Mientras los ojos de la figura se ensanchaban abruptamente, Petelgeuse agarraba ferozmente ambos lados de su cara. Sus dedos aplastados de ambas manos le manchaban las mejillas con sangre, pero Petelgeuse no le tomaba importancia mientras gritaba—: ¿¡Dejaste un elemento de incertidumbre, en la víspera de la prueba?! ¡Eso! ¡Eso, eso, esooo! ¡¿Así es como muestras tu lealtad al Evangelio?! ¡Ahh, vaya perezosos! ¡Perezosos, perezosos, perezosos, perezosos!
No estaba claro dónde guardaba tal poder un hombre de piel y huesos, pero Petelgeuse sacudió fácilmente la cabeza en sus manos, lanzó a la figura de vuelta al suelo y se le echó encima. Luego miró hacia el cielo, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
¡Y! ¡La pereza de mis dedos es la mía! ¡Ahh, por favor perdone la indolencia
en esta carne, llena de amor por usted! ¡Vivo solo para trabajar diligentemente, dando cuerpo y alma por el Evangelio! ¡Por los ideales! ¡Perdone que haya perdido el tiempo en ociosidades!
Mientras las lágrimas salían de Petelgeuse, la figura en el suelo sollozó por sí misma. Mostrando una reacción humana por primera vez, miró al cielo y rezó, igual que Petelgeuse.
¡Amor! ¡Esto es amor! ¡Uno debe sacrificarse por amor! ¡La ociosidad no puede ser permitida! ¡Debo obedecer el Evangelio! ¡Debo regresar el amor que se me ha concedido por mí mismo!
...
Con una voz chillona, Petelgeuse les dio una orden a los encapuchados de negro.
Kino: siguen vivas, como salgo de aquí, estoy encadenado además ese sujeto es muy peligroso tengo que pensar en que hacer para poder salir de aquí
El sujeto con el que se encontraba era ciertamente inquietante, su apariencia y actitud extraña le recuerda a el guasón un villano de Batman uno de los peores criminales de ciudad gótica, es prudente que no me exalte con este tipo
Las chicas cuyas muertes son inciertas... ¡Encuéntrenlas! Si está vivas, estrújenle el cuello. ¡Si está muerta, arránquenle la cabeza y tráiganla aquí! ¡Recompénsenla con amor!
En respuesta, las figuras aparentemente se fundieron en la oscuridad de la habitación y desaparecieron.
Mientras partían, Petelgeuse quedó con la mirada ausente, respirando alterado y de rodillas por un rato para luego volverse hacia Kino
Petelguese: Entonces ahora, ahora, ahora, ahora, ahora, ahora, ahora, ahora.
Todavía de rodillas, Petelgeuse se acercó a Kino,
Y al final, ¿qué eres tú?
Kino: Uh, aah...
El Evangelio no parece haberte guiado aquí, pero Su amor es muy espeso a tu alrededor. ¡De verdad, verdad, verdaaad es lo más interessante!
Petelgeuse sacó la lengua, acercándola casi lo suficiente para lamer los globos oculares de Kino. El hombre de cabello verde aplaudió con sus manos,
incapaz de ocultar su deleite ante el chico que miraba cosas que no existían.
Debería conocer las caras de todos excepto "Orgullo", pero, habiendo dicho eso, no creo que el amor que has recibido sea ajeno al Evangelio.
Con ese murmullo, Petelgeuse rebuscó dentro de su hábito y sacó un volumen sencillo. Era un libro con pasta negra, casi tan grande y pesado como un diccionario. A primera vista, pareciera que simplemente cargaba su libro favorito con él, pero eso sería un acto muy normal para un hombre loco.
Ahh... Siento el amor del Evangelio. Mi cerebro, se estremece...Petelgeuse descansó el libro sin título en sus manos, mientras que, con calma y reverencia, pasaba las hojas.
Petelgueuse: No estás descrito en el Evangelio. Por supuesto, tampoco hay nada aquí acerca de los problemas que ocurrieron hoy, ¡en la víspera de la Gran Prueba!
¡¡En otras palabras!!
