Los Guardianes estaban en Akena con Zoe, una científica humana, usaba lentes y bata blanca. Tenía cabello castaño con ojos azules y piel blanca. Estaba anotando algo en una libreta mientras los Guardianes la miraban con sus armaduras puestas a excepción de sus cascos.
— ¿Listo? — preguntó Joseph.
— Listo. — respondió Zoe. — ¡Que emoción! ¡Hace siglos que no teníamos datos sobre los Guardianes! ¡Estoy tan emocionada!
— Tus padres estarán orgullosos.
— Hablando de mis padres… ¿Recuerdas ese pequeño favor que me debes?
— ¿Favor…? ¡Oh! ¡Aquél favor!
— Bueno… — dijo sonrojada. — Quería saber si quisieras venir a mi casa mas tarde, mis padres quieren verte… y también podríamos hacer algo más tarde…
— ¡Claro! ¡Hace años que no veo a tu familia! Y una reunión con una vieja amiga suena divertido.
— ¿¡De verdad!? ¡Gracias! — alegremente.
— No hay problema, ¡Mándale saludos a tus padres de mi parte! — Zoe regresó a Akena y Joseph sonreía por haber ayudado a una amiga.
— Joseph — dijo Sohee con una sonrisa, pero un aura macabra la rodeaba. —, ¿Conoces bien a Zoe?
— Bueno, si, es una amiga. — respondió con inocencia.
— Ya veo… Es que es bonita.
— La verdad es que sí, es bastante atractiva. — Sohee ocultó su ira.
— ¿Qué relación tienes con Zoe? — Alister sabía muy bien lo que pasaba.
— Zoe y yo nos conocemos desde hace mucho, de hecho, conocí a su familia gracias a mi padre.
— ¿De veras? ¿Y qué era ese… favor… que le debes?
— Bueno, es más una deuda con su familia. Su padre diseñó e hizo los dispositivos que ocultaban las orejas de mi madre y luego las mías.
— ¡Oh! ¡Eso es un alivio!
— ¿Por?
— ¡Oh, por nada! ¿Y… donde vive su familia?
— Oh, Zoe vive aquí en Akena, pero su familia vive alejada.
— ¿Qué tan lejos?
— Creo que es… En una zona privada en un bosque al oeste de aquí.
— Joseph — dijo Alister rodeando su cuello con su brazo. Rió un poco y se alejó de Sohee con Joseph. —, tú sabes que te quiero y te respeto, pero la pechuga de pollo que tienes en la azotea te quita puntos.
— ¿De qué hablas?
— ¿Nunca te diste cuenta? Viejo… Zoe está enamorada de ti. Desde el entrenamiento te ama.
— Espera… ¿¡Qué!?
— ¿Y ahora sabes lo que significan las preguntas que Sohee te hacía? — Joseph se dio cuenta y vio a Sohee sonriendo, pero ya se daba cuenta de lo que ocultaba esa sonrisa.
— N-No puede ser posible… Sohee no es c-celosa.
— Bueno, te deseo la mejor de las suertes… Si me disculpas. — dijo sacando unos papeles de su pulsera. — Ya van dos días desde que Sabrina desapareció.
— Sí… ponlos en todas partes.
— Sí… — Alister salió corriendo dejando a Joseph y Sohee solos.
— Josh… — dijo Sohee en un tono melódico.
— S-Sohee… ¡N-No es lo que parece! ¡Es que… yo solo quería complacer a una vieja amiga y saldar mi deuda con su familia!
— Josh.
— ¡Debes entender! ¡E-Ella es solo una amiga…!
— Josh… yo… quiero que me digas que soy bonita también… — Joseph se vio confundido. — Es que… cuando dijiste que ella era muy atractiva… tú no me has dicho así…
— Sohee… — dijo acercándose. — Tú eres la chica más bonita y hermosa de todas. Tus ojos verdes, tu cabello, la suavidad de tu piel. — Sohee se puso roja. — Lo adorable que te ves sonrojada, eres mi todo. Además, yo solo me entregué a una chica, a ti.
— B-Bueno… Maya ayudó un poco… — ambos sintieron una sensación extraña en sus cuerpos, un cosquilleo. — Josh… v-vamos a un lugar m-mas privado… — sus corazones latían con fuerza, ambos sabían lo que tenían que hacer. Joseph tomó su espada y se tele transportaron al palacio. — Ven… conozco un lugar más privado. — ella lo guio hasta una habitación bien cerrada, entraron y cerraron con llave. — Bien, ahora que estamos solos… ¿¡Por qué aceptaste ir a su casa!? — exclamó enojada.
