la mañana llegó muy rápido, las clases en el primer instituto pasaron y ahora era hora de irnos al segundo institución. Lo único que pedía cuando entre en el bus era que ella no hubiese faltado a clases. Cuando entre me di me sentí muy feliz de verla y más feliz ya que mis amigos se habían sentado en la mitad del bus y el único asiento libre para mi era en donde estaba ella. Cuando me senté, ella me miró y me gustaba, pero volvió a voltear la cabeza para ver hacia la ventana, eso no me gustó y volví a hacer sonidos lacivos con su nombre. Me gustaba verla incómoda, pero no me di cuenta que estaba haciendo lo opuesto a lo que iba a hacer hoy, ella se voltio hacia mía y le pregunté "Te gustaría que pare" ella movió su cabeza de arriba para abajo, haciéndome saber que, en efecto ella quería que pare. Le respondí "vale" y deje de hacer los sonidos. paso un rato y decidí poner ni cabeza en su hombre y me encantó, sabía que ella no iba a hacer ni decir nada. En mi cara había una gran sonrisa que demostraba mi felicidad. Pero decidí retirar mi cabeza después de unos minutos ya que no me sentía muy cómodo con mi pocisio y sabia que ella menos. Unos segundos más y tuvimos que bajar del auto bus. Cada uno tomaba su rumbo a diferentes clases. Me di cuenta que ella tenía la misma dirección a donde yo iba pero entraba entraba en otro salo que no quedaba tan lejos del mío. Su clase era la de animación. No sabía mucho sobre eso, así que no me intereso tanto. Legue a mi clase y todo era tan aburrido como siempre, pero me gustaba saber un poco más sobre con ser mecánico y al final me ayudaría más en mi trabajo. Hace unos días me conseguí un trabajo de mecánico con un amigo de mi padre. Al final de la clase antes de subirnos al bus, uno de mis amigos me envió un mensaje para que fuera a la entrada de la escuela y decidí ir. Acepte ya que el bus siempre trabada un poco en partir. Cuando llegue, mi amigo me presentó a sus nuevas amigos, y una más que otra me interesaron pero después nos fuimos ya que los buses estaba llendo a partir Y esas chicas también tenían que tomar el bus. Cuando llegamos a el bus la vi, sentada solo y me miró, lo único que hice fue giñarle un ojo, ella me miraba con cara de confusión. Segui caminando para sentarme al final del bus ya que esta vez no se sentaron en la mitad del bus. Pero ese día me di cuenta que no me había disculpado por hacer esos sonidos.