Petelgeuse cerró el libro con fuerza, escupiendo saliva mientras levantaba el libro cerrado.
¡Eso significa que no eres nada por lo que alterarse! Incluso si has recibido tal afecto tan, tan, tan, taaaan profundo... ¡Eso es muy inconsistente!
Tocó su sien con un dedo, arañándola con la uña como si estuviera tratando de cavar un hueco. Rasgó la piel, hasta el sangrado, el violento paisaje frente a los ojos de Kino no obtuvo una reacción. El chico simplemente continuó con su risa frívola, mirando ociosamente mientras Petelgeuse se hacía daño a sí mismo.
Ah, ah, ah, ahh... ¡Se siente tan solitario ser ignorado! ¡Incluso así! ¡Incluso así! He sido taaan cálido y amigable contigo, tú, tú, tú, túúúúúúú...
Sus palabras se arrastraron, y en el siguiente instante, las manos de Petelgeuse agarraron el rostro de Kino.
La expresión del chico estaba congelada y su mente estaba en algún otro lugar mientras Petelgeuse lo forzaba a verlo. No fue sorpresa que, a pesar de su estado estupefacto, Kino frunciera el ceño y se resistiera al trato violento.
La voz de Petelgeuse era tranquila, pero había un poder en sus ojos que no aceptaría un "no" por respuesta.
... Mírame a los ojos.
Kino se estremeció alterado. Su rostro permanecía en blanco mientras miraba a Petelgeuse como le había sido dicho. Esos ojos grises, destellando con locura, ponían a prueba la mente de Kino
Responderás. Tu mente responderá. Exijo respuesta a mis preguntas. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué se te ha concedido tal afecto? ¿Por qué no tienes un Evangelio? ¿Eso significa que ella le habla directamente a tu corazón?
Kino: Uu, a, uaaa...
Parece que estás en un callejón sin salida. Por lo tanto, reorganizaré mis preguntas
Luego de que su serie de preguntas fuera rechazada, Petelgeuse inclinó su cabeza noventa grados a la derecha. Con su cabeza en horizontal, miraba a Kino desde abajo.
¿Puedes oírrrme?
... ¡Auu!
Petelgeuse alargó su lengua, lamiendo el ojo izquierdo de Kino
Las cadenas de Kino tintinearon cuando trató de alejarse de Petelgeuse luego de su gesto extremadamente sombrío.
Sin embargo, eso solo duró hasta que oyó el siguiente enunciado.
... ¿Podría preguntar, por qué finges estar loco?
No, no, no, no, es una pregunta muy importante. ¿Por qué?, ¿con qué propósito?, ¿cuál es el significado? ¿Por qué estas actuando como si tuvieras tal grado de locura?
Él no debió haber escuchado. No debió permitir que las palabras entraran en sus oídos. No debía saberlo.
Sacudió su cabeza, gritando mientras luchaba contra las esposas. Su conciencia estaba en algún lugar muy alejado. Tenía que sacar de sus oídos las palabras del hombre frente a él, porque tenía prohibido escuchar, saber, darse cuenta.
El subconsciente no prepara rutas de escape tan convenientes. Tú, conscientemente y con plena voluntad, te envolviste en tal locura, ¿no?
¡Aaa! ¡Gauaa! ¡Guruaaa!
¡Tu locura es muy lúcida! La manera astuta en la que buscas simpatía y ruegas por amor deliberadamente, es muy insolente con aquellos que están locos de verdad.
Kino: HHAAAGUAAAKKPP
¡Baa! ¡Baaa! ¡Baaaaaa!
Petelguese: ¡Ahh, qué comedia, qué farsa de verdaad! ¡¿Por qué, por qué pretennndes ser un loco?! ¡Si de verdad fueras un desviado, la mentira no caería tan rápido!
¡No puedo dejar de reír!
Respirar dolía. Él se sentía horrible. Algo estaba haciéndose camino en su interior, tratando de afirmar su propia existencia. No, había estado ahí desde el principio. Él simplemente lo había sellado y pretendía no mirarlo.
Era porque sabía de su presencia que él no podía permitirle salir a la superficie de ninguna manera.