— ¿Qué?
— ¡Tenías que ser tú y tu lentitud!
— Yo, solo pensé que sería una buena idea.
— ¡Oh, claro!
— Sohee, basta, es la primera vez que te veo así. — Sohee hizo un puchero y le dio la espalda a Joseph. — Estás siendo muy dramática con eso. Literalmente ayer estabas feliz de estar conmigo… ¿Qué te pasa?
— Nada.
— Bien, si ése es el caso. — Joseph tomó su espada y se fue. Sohee miró en donde él estaba y se entristeció. Se puso su casco.
— Cancelen la reservación.
— ¿Cómo?
— Hubo un problema…
— Princesa, ¿Está segura? Este es un establecimiento muy costoso y le tomará mucho tiempo encontrar una fecha para reservar.
— Estoy… segura… — se quitó su casco y comenzó a llorar.
Pasaron varios minutos, Joseph caminaba por Akena, recordando los días en los que él pasaba por ahí como recluta. Caminó hasta llegar a una casa de dos pisos y tocó la puerta, se escuchó como que alguien cayó al suelo junto a una voz femenina nerviosa. Joseph estaba por entrar a la fuerza pensando que había un asalto, pero Zoe abrió, usaba una túnica verde, shorts oscuros y botas cortas, estaba algo despeinada y se veía que había sufrido unos golpes recientes… eso explica el sonido.
— J-Joseph. — dijo Zoe nerviosa. — Llegaste temprano.
— Bueno, no tenía nada que hacer…
— ¿Q-Quieres entrar?
— Si se me permite.
— No es molestia. — Joseph entró a la sala principal, había una mesa tirada en el suelo junto a la silla, habían dibujos de las armaduras de ellos en el suelo y tinta derramada.
— ¡Ay, diosas! — exclamó Joseph al ver el desorden.
— N-No te esperaba tan temprano… Estaba ocupada con los retratos de sus armaduras para tener un registro.
— Déjame ayudarte.
— ¡N-No! ¡Eres mi invitado!
— Bueno, cuando nos conocimos no te importaba que yo recogiera tu desastre. — dijo comenzando a recoger los papeles. Pasó un tiempo y se encontraba limpiando la tinta en el suelo mientras Zoe se puso una compresa helada en un morete muy feo en su pierna derecha. — Listo. — dijo manchado de tinta.
— G-Gracias. — dijo Zoe apenada que la ropa de Joseph esté algo manchada de tinta. — Esa tinta no se quita de la ropa…
— ¿De verdad? Es una pena… Me gustaba esta camiseta.
— ¡Eso no ayuda en nada! — exclamó aún más apenada.
— Bueno… ya qué. — dijo sentándose al lado de Zoe quien se puso más roja. — ¿Te sientes mejor?
— ¿Qué?
— La pierna.
— ¡Oh! ¡Claro! Aún duele… pero estaré bien.
— Déjame ver… Si puedo, claro está.
— P-Puedes. — Joseph se acercó y levantó la compresa de hielo y vio el moretón.
— Auch, ¿De qué están hechas esas mesas? Pero se ve bien, en unos días desaparecerá el color, no te preocupes.
Pasaron varios minutos, Joseph estaba sentado en la mesa viendo los dibujos de Zoe mientras ella traía comida, sus dibujos tenían datos muy útiles acerca de las armaduras Meca, como:
Armadura: Arquero.
Nombre clave: D001
Portadora: Sohee Miracle.
Antiguo portador: Dante el Magnífico.
Con la capacidad de volar, gran agilidad y una portadora experimentada, la D001 es una fuerza necesaria en combates contra múltiples objetivos debido a su arsenal de armas explosivas de baja y media potencia.
Armadura: Asesino veloz
Nombre clave: K003
Portador: Alister Dagger.
Antigua portadora: Karina Dagger.
La armadura más rápida de todas y cuchillas que, hasta más recientes experimentos, se ha descubierto que pueden sobrepasar cualquier cosa. Teniendo un sistema de ventilación le permite mantenerse activa por horas, pero la hace susceptible a agua u otros líquidos ya que entran al interior. Pero con su portador, Alister Dagger, no hay problema para demostrar que esta armadura es una fuerza que se debe temer.
Armadura: Guerrero
Nombre clave: A002
Portador: Joseph Kallen.
