Demasiadas cosas pasaron en un día. Al llegar a la estación King's Cross, después de despedirse de su familia, Eileen encontró un compartimiento vacío en el tren y decidió transformarse en un conejo para pasar desapercibida mientras duerme. Aunque no quería hacer público su animago hasta su 3er año, no creía que alguien la descubriera si no mostrara nada anormal. Ya terminando de acomodar su equipaje, se durmió en un segundo, estaba realmente cansada y necesitaba unas horas más de sueño. Olvidando por completo su promesa de encontrarse con los gemelos en el tren, pero no pueden culparla, no tenía energías y ellos aún no habían llegado cuando ella llegó.
Después de unas horas de sueño feliz, Eileen despertó y se dió cuenta de que no estaba sola y para sorpresa de ella, ahí estaban los gemelos y un niño de tez oscura teniendo una conversación que parecía divertida. Pero eso no es lo que la sorprendió sino el hecho de que ella misma se encontraba sobre el regazo de uno de los gemelos, no sabía si era Fred o George; no la juzgues, ni siquiera su madre puede reconocer quién es quien y mucho menos ella.
Fred o George estaba acariciando su pelaje, quedó aturdida por unos segundos hasta que recordó que en este momento era un conejo y suspiró.
Esperó un tiempo a que se distrajera y huyó del compartimiento en busca de alguno vacío o un baño y volver a su forma humana, ya había visto por la ventana que estaba oscureciendo por lo que no faltaba mucho tiempo para su llegada a Hogwarts, tenía que cambiarse a su uniforme.
Mientras daba pequeños saltos por el pasillo, accidentalmente chocó contra un niño, lo que hizo que perdiera el equilibrio y tuviera que sostenerse de su amigo para no caerse. El niño miró al conejo con curiosidad y antes de que Eileen reaccionara, se agachó y la sostuvo en sus brazos -"Parece que te has perdido pequeñín" sonrió lo volteó boca arriba y acariciaba el abdómen de Eileen.
Si Eileen fuera humana en este momento, estaría completamente sonrojada. Forcejeó hasta que fue liberada y huyó como si un troll la estuviera persiguiendo. Lua se burlaba de ella -"Tu reacción es un poco exagerada, ¿Te has enamorado? Si papá lo supiera estaría desconsolado, recuerda que dijo que no se permiten novios hasta nuestros 25 años"
-"¿Enamorarme? ¿Yo? No, solo se siente muy extraño que acaricien mi cuerpo de conejo, da cosquillas" Eileen negó pero Lua siguió sonriendo.
Finalmente encontró un compartimiento que parecía vacío, volvió a su forma humana y sacó su uniforme del espacio para cambiarse. Ni siquiera notó que había equipaje arriba lo que significaba que alguien estaba aquí, o al menos había estado ahí.
Estaba apunto de ponerse una camisa, le tomó mucho esfuerzo el quitarse el vestido que su madre le hizo, y la puerta del compartimiento se abrió abruptamente asustando tanto a Eileen que creyó tener su corazón en la boca. De inmediato se cubrió con la camisa su pecho, aunque no había nada que mostrar, igual era una niña y se sentía tímida. Afortunadamente la persona que abrió la puerta era otra niña, asombrada por la nueva persona en su lugar, cerró la puerta apenas entró y se giró en dirección a la ventana acercándose a su equipaje, parecía haber vuelto para buscar algo; dándole espacio a Eileen para cambiarse con tranquilidad sin que la miraran. Eileen moría de vergüenza y no tenía cara para enfrentarla, mandó a Lua a tomar el control y se hizo la muerta en su espacio mientras Anke se arrastró hacia ella para preguntarle porqué estaba roja. Eileen continuó haciéndose la muerta. Esta vez estaba avergonzada por completo.
Volviendo al tren, Lua continuó vistiéndose con naturalidad y al terminar habló -"Gracias, mi nombre es Eileen, ¿Puedo saber el tuyo?" se colocó unos enormes y gruesos lentes rosados que ocupaban la mitad de su rostro para ocultar sus ojeras.
La niña volteó su cuerpo y miró a Lua por unos segundos, se sentía un poco impresionada por una niña tan pequeña con orejas de conejo, sin mencionar esos extraños lentes que acababa de ponerse, haciendola lucir como una niña vistiendo accesorios de una mujer adulta; Lua también la miró. La niña era bastante linda, ojos miel y cabello castaño claro y rizado. Lua tenía la necesidad de estirar uno de sus rizos que parecían resortes pero se contuvo.
-"Patricia Stimpson, es un placer" sonrió. Lua ya no pudo soportarlo más y preguntó -"¿Puedo tocar tus rizos?".
Eileen: -"..."
Patricia: -"¿?"
Eileen en el espacio viendo esto sentía la necesidad de enterrarse a 50 metros bajo tierra.
-"Mi imagen planeada de chica fría a caído..." se lamentó.
Anke la miró con desdén mientras volvía a observar desde la pantalla que habían creado para ver lo que pasaba afuera y dijo -"¿Realmente crees que podrías actuar fría con un par de orejas de conejo que se mueven constantemente en tu cabeza?"
-"Me olvidé de ellas..." Eileen derramó lágrimas imaginarias.
Patricia se sorprendió por su pregunta y comenzó a reírse, Lua se sintió ansiosa, aún no le responde y está luchando ferozmente contra su impulso que le llama a estirar sus rizos. Finalmente la niña pareció notar su dilema y accedió a su petición extraña y vergonzosa en opinión de Eileen.
Lua parecía descubrir un juguete nuevo al estirar una y otra vez un rizo y riéndose como una niña que está haciendo travesuras, Patricia parecía interesada en esta niña pequeña que no parecía tener ni siquiera 10 años. Quería seguir jugando con ella pero escuchó que la llamaban y para tristeza de Lua, se despidió de ella y le dijo que continuaran hablando en Hogwarts. Lua soltó a regañadientes su rizo y se despidió volviendo al compartimiento dónde estaban los gemelos.
Al entrar al compartimiento, los dos gemelos saltaron sobre ella indignados por no haber cumplido su promesa.
-"Lo siento, me quedé dormida durante todo el camino... Si les sirve de consuelo, éste era mi compartimiento, mira, allí está mi equipaje" señaló. Los dos siguieron la dirección que señalaba y se rieron. Le presentaron al chico de tez oscura, su nombre era Lee Jordan
-"Por cierto Eileen... ¿Qué pasa con esos lentes extravagantes? ¿Desde cuándo tienes que usarlos?" preguntó Fred con curiosidad.
-"Oh..." -Lua dudó y finalmente se los quitó- "Quiero ocultar éstas ojeras, no es bueno dar una mala primera impresión" dijo con un tono que sonaba orgulloso por su idea brillante.
Los tres niños la miraron y aguantaban con todas sus fuerzas el no reírse y así pasaron varios minutos hasta que el tren bajó su velocidad para finalmente frenar. Habían llegado a Hogsmeade, el pueblo mágico cercano a Hogwarts.