¡Lamentable! ¡Patético! Tú, un humilde y profundo pecador, emborrachado por tu propio patetismo... ¡Me apiado de ti desde el fondo de mi corazón! Eres tan amado; ¡¿por qué tienes que rechazarlo?! ¿Deseas quedarte estancado mientras el viento te reduce?, ¿sin ahogarte en el amor que se te ha concedido libremente?, ¡¿sin devolver su devoción?! ¡Ahh, cómo puede, cómo puede seeer!
El hombre de color gris agarró la cabeza de Kino y la empujó violentamente hacia la pared. El poderoso movimiento estampó la parte superior de su cuerpo contra la roca, haciéndolo ver chispas dispersándose mientras su cabeza comenzaba a sangrar abundantemente.
Ah, ah, ah, tú... ¡eres de verdad perezoso!
Kino: gahhh ¡
No te escucho. No estoy escuchando. Son todos desvaríos de un hombre loco.
Nada de eso da en el blanco. Nada de eso llega a ser verdad. Todavía no entiendo nada. Así es como debe ser. Así es como se supone que sea. Tiene que ser así. Si no lo es, yo...
Ahh, ha sido suficiente.
La cosa negra en su interior alcanzó su máximo, lista para explotar en cualquier
momento. Justo antes de que lo hiciera, el hombre lo jaló lejos del borde con un
murmuro calmado, como si la locura de antes fuese un recuerdo distante.
Arrebatado del mundo de profunda locura, la sensación de peligro que Kino
sentía del hombre se duplicó, poniéndole la piel de gallina. El hombre le dijo—:
Sí, arrinconarte en una esquina causará una pequeñez, sí, una pequeñez, pequeñez, una pequeñez muy problemática después. Tómate tu tiempo, afronta lentamente la verdad de tu devoción, y seguramente encontrarás tu respuesta.
Aa... ¡Uguu...!
¿Qué estaba tratando de decirle el hombre...?
De principio a fin, las palabras que salían de su boca habían sido una serie de insultos. Kino no lo entendía. El hombre actuaba como si entendiera algo acerca de él. Por un momento, hablaba como un adulto llevando a un niño de la mano amablemente; luego, actuaba como un monstruo seduciendo a personas perdidas mientras tratan de cruzar un puente.
Era un monstruo más allá del entendimiento. La distancia entre ellos podría permanecer como estaba, por siempre.
Antes de cruzar la frontera a una tierra sin retorno.
El hombre dijo—: Ahh, en otras palabras... No eres un perezoso. Eres diligente.
mostraban una falta de entendimiento mientras las palabras perceptivas del hombre loco lo presionaban.
Petelgeuse se cruzó de brazos mirando hacia el cielo, murmurando como si
estuviera rezando. Esta era la única acción que hacía que su título de arzobispo no pareciera una farsa.
Luego de rezar un rato, Petelgeuse pareció haber notado algo y miró hacia atrás.
... ¿Oh, Dios?
Estaba viendo a las figuras que emergían una tras otra dentro de la caverna, las que se habían desvanecido y retirado.
Las túnicas negras parecían brotar directamente del suelo, su número excedía diez. Se arrodillaron en reverencia a Petelgeuse, inclinando sus cabezas mientras esperaban instrucciones.
¿Qué significa esssto?
...
¿Qué, la chica está viniendo? ¿Ahh, es eso por lo que regresaron? ¡Eso es bueno! ¡Eso es muy bueno! En todo, todo, todo, todo, todo sentido, démosle la bienvenida. ¡Debo darle la bienvenida con mis propias manosss!
Petelgeuse estaba inundado de alegría. El significado de sus palabras no había alcanzado a Kino. Sin embargo, el chico estaba jadeando como si tuviera fiebre. Nada más que una voz gimiendo salía de su boca, pero, por dentro, un inexplicable sentimiento estaba guiando algo en su interior hacia la superficie.
Pero—: ¡ ...!
Su boca se sentía como si algo invisible estuviera bloqueándola, dejando su voz atrapada en el interior.
