente valiente como para poder pelear contra todos aquellos que te amenacen o amenacen a tus seres queridos, ¿puedes prometerme que serás fuerte y valiente hijo mío?

- S… si papá- le respondió Ryan entre sollozos; pero con una convicción que deseó conservar años después

Tristemente no pudo conservar la promesa. No podía ser fuerte, lo intentaba; pero no podía y mucho menos podía ser valiente. Estaba muy asustado en realidad en ese momento. El viento del desierto aun corría con intensidad y no podía hallar a nadie, internamente comenzó a hacerse esa maldita pregunta que se hizo durante toda su vida.

¿Soy un cobarde? No quería creer que lo era, se negaba internamente a aceptarlo. Recordó a su amada esposa, el día que fue a su hogar por simple casualidad.

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Era tarde, posiblemente el sol estaba a punto de ocultarse, Ryan se encontraba sentado en su silla cuando notó a una pobre mujer que se acercaba, casi corriendo, su aspecto era terrible. Parecía haber pasado por un infierno. Sin pensárselo dos veces fue en su ayuda. La tomó entre sus brazos para decirle

- ¡Tranquila señorita!, ¡todo estará bien!

- A…agua… necesito… beber algo- gemía ella casi inconsciente a lo que Ryan la llevó a donde estaba el pozo de agua para sacar de inmediato un balde lleno.

Después de que le dio un poco de agua fue que ella se recobró y Ryan sonriente le pregunto

- Cielos señorita, eso sí que estuvo cerca, casi se muere- después añadió- ¿qué hacía por aquí?

- Vine con una excursión- le respondió ella casi entre jadeos- yo… junto a unos… amigos… buscábamos una mina de oro… abandonada que hay por… las cercanías; pero unos apaches nos… atacaron, solo yo sobreviví

- ¡Apaches malvados!- exclamó con indignación Ryan, mirando con cariño a la mujer le dijo- no se preocupe señorita, está a salvo ahora, yo cuidare de usted

- G…gracias- le respondió aquella mujer sonriendo

- Aunque me temo informarle que no hay una mina de oro en las cercanías, lo único que hay es desierto y mas desierto con algunos montes áridos- le aseguró Ryan riendo por completo

- Cielos… debo parecerle… una tonta- gimió aquella mujer comenzando a reír por lo estúpido de la situación

- Solo un poco- le respondió él riendo

Al poco tiempo se hicieron amigos, poco le importaba a Ryan el que aquella mujer se pareciera físicamente a su madre, porque ella era distinta a su madre en todo. Su madre le hubiese dicho que fuese valiente y se dirigiera a enfrentar a los Apaches; pero aquella hermosa mujer, que con el tiempo seria su esposa, no le dijo eso, todo lo contrario, ella deseaba que se quedase en casa para no dejarla sola. Ahora en el interior de la mente de Ryan esa pregunta nuevamente se hacía en su cabeza

¿Soy un cobarde? No, no lo era. Esa era la respuesta que su esposa le contestó al no esperar de él un héroe sino un esposo amoroso y un amigo simpático, alguien con quien envejecer. Sonriendo supo la respuesta. No era un cobarde, era valiente y la única razón por la que él no era lo suficientemente fuerte se debía a que no tenía algo por que luchar y que sacase lo mejor de él

Sonriendo le dijo al espíritu de su esposa

- Gracias amor mío, sé que tu amor me hizo fuerte, ahora debo serlo por mi hijo y por mi mejor amiga

Después se levantó dispuesto a buscar a su hijo y después a Colt.

. . .

Siguió su búsqueda por el desierto hasta que a la distancia vio un bulto, se trataba de una silueta pequeña, por lo que sonriendo le gritó

- ¡JERRY!

La silueta lo vio y le hizo un saludo mientras se dirigía hacia donde estaba él, tapándose la cara de la arena que corría debido al viento. Por fortuna esta era de menor intensidad.

Padre e hijo se vieron y sonriendo se dieron un fuerte abrazo

- ¡Gracias a Dios que estas bien!- le dijo Ryan intentando no llorar

- Papá, me duele- gimió Jerry después preguntó- ¿Dónde está Colt?

- No lo sé hijo- le respondió Ryan- debe estar arriba de un caballo buscándonos seguro

- ¡Debemos encontrarla!- exclamó Jerry intentando continuar con la búsqueda

- Hijo escucha- le dijo Ryan con calma mientras lo sostenía- ella sabe cuidarse sola; pero nosotros debemos buscar refugio de la tormenta

- Está bien papá- le dijo Jerry con un gran pesar- sé que esto es demasiado para ti, no tienes que fingir una fortaleza que sabemos que no tienes

- ¿Qué?- preguntó Ryan sorprendido- ¿Por qué dices eso?

- Papá, tanto yo como Colt sabemos que no eres alguien con la fortaleza necesaria para determinados asuntos y está bien, por eso quiero ayudarte, para mí no eres un cobarde ni un débil, mucho menos un afeminado; pero yo quiero mucho a Colt, ella nos ha protegido desde que la conocimos sin pedirnos nada a cambio- luego aun con la tierra ocupando su rostro, unas lagrimas salieron de sus ojos mientras añadía- papá, yo la quiero como quería a mamá, no sé si eso está bien o está mal; pero no puedo permitir que le suceda algo, ni a ella ni a ti, yo puedo ser fuerte por ambos papá, siempre lo fui

- Hijo- murmuró Ryan bajando la cabeza, con pesar le dijo- siento mucho no poder ser el hombre que un hijo esperaría en su propio padre; pero quiero que sepas que yo también amo a Colt, su cabellera rojiza, sus ojos azules similares a los de tu madre y esa seguridad que me hace sentir fuerte y protegido a su lado; pero si algo te pasase yo nunca me lo perdonaría, nunca me perdonaría ser tan cobarde e inútil para no haberlos ayudado antes

- Papá- gimió Jerry a lo que Ryan sonriendo le dijo

- Vamos hijo, busquemos a nuestra amada amiga, no podemos dejarla sola ahora

- Si papá- le respondió Jerry sonriendo

Ambos comenzaron la búsqueda mientras que la tormenta parecía estar amainando.

