—Funcionó… ¡De verdad funcionó!.
Hestia se abalanza sobre mi espalda y me abraza.
—Hestia, me estás lastimando.
Ella se quita asustada rápidamente.
—Ah, lo siento. Cierto, llamaré a Naaza-kun, necesitas mas pociones para recuperarte.
—Espera Hestia, no es necesario. ¿No recuerdas mi habilidad
—¡Eso es bueno!.
Hestia suspira aliviada al escuchar mi explicación.
Con la fuerza de mi falna de vuelta, ahora puedo moverme por mi mismo.
Lo primero que hago es sentarme en la cama para ver a Hestia.
Sus ojos parecen cansados e hinchados de tanto llorar.
Abro mis brazos en señal de abrazo para ella, pero hay algo que más que llama mi atención, mi muñeca derecha está vendada, pero mi mano no está.
Cierto, mi mano derecha quedo totalmente aplastada, hecha puré.
Parece que me la tuvieron que amputar al final.
Aún así tengo la sensación de que mi mano está debajo del vendaje.
¿Esto es lo que llaman sensación fantasma?.
Hestia se arroja a mi pecho y me abraza.
—Alejandro-kun, no vuelvas a hacer algo tan tonto como eso otra vez, o si no jamás te lo perdonaré.
Me abraza restregando su linda cara llorosa en mi pecho.
También la abrazo con mucho amor y acarició su cabello.
—Entonces tú también, no vuelvas a hacer algo que te haga llorar y nos lastime a los dos.
—Lo siento. Lo prometo.
—Yo también lo prometo.
Suspiramos aliviados refugiándonos en cálido abrazo del otro.
Este calor.
Este aroma.
Esta sensación en mis brazos.
Sin duda es Hestia, la mujer que amo.
En algún punto, ambos nos sumergimos en el abrazo sin decir o hacer nada, más que sentir la calidez del otro.
Para cuando terminamos el abrazo pude sentir mi cuerpo totalmente recuperado, claro a excepción de la sensación fantasma en mi mano derecha.
Terminamos el abrazo.
—Hestia, ¿Me ayudarías a quitarme los vendajes?.
Hestia da un pequeño asentimiento.
Su mirada se desvía a donde debería estar mi mano derecha, una expresión de culpa y de tristeza aparece en su lindo rostro.
No quiero que esté triste.
Acaricio su cabeza suavemente y deslizó mi mano hasta su mejilla para hacer que mire a los ojos.
—Está bien. Por ahora ayúdame a quitarme los demás vendajes.
Hablo suavemente con la intención de calmarla.
La expresión de Hestia se alivia un poco, y comienza a ayudarme los vendajes fe mi torso y pecho.
Ella está siendo muy cuidadosa, como si temiera que fuera a romperme.
Aunque sería mas rápido si yo también ayudará, prefiero dejar que lo haga ella sola, ya que tomo la iniciativa por si misma.
Cuando los vendajes de mi torso y pecho son removidos por completo, tengo la necesidad de verificar si sane correctamente. Después de todo, puedo recordar claramente como la carne fue arrancada de mis pectorales y abdomen.
Afortunadamente sane perfectamente bien.
Mis músculos pectorales y abdominales, están completos y sin deformidades.
Eso me hizo sentir aliviado. No es solo por la apariencia, sino que también por mi capacidad de lucha, al fin y al cabo, tener músculos deformes limitaría mis movimientos.
Hestia siguió ayúdame a quitar los vendajes de las piernas y los brazos.
La condición de mi cuerpo es perfecta.
Cualquiera que me viera, no pensaría que hasta hace poco, estuve apunto de morir.
Por último solo queda el vendaje de mi mano derecha.
Hestia mira el vendaje de mi mano nuevamente con una expresión culpable.
Al menos ya no se ve tan triste.
—Esta bien, no es tan malo como piensas. Tengo total confianza en que podre luchar perfectamente con mi mano izquierda, luego de entrenar por una o dos semanas.
—Pero…
—No pienses en eso. Vamos a quitarlo, no puede verse tan mal, ¿O si?.
En lugar dejar que Hestia desenrolle este vendaje como con los otros, yo mismo lo sujeto con la intención de jalarlo fuera de una sola vez.
Simplemente jalo hacia afuera el vendaje, ya que no hay una mano que lo pueda detener.
Sin embargo, lo que apareció ante nuestros ojos nos dejó completamente impactados.
Es una mano, una pequeña mano blanca, suave y tierna como la de un bebé.
¡O mejor dicho es la mano de un bebé!.
¡Mi mano de bebé!.
¿Mi mano también se regenera y comienza a crecer desde cero?.
Es bastante rápido, considerando que mi falna se acaba de reactivar hace unos minutos.
Esto también me recuerda un poco a los ajolotes, excepto que a ellos le toma meses regenerarse totalmente.
Abro cierro mi pequeña mano y le doy la vuelta.
Esto se ve muy raro.