Lo que sentía callando su garganta era diferente al temor o sus otras emociones. Era como si algo tangible, algo físico mantuviera sus labios sintiendo como si una mano invisible estuviera constriñendo su garganta. Cuando vio alrededor, vio a Petelgeuse riendo.
Ahora, no hay necesidad de ir a prisas... Tenemos bastante tiempo.
La risa seca y burlona de Petelgeuse reverberaba a través de la caverna. Incluso si la mordaza invisible desapareciera, Kino no tendría manera de detener la inquietante vibración resonando contra sus tímpanos. Teniendo prohibido incluso reír o llorar, todo lo que podía hacer era esperar en silencio.
... Pasó poco menos de una hora cuando el cambio que aguardaba
esperanzadamente finalmente llegó.
Las figuras permanecieron de rodillas, manteniendo su silencio como era costumbre. Petelgeuse pasó caminando entre ellos sin pronunciar una palabra, dejando solo sus pasos y el cansado respirar de Kino como disturbios en el ambiente de la recámara.
La primera figura en levantar la cabeza fue la más cercana al corredor conectado a la recámara.
Siguiendo los movimientos de ese individuo, los otros fanáticos levantaron sus rostros uno tras otro. Petelgeuse, notando sus movimientos, miró hacia la entrada de la caverna, igual que ellos habían hecho, y rio.
Una expresión de regocijo lo suficientemente amplia como para rasgar las comisuras de su boca apareció sobre su rostro
Parece que ella ha llegaaado.
El eco de un gran rugido ahogó el feliz murmullo de Petelgeuse. Una increíble explosión estruendosa lo destrozó, y el sonido de destrucción envió feroces vibraciones a través del frío aire de la caverna. Los sonidos sucesivos también alcanzaron a Kino a través del duro suelo, y todos los presentes fueron capaces de sentir que la entrada había sido impactada por un golpe muy violento.
Las figuras se desplazaron y se pusieron de pie, sacaron las cruces de sus flancos y posaron con sus manos en posición baja.
Aunque estaban en una recámara de la caverna, cuando diez personas raras se movieron juntas fue imposible decir que tenían suficiente espacio. Se comportaron con la urgencia de un salón de clases en un simulacro de incendio, preparándose a sí mismos para responder al asaltante.
No había suficiente espacio por ningún lado para hacer un escape. Era una condición favorable para un intruso en desventaja numérica.
... Los encontré.
Su feroz bola de hierro se puso en marcha y se llevó de paso a las sombrías figuras creando varias manchas rojas contra la pared. El mayal, matando a tres figuras con el primer golpe, era un arma asesina imparable que arrebataba la vida a todo lo que tocaba. No había opción más que esquivarla, pero la caverna confinada hacía de ello una proposición difícil.
Cayendo al suelo, la bola de hierro rompió la superficie rocosa, y sus pinchos ensuciados con sangre y carne hicieron un ruido sordo cuando se clavaron en la tierra. El cabello azul de la chica que caminaba delante estaba teñido totalmente oscuro mientras que sus ojos brillantes examinaban la recámara.
Fijaron su atención en el chico que yacía en el suelo. Sus labios temblaron mientras respiraba superficialmente.
El demonio, Rem, relajó sus hombros mientras pronunciaba el nombre del chico con alivio.
Su apariencia era horrorosa, los cortes que tenía expresaban el heroísmo que envolvía su llegada. No había ni una sola parte de su cuerpo que no estuviera empapada de sangre. Su cabello azul ahora estaba color negro profundo; no había rastro visible del delantal que había sido calcinado. Sus piernas, saliendo de su falda rota y deshilada, estaban laceradas. Su brazo izquierdo había sido quemado tan cruelmente
Mientras que Beatrice la acompañaba
A pesar de que su cuerpo entero estaba cubierto por el perfume de la sangre y
la muerte, Rem sonrió hacia él de manera reconfortante.
Y, con Rem acechando tan violentamente ante él, Petelgeuse levantó la voz en una aclamación.
¡Ahh...! ¡Oh Dios, que maravillosso!
Había olvidado que Rem asesinó a sus subordinados frente a sus propios ojos; al contrario, parecía haberlo incitado más todavía, su voz extasiada explotó en una aclamación.