Antigua portadora: Abigail Vincent.
La más básica, pero con mayor fuerza. Capaz de levantar treinta veces su propio peso, 3960 kilogramos aproximadamente, y capaz de usar cuatro brazos la hace una ingeniosa y poderosa arma. Su portador, Joseph Kallen, es muy habilidoso y, al usar todo su potencial, es posible que levante más de veinte toneladas.
Zoe llegó y vio a Joseph leyendo. Ella dejó el plato con comida frente a él y otro al otro lado de la pequeña mesa, ambos comenzaron a comer.
— ¿Y tus padres? Pensé que vendrían. — dijo Joseph comiendo.
— Si… bueno… — dijo Zoe nerviosa. — J-Joseph, hay algo que debo decirte.
— ¿De veras?
— Tú… tú… ¡Me gustas! — exclamó, pero Joseph estaba serio mientras comía. Tragó y la miró a los ojos. — ¡Te digo que me gustas! ¡Desde el momento en que te enlistaste al ejército me enamoré de ti!
— Ya lo se. — dijo Joseph casualmente antes de continuar comiendo. — Pero yo no siento lo mismo.
— ¿Q-Qué? — dijo Zoe confundida. — ¡E-Entonces vayamos a comer a algún lado! ¡Así me conocerás y estaremos juntos!
— No. — dijo antes de continuar.
— ¿¡Por qué no!?
— Tres razones. Número 1: Ya estoy en una relación. — a Zoe se le quebró el corazón al escuchar eso. — Número 2: Lo nuestro no funcionaría, eres una de, si no es que la científica más importante de Akena. Número 3: Tienes novio. — Zoe se sorprendió.
— ¿C-Como es que…?
— Zoe, hubo un tiempo en el que me gustabas, así que cuando mi entrenamiento terminó, te seguí para decirte lo que sentía, pero ya estabas apartada, te vi entrar a un restaurante con un chico, primero pensé que era un amigo o familiar, entonces se besaron y ahí me di cuenta. ¡Dato divertido! Conocí al chico hoy mismo, un buen sujeto y él te ama, así que, por favor, quédate con él. No le diré nada de lo que dijiste aquí, te dejaré como que nada hubiera ocurrido, seremos amigos otra vez. — Zoe comenzó a llorar. Joseph se le acercó. — Sé que es difícil, pero todos tenemos nuestros caminos que, si tenemos suerte, se juntan, los nuestros son paralelos. No llores, tienes un novio que te ama, una bonita casa y un increíble trabajo, así que… sigue con tu vida.
— P-Pero…
— No, esta cena me hizo discutir con mi novia… Y me odio por eso, iré a hablar con ella tras terminar esto. ¿Lo entiendes?
— Y-Yo…
— Zoe, siempre te voy a querer, pero como una amiga, tu novio es quien de verdad te ama, nunca olvides eso, porque seamos honestos, nosotros nos parecemos demasiado, y si alguien es capaz de amar a alguien como nosotros, debemos estar con ése alguien por siempre. ¿Entiendes?
— S-sí. — dijo escurriéndose las lágrimas.
— Bien. Nos vemos. — dijo caminando hacia la mesa, tomando el plato vacío y dejándolo en el lavabo. — Ahora sí, nos vemos. — dijo saliendo por la puerta, miró a la derecha y vio al novio de Zoe llorando. — Viejo, ahora está todo arreglado. Al menos se liberó de esa carga.
— No quiero perderla… — dijo el chico llorando.
— Y no lo harás, créeme, la conozco muy bien. — miró el cielo. — Si yo fuera ella, una vez me deshiciera de esta carga, todo sería como antes…
— ¿De verdad lo crees?
— No. Pero no se pierde nada intentando. — se agachó y tocó el hombro del chico. — Habla con ella y que sea lo que las diosas quieran.
— ¡Joseph! — exclamó Zoe saliendo, entonces lo vio con su novio. — D-Dylan…
— Bueno, me voy, no quiero interferir más con ustedes. — y se fue caminando.
Continuó mientras miraba todo el lugar, miró un pequeño local de comida, vio a una pareja comiendo felices. Continuó hasta ver una repostería con enormes pasteles, entonces recordó que en unos días sería el cumpleaños de Sohee, eso lo alarmó. Continuó y vio un cartel de perdido con un retrato de Sabrina.
— Sabrina… ¿Dónde estás? — preguntó Joseph preocupado.