. . .

Buscaron con rapidez por todos los alrededores. Ryan comenzaba a llorar por la pena mientras gritaba

- ¡Colt!, ¡¿Dónde estás?! ¡¿háblanos?!

- ¡Estamos aquí amiga!- exclamó Jerry que en su interior se imponía un valor que le costaba mantener- ¡por favor háblanos!, ¡te necesitamos!

Luego oyeron un relincho. Al parecer un caballo estaba cerca. Jerry sin siquiera detenerse a pensarlo, fue a donde había oído el relincho mientras gritaba

- ¡COLT!

- ¡Jerry espera!- le gritó su padre siguiéndolo, después vio a la distancia a su caballo el cual estaba parado cerca de un bulto- ¡oh no!, ¡no por favor!

La tormenta estaba calmándose, la arena ya no estaba tapando sus ojos y se podía ver a los alrededores. Jerry se acercó a donde estaba el bulto para comenzar a llorar al ver que este no se movía

- ¡Papa!, ¡no se mueve!- gritaba Jerry totalmente aterrado como también angustiado- ¡¿acaso Colt esta?!

- Hazte a un lado hijo- le pidió Ryan acercándose al cuerpo enterrado en la arena- ¡vamos amiga!, ¡no nos hagas esto!

Luego sintió algo en su corazón. Era una sensación que nunca antes había sentido. ¿Podía ser esto el llamado valor y la fuerza que todos querían que él tuviese? No lo sabía.

Tomó el bulto y lo movió mostrando el cuerpo inconsciente y malherido de Colt. Estaba perdiendo sangre casi a borbotones, su rostro se veía muy pálido. Ryan sintió en ese momento un golpe muy fuerte en su interior y como si hubiese sido sacudido por un rayo al ver que el rostro de su amiga se veía de forma tierna y serena, Ryan la tomó entre sus brazos como si fuese una novia, tenía sus piernas junto a su espalda en sus brazos. El sombrero de Colt cayó al suelo; pero Jerry lo recogió. Después comenzó a moverse con rapidez

- Debemos llevarla a una cueva o algún lugar donde pueda preparar una fogata- indicó de inmediato Ryan- somos su única posibilidad

- ¿Papá?- preguntó sorprendido Jerry al ver a su padre actuar por vez primera con esa seguridad que siempre deseo ver en él- ¿Qué piensas hacer?

- Una vez tu abuelo me contó que tuvo una riña en un bar, el sujeto con quien peleaba era un mal perdedor por lo que lo apuñaló por la espalda, logro sobrevivir quemándose su herida- le contó Ryan- en medio de una tormenta de arena, aunque ya este calmándose, no podemos crear una fogata, tenemos que buscar una cueva de inmediato

- Podemos llevarla a casa- le sugirió Jerry; pero Ryan negó con la cabeza para añadir

- Ya no es seguro volver allí campeón- luego con una mirada de tristeza le respondió- lo mejor es que huyamos, salvemos a Colt y después larguémonos a California con ella, una casa no vale una vida , en especial una vida tan increíble como la de nuestra amiga, ¡ahora vamos!, ¡no tenemos ni un minuto que perder!

- ¡Sí!- exclamó Jerry siguiéndolo

. . .

La llevaron en brazos durante un buen trecho. Ryan sentía como esa fuerza nacía de su interior por que se preocupaba por ella. Pudo ver que tenía una pequeña lastimadura en su frente producto de ese piedrazo que recibió. Muy en el fondo sentía vergüenza al notar eso, debió haberle hecho caso y por no escucharla ahora estaba cerca de morir. ¡Pero eso no pasaría en su guardia! Ella ya les había mostrado lo que vale, ahora era su turno de mostrarle lo que él valía, podría no saber usar un arma; pero si sabia curar heridas e incluso podía dar apoyo moral a quienes lo necesitasen, luego se dio cuenta de dos cosas que le hicieron sonreír, la primera fue que no era débil como creía y que en realidad si poseía una gran fuerza, la segunda… él amaba a Colt y no le molestaría seguirla a donde fuese con tal de estar a su lado, porque esa fuerza nacía de su amor hacia ella.

Buscando una cueva fue que noto algo a la distancia, se trataba de una entrada a una mina. Eso lo tomó por sorpresa; pero eso y una cueva eran lo mismo

- ¡Hijo mira!- le dijo Ryan a Jerry mirando con sorpresa aquel descubrimiento

- ¿Acaso eso es la entrada de una mina?- preguntó Jerry sorprendido

- Así parece- después noto que la sangre estaba comenzando a salir con más fuerza que antes por lo que le dijo a Jerry- debemos darnos prisa, ¡vamos hijo!

- Si papá y… ¿papá?

- ¿Qué hijo?- le preguntó Ryan con una sonrisa

- Estoy orgulloso de ti- le confesó él dirigiéndose a la cueva sosteniendo el sombrero de su amiga

- Gracias pequeño- le respondió Ryan a la vez que se adentraba hacia la cueva

Después ambos, padre e hijo, entraron a su refugio temporal con su amada amiga en brazos totalmente dispuestos a salvarla.