¡2 chicas! ¡2 chicas! ¡Aguanta todas esas heridas y sigue avanzando!
¿Y por qué? ¡Por este joven! ¡Has llegado a estos extremos para rescatar a este chico amado! Están poseídas por el amor; ¡viven por amor!
¡Puedes guardarte tu sermón, devoto de la Bruja...!
Petelgeuse estaba parado entre Kino y Rem, prácticamente le salía espuma de la boca mientras gritaba con gozo. Rem lo miraba fríamente en su alocado estado mientras continuaba—: Son una panda de idiotas por haber entrado en dominios del maestro Roswaal, señor del territorio Mathers, y haber cometido actos ilegales. Con mi maestro ausente, yo, Rem, los sentencio a muerte en su lugar.
¿Tan deshecha como vienes? No deberías hacer promesas que no puedes mantener. Para comenzar, solo has venido para llevarte a este joven hombre de aquí, así que basta de tus excusas convenientes.
Petelgeuse se agachó y tomó la cabeza de Kino, levantándola. A manera de diversión, agarró a Kino del cabello, haciéndolo cabecear hacia arriba y hacia abajo en contra de su voluntad.
... ques.
¿Qué fue eso?
¡¡Dije que no lo toques!!
El rostro de Rem se contorsionó por la furia ante las burlas de Petelgeuse. Viendo a la chica demonio perder la compostura, él rio con satisfacción.
Sí, muy bien. ¡Muestra tus verdaderos deseos, muestra tu corazón, muestra tu amor! ¡Amor! ¡Amor! ¡Esto es amor! ¡El amor es lo que te guio aquí! ¡El negar ese amor, callar ese amor, disfrazar ese amor con falsedades, todas son traiciones a ese amor! ¡Insultos! ¡Ahh, y tan perezosos!
Betty: los eliminaremos de hecho
¡Una estupidez tras otra...!
Me alegra tanto ese grito. Ese es tu verdadero deseo, desprovisto de todas las impurezas innecesarias, ¡es por eso por lo que has venido hasta aquí, solamente por tus sentimientos por este joven!
Rem, todavía enojada, aguantaba en silencio mientras Petelgeuse insistía en su punto. Sus ojos locos miraron con un destello de compasión; luego, su mirada recayó sobre el chico que sostenía.
Es muy lamentable. Un devoto del amor hasta tal punto como tú... ¿Por qué tus ojos están bloqueados tan firmemente en alguien como él? Alguien improductivo, ignorante, desagraciado, descarado como él... ¡Es verdaderamente un producto de la pereza!
¡¿Qué sabes acerca de Kinomoto?! ¡No hables donde no te corresponde, devoto de la Bruja!
Estas alterada porque no lo puedes aceptar, ¿verdad? Que este joven, el objeto de tu amor... ya está acabado, lo has perdido hace mucho.
¡No está acabado! Estoy aquí. No he olvidado las palabras de Kino. Lo tomaré de la mano y lo sacaré de aquí. ¡Mientras esté aquí, él no está acabado!
... Esas no fueron meras palabras de consolación. Eran palabras que transmitían una verdad firme en el interior de Rem.
Mientras Rem gritaba, Petelgeuse reía, levantando lentamente la cabeza de Kino mientras lo apoyaba contra la pared.
...
Una especie de voz vino del interior de Kino. Él no sabía qué se le estaba diciendo o por qué.
Rem vio el cambio parcial en el chico que se ahogaba en un mar de oposición. Ella saltó con su cuerpo herido.
Cuando Rem saltó por el aire, las figuras que habían mantenido su silencio hasta entonces hicieron lo mismo para perseguirla. Dos figuras se impulsaron
contra la pared para aproximarse. Sus espadas con forma de cruz, fundidas en la oscuridad, dirigieron una puñalada a la pequeña chica.
Ella gritó en respuesta—: ¡¡No se metan entre Kinomoto y yo!!
