Un infierno... (Parte 2)

Sabrina estaba frente a Astrid, ella la miró con serenidad y calma mientras un íncubo volaba hacia ella, hablaron en voz baja y él se fue.

— Sabrina, ¿Qué te trae por aquí? — preguntó con una voz seductora.

— ¿Enserio preguntas? — dijo Sabrina.

— Igual de orgullosa que tu madre. ¿Ya sabes lo que sucede o te lo explico?

— Sería bueno un poco de contexto.

— Bien. — ella se paró y se encogió hasta ser un poco más alta que Sabrina. — Desde hace unas semanas, varios demonios han desaparecido. Lo raro es que son solo los demonios normales, pecadores y diablillos.

— ¿Nada de súcubos, íncubos o unicornios?

— No.

— Bueno… eso es raro, muy raro.

— Lo se, he enviado a muchos de mis soldados a buscar a los desaparecidos, pero no ha aparecido nada…

— Escuché que Nissa está buscándolos también.

— Si, ella se alió con Jacob para buscar a los desaparecidos.

— ¿Jacob está aquí?

— Así es. ¿Vas a participar?

— ¿Qué otras opciones tengo? — preguntó. Astrid se le acercó.

— Bien, necesito que vayas al distrito sur, ya sabes donde queda. Ahí estarán Nissa y Jacob en su base. Con tres pecados capitales juntos podrán encontrar a esos demonios. — entonces ella olfateó algo. — ¿Has estado cerca de los dioses de tu mundo?

— Vivo con uno.

— Oh vaya… te recomiendo ducharte si no quieres que te detecten.

— Si… ¿Puedo usar tu baño?

— Claro.

Tras una ducha rápida y nueva ropa, menos indecente, Sabrina alzó el vuelo hacia el distrito sur. Llegó, era un lugar lleno de bares y burdeles, pero se veía limpio, las súcubos e íncubos eran los principales residentes. Ella voló hasta ver un motel con un cartel que decía: Si vienes a coger o a llorar por no coger, no nos importa. Ella caminó por las ventanas hasta encontrar una abierta, ahí estaban Nissa y Jacob mirando un mapa.

Nissa era una súcubo, justo como Astrid de voluptuosa, tenía cabello morado como su tono de piel, ojos rosados, cuernos negros, vestía una vestido rojo ajustado, sus alas eran más grandes que las de Sabrina. Jacob era un demonio común, con cabello largo oscuro, piel rojiza, dos cuernos en su frente, musculatura marcada, llevaba puesto una sudadera roja, pantalón negro, guantes sin dedos y su cola tenía espinas cerca de la base.

— Han pasado unos años, chicos. — dijo Sabrina desde la ventana.

— ¡Brina! — exclamó Jacob con una sonrisa. — Déjame ayudarte. — dijo abriendo la ventana. Sabrina entró y estrechó la mano de Jacob.

— Jacob, es un placer volver a verte. ¿Cómo te ha ido? ¿Las chicas están bien?

— Este es el infierno, Brina, y como el Bégimo de la Ira, me veo en la obligación de ayudar como sea posible. En cuanto a las chicas, todo bien.

— Me alegro. ¿Nissa? — dijo mirándola.

— Sabrina… — dijo mirándola molesta, Sabrina le devolvió la mirada. — ¿Qué haces aquí?

— Escuché que me necesitaban. Y como representante del pecado de la soberbia, debo hacer lo mío. Y como tú te robaste el poder de la lujuria de otra súcubo…

— Oye, yo no soy una princesa como tú.

— Astrid es tu madre.

— Ella es una zorra, no apta para ser reina.

— Chicas, cálmense. — dijo Jacob con tranquilidad.

— ¡Tú te callas! — exclamó Nissa. Jacob suspiró, puso la palma de su mano en su cuerno derecho y se hizo un corte, de su boca comenzó a salir fuego, tanto Sabrina como Nissa se hicieron un corte en la mano y se alejaron de Jacob.

— Ustedes saben de lo que soy capaz, si no se calman, volaré este lugar.

— N-No te atreverías… — dijo Sabrina visiblemente asustada.