—Parece que no hay nada de que preocuparse, a este ritmo necesitaré menos de una hora para volver a la normalidad… ¿Mn?, ¿Qué pasa Hestia?.
Hestia está mirando en silencio mi mano, con los ojos muy abiertos.
—¡Increíble!, ¡Tu mano está creciendo de nuevo!. ¡Qué bueno ~!, ¡Estoy tan feliz por ti!.
Hestia se abalanza sobre mi entre lágrimas, restregando su cara en mi pecho.
Hestia me abrazó por rato hasta que de repente se separo abruptamente.
—Tengo que ir a hablar con Miach.
Supongo que ella también ya se dio cuenta del inconveniente.
—Esta bien, lo entiendo.
—Espérame aquí, volveré pronto Alejandro-kun.
Hestia sale renuente de la habitación.
Después de todo, no podemos ocultarle todo lo que ha pasado hoy a la
Ellos ya saben que he salido de la
Ser capaz de volver a la
Es mejor ser honesto y decirles la verdad para que no haya problemas en el futuro.
Un rato de después de que se fuera Hestia.
La puerta se abre y entra Naaza.
Naaza me ve sentado en la cama sin vendaje y su expresión cambia.
—Parece que es verdad. Ya estás completamente curado.
—¿Oh?, ¿Sorprendida mujer perro?.
—Muéstrame tu mano.
Levantó mi mano derecha y se la muestro.
Ahora ya parece una mano de niño de 6 años.
Naaza sostiene mi muñeca con sus dos manos y mira con ojos muy abiertos mi mano.
—¿Puedes moverla?.
Siguiendo lo que dijo, comienzo a mover la mano dando giros, hacia adelante y atrás, abriendo y cerrando el puño.
La expresión de Naaza se ilumina.
—¡Increíble!... Oye Alejandro, ¿Podrías decirme como obtuviste tu habilidad?.
—Imposible, es un secreto.
—Si me dices, puedo darte pociones gratis por el resto de tu vida.
—No.
—¡Te daré lo que quieras!.
—¿Incluso si te quiero a ti?.
Se produce un silencio incómodo.
Naaza me mira a los ojos, pero yo mantengo una expresión seria.
Ella duda y se muerde el labio en frustración.
—Yo…
—Naaza, veo que usas una prótesis de brazo. ¿Quieres recuperar tu brazo real?.
Al escuchar mis palabras ella sujeta su brazo artificial con una mirada oscura.
—Si… Si recupero mi brazo, Miach-sama podría liberarse de la deuda y la
—Entiendo. Es cierto que si consigues la habilidad, sin dudas recuperarás tu brazo… pero la posibilidad de que tú la consigas es inexistente. Solo terminarías suicidándote de forma patética.
—¡Pero tú la conseguiste!. ¡Estás vivo!.
—¡Eso es una excepción!. Si un millón de aventureros tratarán de conseguir esta habilidad, entonces, un millón de aventureros morirán, incluso si todos fueran de
—… Si.
Naaza agacha la cabeza cabizbaja.
—*Suspiro*. Tal vez, estés pensando que soy un egoísta y un mentiroso. Pero créeme. Si está habilidad pudiera ser obtenida por otros, habría hecho que Bell Cranel la consiguiera, entonces él no habría muerto.
Naaza no dijo nada y se dio la vuelta para irse.
—Naaza. ¿Dónde está tu compañero?. Me gustaría darle las gracias por salvarme la vida.
Naaza se detuvo, y solo me dio una sonrisa ligera antes de irse.
¿Qué fue eso?.
Unos instantes después Hestia llegó con una nueva camisa para mí. A fin de cuentas la anterior ya estaba muy desgarrada y manchada en sangre, así que no puedo ir por la calle vistiendo eso.
Pero no es como que la camisa rota sea inútil del todo, al menos puedo usarla para ocultar mi pequeña mano derecha hasta que regresemos a casa.
¿"Casa"?.
¿Llamé "Casa" a esa iglesia destartalada?.
Es cierto… esa iglesia abandonada y Hestia sean convertido en mi casa sin que me diera cuenta.
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Al salir de la sede de la
Extiendo mi mano izquierda y tomo la mano de Hestia para caminar juntos.
Ella mira un poco sorprendida nuestras manos unidas por un instante, pero inmediatamente después voltea a mirarme con una hermosa sonrisa.
Es mucho más hermosa cuando sonríe así.
Esta es la Hestia que más amo.
Una sonrisa feliz también se forma en mi cara.
Aprovechando que vamos de la mano, yo dirijo el camino.
—Alejandro-kun, ¿A dónde vamos?.
—Tengo un poco de hambre. No he comido nada desde ayer, y supongo que tú tampoco, ¿Verdad?.
—Si, estuve tan preocupada esperando a que quizás regresaras que me olvide de comer.
—Entonces vamos por una bolsa de Jagamarukun, si recuerdo bien hay puesto muy cerca de aquí.