Osciló su brazo derecho con la cadena de la bola de hierro enredada en su antebrazo. Con un sonido agudo, ella desvió los crucifijos, siguiendo para arrancar grandes partes de la cara de una de las figuras. Otra trató de forcejear con ella luego de que su espada fuese desviada, pero la bola de hierro, siguiendo su trayectoria, penetró fácilmente por detrás de su cráneo.
Los dos cadáveres cayeron al suelo mientras Rem aterrizaba en el centro de la recámara... justo en medio de los fanáticos.
Justo antes de que las cuchillas a su alrededor estuvieran a punto de rebanarla, Rem escupió sangre mientras gritaba—: ... ¡El Hyuma!
El encantamiento creó frío, haciendo rebotar los cadáveres a los pies de Rem.
No... la sangre fresca fluyendo de los cadáveres se congeló, formando cuchillas con puntas afiladas de hielo rojo que se volvieron contra los enemigos a su alrededor.
Minya ¡al igual que antes los encapuchados fueron eliminados
Betty había atacado a la mayoría
Las túnicas negras saltaron con fuerza, pero fueron ellas quienes fueron empaladas. Cuando fueron detenidas, sus torsos siguieron su camino, los puños y el mayal de Rem los destrozaron en pedazos sin misericordia.
Petelgeuse exclamó—: Espléndido. ¡De verdad, espléndido! ¡No es una exageración decir que eres espléndida! Y, aun así, ¡¿por qué?! ¡Ahh, ¿por qué?!
¡No puedo aceptar el amor! ¡No puedo admitir esto! ¡No lo entiendo! ¡La mera acción, no tiene justificación, es como tratar de atrapar una nube! Y, aun así, ¡¿por qué?!
¡No digas tales cosas a la ligera! ¡Ya tengo mi justificación! ¡Luego de esa noche donde debí haberlo perdido todo, no hay una más grande que la salvación que tuve esa mañana! ¡Esa es la razón!
Rem hizo a un lado la voz del hombre loco, sus ojos miraban directo a Kino.
Compensaré todo lo que he recibido con todo lo que soy. ¡No tengo intenciones de dar un precio tan bajo a los sentimientos detrás de mis acciones y detrás de mi deseo de tomar esas acciones!
Las figuras en la recámara una vez se numeraban alrededor de quince. En ese momento, casi la mitad de ellos habían perecido por los ataques de Rem. Los restantes parecían incapaces de poner un alto a su furia. Su superioridad estaba fuera de cuestión. El poder de la raza demonio era muy real.
Y, aun así, ¿por qué?
Petelgeuse se agarró la cabeza, dejando salir el aliento mientras miraba la crueldad infligida a sus fieles.
Aa, aa, aa...
No parecía alterado por pena, temor, o preocupación. La ansiedad de ella solo crecía mientras se volvía claro que la reacción era una de pura emoción.
Estando al lado de Petelgeuse, Kino miraba la violenta batalla de Rem.
Lentamente, el significado de la escena, y la razón de la chica para pelear, penetraban en su cerebro.
Él no entendía. Él no quería entenderlo. No estaba tratando de entenderlo. Y, aun así, lo alcanzó de igual manera. La visión de ella herida, sangrando, y, a pesar de ello continuando la pelea removió algo en su pecho, trayéndolo a superficie.
Quizá tenía que poner en palabras lo que lo afligía. Pero, si lo hacía, ya no podría seguir en su estado estupefacto. Eso significaba enfrentarse a lo que estaba bien, lo que estaba mal, y por qué él estaba ahí.
Para Kino, temer a esto, priorizar su amor por sí mismo sobre todo lo demás, era solo...
Petelgeuse se puso de pie mientras decía—: Mi cerebro se estremece.
Las mangas de su hábito negro se balancearon mientras caminaba al frente con tranquilidad.
A diferencia de sus adeptos, sus manos no sostenían nada. De hecho, la manera relajada en que sus manos abiertas se balanceaban frente a él no contenía ni una pizca de hostilidad visible. Su cuerpo era piel y huesos; su comportamiento no daba ningún indicio de que fuera fuerte.
Notando el avance de Petelgeuse, Rem derribó a otra de las túnicas negras y saltó. Colgando del techo, ella observaba mientras Petelgeuse avanzaba debajo de ella. Un instante después, ella se dispararía como una flecha con un ataque que seguramente partiría en piezas el delgado cuerpo de Petelgeuse.