— ¿Me tientas? — preguntó acercando su mano a su boca de la cual salían flamas.

— ¡Esta bien! — exclamaron ambas.

— ¡Perfecto! — exclamó Jacob con una sonrisa. — Ahora con lo que nos concierne: los desaparecidos. — dijo caminando hacia el mapa que estaba pegado a la pared.

— ¿Enserio el mismísimo Bégimo de la Ira nos apoya? — preguntó Sabrina.

— Cualquier ayuda es mejor que ninguna. Supongo que también la tuya… me guste o no… — dijo Nissa caminando hacia Jacob.

— Si…

Pasaron dos días, los tres vigilaban desde las azoteas por cualquier actividad fuera de lo normal bajo los estándares del infierno. Jacob comía una rebanada de pizza, Nissa tenía la caja y Sabrina miraba asombrada ese alimento.

— ¿Eso es la pizza? — preguntó Sabrina mirando dicho alimento.

— Si, me sorprende que en tu infierno no tengan comida así. — dijo Nissa tomando una rebanada. Sabrina también lo hizo y le dio un mordisco, el queso, la salsa, el peperoni, la carne, todo era glorioso.

— ¡¡¡INCREÍBLE!!! — exclamó ella alegre.

— ¿Finalmente tomaste un pedazo? — preguntó Jacob.

— ¿Cómo es que tengo quinientos años sin conocer esto…? — preguntó llorando mientras comía.

— Bueno, en tu infierno hay magia mas increíble que en el nuestro.

— ¿Te debo recordar que eres un Bégimo?

— Tu padre llevaba una armadura ultra futurista.

— Buen punto.

— Hablando de eso… ¿Cómo son esos… como era… Guardianes?

— Oh, ellos, son héroes, fuertes guerreros que salvaron el reino.

— Hasta donde sé, ellos trabajan para las diosas. — dijo Nissa tomando refresco de un vaso.

— Bueno, sí, pero no son tan malos en lo que hacen.

— ¿Los conociste? — preguntó Jacob sentado con ellas.

— Sí, de hecho, soy amiga de ellos y vivía con ellos. Pero mi madre me raptó y me obligó a hacer…

— ¿¡¿¡VIVÍAS EN LA SUPERFICIE!?!? — exclamó Nissa sorprendida.

— Wow… Los demonios no tienen permitido ir a la superficie, mucho menos desde las distintas e inevitables guerras entre los ángeles y nosotros. — dijo Jacob. — Yo solo fui una vez. Pero tú viviste ahí…

— Bueno… — entonces Jacob detectó algo, tomó unos binoculares y observó a una figura sombría caminar por la calle.

— Un pecador pasando por aquí.

— ¿Y eso es raro porque…? — preguntó Nissa.

— Hasta donde se… — notó algo metálico, parecía una cuchilla de algún tipo. — No se permiten las armas en los pecadores.

— Déjame ver. — dijo tomando los binoculares, notó la cuchilla. — Es verdad. — Sabrina se acercó y vio a la figura que seguía a una demonio hacia un callejón.

— Quizás… Solo sea una prostituta con un cliente con fetiches extraños. — decidieron esperar, pero la figura sombría comenzó a correr saliendo del callejón. — ¡Olvídenlo! ¡Nissa, Sabrina, sigan al tipo ese por el aire, iré a ver al callejón! — ambas alzaron vuelo mientras Jacob bajó al callejón. Él entró y no vio absolutamente. Sabrina y Nissa seguían al demonio por el aire, pero él entró a un establecimiento, bajaron del cielo y entraron para encontrarse a la figura, era un pecador de apariencia extraña, parecía un fantasma hecho de humo negro, ojos rojos, y vestía un chaleco rojo.

— ¡Alto ahí! — exclamaron ambas materializando sus armas, Nissa materializó una pistola roja con adornos dorados y Sabrina su hacha.

— ¿Un hacha? ¿En serio? — preguntó Nissa apuntando con su pistola. — Ustedes son muy primitivos…

— ¡No dispare, por favor! — exclamó el pecador aterrado.