Al llegar al puesto de Jagamarukun me encontré con la noticia de que vendían mas de un tipo de Jagamarukun.
—¿Jagamarukun sabor crema de azuki?. Hestia, ¿Qué es el azuki?.
—Ah, Alejandro-kun, ¿Nunca has comido azuki?.
—No.
—El azuki, es como un frijol... .
En el momento en que escuché eso, mi cara cambia a una de asco.
El azuki es un frijol.
Es decir, la crema de azuki, es crema de frijol.
Debe saber horrible.
—No hagas esa cara. En realidad el azuki es dulce y tiene un sabor delicioso.
¿Dulce?.
Me encanta el dulce.
Pero se supone que el Jagamarukun lleva especias y sal, mezclarlo con algo dulce es una blasfemia.
¿A quien se le ocurrió tal aberración del infierno?.
¡Tal cosa no debería existir!.
¡Maldigo a todos los que disfrutan de está abominación!.
Mientras estoy pensando en eso alguien más hace un pedido.
—Una bolsa de Jagamarukun sabor crema de azuki, por favor.
¡Esta voz…!
No me digas que es ella.
Giro lentamente mi cabeza.
Cabello dorado y ojos dorados, entran en visión.
Mi cuerpo se sacude ligeramente por el susto.
¡Ahí está ella!.
¡Aiz Wallenstein!.
¡¿Como demonios llegó tan cerca de mi sin que lo notará?!.
Literalmente está a centímetros de mí.
Esto está mal.
¿Podría ser que a esta chica realmente le gusta darme esta clase de sustos?.
—¡Ah!, ¡¿Wallenloquesea-kun que haces aquí?!, ¡Alejandro-kun es mío!, ¡Aún es muy pronto para ti!.
—Ah… lo siento… ustedes llegaron primero, adelante.
Hestia y Aiz Wallenstein parecen discutir un poco, pero las dos claramente están hablando de cosas diferentes.
—¡Hmph!, ¡Es obvio!... Dame una bolsa de Jagamarukun sabor crema de azuki.
Hestia hace su pedido a la encargada del puesto.
¡No Hestia!.
¡¿Por qué haces eso?!.
¡¿Por qué me castigas a mi, si no he hecho nada malo?!.
Hestia recibe la bolsa de Jagamarukun con la dos manos y una mirada triunfante.
—Una bolsa de Jagamarukun sabor crema de azuki, por favor.
Aiz Wallenstein vuelve a hacer su pedido.
—Lo siento, se nos terminaron, esos eran los últimos.
Aiz Wallenstein voltea a mirar la bolsa de Jagamarukun en las manos de Hestia con una sensación de arrepentimiento.
Viéndola así, no puedo no hacer nada.
Tomo un Jagamarukun de bolsa de Hestia y se ofrezco a Aiz Wallenstein.
Ella se queda mirando el Jagamarukun en mi mano.
—¿No lo quieres?. Nosotros ya tenemos más que suficientes.
—… Entonces… Gracias.
Aiz Wallenstein toma el Jagamarukun de mi mano con sus dos manos.
Me doy la vuelta y me marcho con Hestia de inmediato.
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Aiz se quedo mirando como se alejaban esos dos.
—… Es una buena persona.
Son la únicas palabras que pronunció antes de comenzar a comer el Jagamarukun.
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—¿Por qué hiciste eso Alejandro-kun?, No has comido nada desde ayer, ¿Por qué le das nuestra comida a esa Wallenloquesea-kun?.
—Es solo uno. Además, parecía que realmente quería comerlo.
—¡Como lo suponía!, ¡Te gusta esa Wallenloquesea-kun!.
¿Gustarme?.
¿Aiz Wallenstein?.
Para nada.
Si es solo por su apariencia física, ciertamente es hermosa, muy hermosa.
Sin embargo, hay algo raro en ella, no sé que es, pero siento que no puedo relajarme a su lado, mi instinto me dice que tengo estar alerta si ella está cerca.
—Alejandro-kun toma un Jagamarukun, olvidémonos de esa Wallenloquesea-kun, y disfrutemos de este manjar.
Hestia me entrega un Jagamarukun sabor crema de azuki.
Solo puedo ver el Jagamarukun en mi mano con una expresión indecisa.
Volteo a ver a Hestia y ella parece disfrutarlo mucho.
Si a ella le gusta tanto, tal vez debería darle una oportunidad.
Le doy un mordisco al Jagamarukun.
En el momento en que lo mastico, la sensación de vómito sube rápidamente a través de mi esófago, pero doy más mordiscos me fuerzo a tragarlo de vuelta junto con el Jagamarukun.
¡Esto es horrible!.
¡¿Qué es está porquería?!.
¿Cuánta maldad se necesita para crear algo como esto?.
—¡Te lo comiste tan rápido!, ¿Verdad que son deliciosos?. Toma más.
Hestia me siguió entregando un Jagamarukun tras otro con una expresión tan feliz y pura que no pude decirle que no.