Y, aun así, ¿por qué?
¿Por qué había un terrible sentimiento atacando el corazón de ella aun así?
Aléjate de Kino...
La voz de Rem se interrumpió. El resto de su nombre nunca alcanzó los oídos de Kino.
Pero, el eco de su voz causó un cambio decisivo en el corazón de Kino.
La misma Rem seguramente no pretendía nada de eso. Pero, los gritos repetidos y fervientes de la chica descongelaron el corazón helado de Kino.
—...m.
Él produjo un leve sonido desde el fondo de su garganta y gateó.
Fue un fragmento insignificante de palabra, que no llevaba ni un ápice de los sentimientos que deseaba transmitir. Y, aun así, mientras luchaba por tomar aliento, Kino levantó su rostro y puso todas sus emociones en una corta palabra...
... Rem.
Su voz fue tan débil como un susurro. Él no sabía cuánto había pasado desde que había pronunciado ese nombre con sus labios. Y, sin embargo, su voz era tan débil, amenazando con desaparecer completamente.
... Ah.
Su débil voz parecía morir en el viento. Se preguntaba si ella siquiera podría oírlo
Las 2 chicas fueron levantadas una fue atravesada y la abrieron, mientras que rem habían roto sus huesos y la habían dejado volando en los aires
Kino: NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO¡¡¡¡¡¡¡
Mientras la chica manchada de sangre se aferraba al techo, una ligera expresión de alivio llegó a su rostro. Sus labios se aflojaron solo un poco y sus ojos irradiaron alegría mientras miraban a Kino
Kinomoto...
Mientras el chico regresaba de la estupefacción a la realidad, claramente
escuchó el llamado de Rem.
Y luego...
... En un instante, el cuerpo entero de la chica se fracturó y cayó audiblemente al suelo frío y duro.
Kino perdió la voz mientras miraba la sangre esparciéndose del cuerpo caído de Rem.
¿...aa?
Su cadáver, caído en el suelo, había sido destruido cruelmente por donde se viera.
Cuando se había inmiscuido en la caverna, estaba toda herida, pero seguía encantadora. Ahora, cada uno de sus miembros estaba doblado en una dirección distinta; las heridas en su parte frontal y su espalda parecían como si los dedos de un gigante hubieran perforado su torso. Y lo que había infligido tal violencia sobre su cuerpo fue...
La autoridad de "Pereza" ...
Mientras Petelgeuse murmuraba, el cuerpo de Rem con sus extremidades destruidas se elevó frente a sus ojos. No había signo visible de interferencia mágica, y tampoco la había levantado alguien. Incluso así, el cuerpo de Rem levitaba. Era como si unas manos se hubieran extendido desde arriba y la hubieran levantado.
... Manos Invisibles.
Petelgeuse miró atrás, levantando ambas manos sobre su propio rostro mientras el cuerpo de Rem flotaba detrás de él. No había nadie a sus alrededores con las manos sobre ella. Nadie estaba tocándola.
Mientras tanto Beatrice que fue atravesada estaba desapareciendo en un halo de luz ella estaba muriendo¡¡¡
Betty: ¡¿geuse por qué?¡¡
Beatrice se desvaneció y murio
El poder para alcanzar lugares que la mano no puede y hacer lo que sea si mover el cuerpo propio. La máxima diligencia siendo un perezoso de carne...
Ahh, tales sentimientos de pereza hacen que... mi cerebro... se estremezca.
vio los momentos finales de Rem estupefacto. Ella nunca se movería de nuevo. La voz de él no saldría. Sus ojos se ampliaron olvidando respirar mientras su comprensión del mundo a su alrededor se volvía menos real,
cayendo en la estupefacción una vez más. Su mente estaba envuelta en
oscuridad, como si estuviera cayendo sin parar a un agujero sin fondo...
Mientras trataba de escaparse de la realidad, Petelgeuse lo detuvo, tomándolo
bruscamente de su flequillo y usándolo para levantarle la cabeza.