— ¡Suelte su cuchillo! — exclamó Sabrina levantando su hacha, el pecador se vio confundido. — ¡Que sueltes el cuchillo! — entonces se dio cuenta.

— ¡Oh! ¡No es un cuchillo!

— ¡No me importa, suéltalo! — exclamó Nissa. El pecador tomó su arma de su cinturón y la tiró hacia ellas, Sabrina lo miró, era un cuchillo de juguete.

— ¿Por qué llevas un juguete contigo?

— Es para evitar los problemas.

— ¿Sabes algo de los desaparecidos?

— A-Algo…

— ¡Habla!

— Bueno… Estaba yendo con una chica que conocí a un callejón. Se suponía que sería un rapidín, pero de la nada, un tipo apareció y la mató frente a mis ojos antes de desaparecer… luego ustedes aparecieron mientras corría…

— ¿Entonces no eres partícipe de estos secuestros, o mejor dicho, asesinatos? — preguntó Nissa.

— No… ¡Lo juro! ¡Yo no mataría a nadie! ¡Solo llevo dos semanas en este lugar!

— Si… puede que diga la verdad, aún huele a la superficie. Bueno, será mejor ver como van las cosas para Jacob. — él se encontraba en el callejón, miró un líquido negro en el suelo, sangre de demonio, la olió, era reciente, seguía tibia. Nissa y Sabrina aparecieron.

— Esto es una escena del crimen… — dijo mirando como la sangre se evaporaba rápidamente. — ¿Algo sobre el tipo?

— Un chico que quería una compensación por el tamaño de su pene que no recibió un final feliz.

— Según él, un tipo apareció. — dijo Sabrina. — Antes de venir preguntamos por detalles y nos dijo: Era como ver el mal encarnado…

— Eso no nos sirve de nada… — dijo Jacob decepcionado. — Maldición… quizás si hubiéramos venido a investigar…

— No tenemos la culpa de nada, era inevitable.

— Siempre hay una forma de evitar estas cosas… Regresemos al motel.

En el motel, Sabrina miraba el mapa consternada, buscando algo, pero no sabía que buscar. Nissa estaba desnuda molestando a Jacob quien estaba intentando escapar de ella, pero con un movimiento rápido de su cola, Nissa lo derribó.

— ¡Sabrina! Como amiga súcubo, ¿Quieres compartir a Jacob? — dijo Nissa sentada sobre Jacob.

— ¿Ahora somos amigas?

— ¿Oh? ¿Estás molesta? Antes ustedes eran novios.

— Nissa, esa doble personalidad que tienes me molesta tanto. Tenemos que concentrarnos.

— Oh… Pero solo mírate. — dijo observando que Sabrina estaba un poco pálida. — ¿Hace cuanto que no comes?

— Hace dos horas.

— Hablo de NUESTRA comida. — dijo desvistiendo a Jacob en contra de su voluntad.

— Tú sabes que no me gusta eso.

— En este lugar, la azúcar no es como en tu inframundo. No tiene las mismas propiedades. Además, ¿Recuerdas esas orgías que tenías con Jacob y las demás? — miró el Bégimo que tenía Jacob. — Anne no mentía…

— ¡Déjame de una vez! — exclamó Jacob.

— Oh, no. Tú fuiste el que aceptó esta misión con el pecado de la lujuria, tú te lo buscaste. ¡Ven, Sabrina!

— Que no… — ella se sentía extraña, su cuerpo estaba caliente.

— Oh, tus instintos se han activado. Aunque no tengas las urgencias de nuestra especie, sigues siendo una súcubo después de todo, una súcubo con historia con él, lo extrañas, lo quieres sentir dentro de ti.

— ¡Nissa! ¡No toque eso! — exclamó Jacob intentando moverse, pero Nissa lo sostenía de los brazos y usaba su cola para "estimularlo"

— Nissa… — dijo Sabrina. — Yo no soy como tú… o como nuestras amigas… ¡Pero ya me cansé! — exclamó saltando hacia Jacob quien vio su vida pasar ante sus ojos… "Sería un buen libro." Pensó antes que su vista fuese tapada por Sabrina.