—No tienes permitido huir de esto.
El impacto del dolor hizo que Kino hiciera una mueca mientras se sacudía, tratando de echar a Petelgeuse hacia atrás. Petelgeuse no le permitió hacer nada de eso, aunque el chico estiró sus cadenas al límite. Los amarres metálicos rasgaron la piel de Kino al punto de que le sacaron sangre, pero sus ojos fueron forzados a mirar al frente.
Mira. Sigue, mira, mira. Mira, por favor. La chica está muerta. Murió por amor.
Peleó estando herida, luchó contra sus temores, siguió adelante y murió sin cumplir sus deseos.
Ua, aa...
Mira, por favor. Mira sus quemaduras. Este es el resultado de tus acciones.
... ¿aa?
El cuerpo de Rem flotaba mientras la cabeza de Kino se estiraba al frente, tan lejos como las cadenas a su alrededor lo permitían. Incluso así, Kino se retorcía y pisoteaba en el suelo mientras un par de manos lo mantenían en su lugar.
El aliento pútrido del hombre loco fluía sobre él; Kino jadeaba con Rem ensangrentada frente a sus ojos
Es el resultado de tus acciones. Fuiste perezoso y no hiciste nada. ¡Y por ello, estan muertas! ¡Porque tú las mataste!
... Tú.
¡Fue por mi mano! ¡Fue por mis dedos! ¡Fue por mi carne! Pero fuiste tú, tú,
tú, tú, tú, tú quien, quien... las mató. ¡Sí!
El poder anormal de Petelgeuse jugaba con el cuerpo de Rem mientras él piaba, casi como si estuviera cantando.
El cuerpo de Rem, yaciendo en medio del aire, se movía como una marioneta en una cuerda mientras sus brazos y piernas colgaban. Sus miembros torcidos danzaban de acuerdo con los caprichos del hombre demente.
—... alo.
Sonó un scrish de algo partiéndose.
Incapaz de soportar la manipulación, el cuerpo de Rem se rompió... e igual algo en Kino.
Auuu, au, duele, duele, como duele, como duele, sálvame, sálvame... ¿Ahh, Kinomoto?
Fue una burla barata, la más baja de su clase. El hombre violó a Rem con sus burlas. Con diversión sencilla, rebajó a la chica
El espectáculo era tan horrible que Kino sinceramente quería apartar la mirada y hacerse a sí mismo olvidarlo.
Kino: ... ¡¡Petelgeuuuuuse!!
MALDITO INFELIZ¡¡¡¡¡¡
TE ASESINARE, ASESINARE¡¡¡¡¡¡¡
¡Odiar a otros para poder vivir, esa fuerte pasión hacia otros es el lado opuesto de la moneda del amor! ¡Ahh, que espléndidamente retorcido está esto! ¡Esto nos lleva a mí y a mis dedos a mayores alturas de diligencia!
Kino: MALNACIDO TE MATAREE, TE MATARE, TE MATARE DESGLACIADO¡¡¡¡ MATASTE A REM, MATASTE A BEATRICE¡¡¡ MALDIIITOOOOOOOOOOOO¡¡¡¡
No le importaba si sus brazos se desprendían. No le importaba si sus piernas se arrancaban. Si pudiera liberarse de sus esposas y matar al hombre frente a sus ojos en ese mismo instante y lugar, sería suficiente. Odiaba, odiaba, odiaba al hombre sin límite. El hombre tenía que morir. No se le podía permitir la vida.
Tenía que asegurarse de que el hombre muriera entonces, en ese momento, en ese mismo instante.
BASTARRRRDO¡¡ TE ANIQUILARE¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Habiendo emitido sus breves órdenes, Petelgeuse juntó sus manos. A esa señal, las túnicas negras se desvanecieron, fundiéndose en la sombría oscuridad de la caverna. Una por una, todo trazo de vida se desvaneció del lugar con el mismo Petelgeuse partiendo al final, caminando sin prisas hacia la entrada. El fuerte sonido de sus zapatos resonaba en las paredes rocosas de la caverna, con Kino gritando, maldiciéndolo con la muerte una y otra vez mientras su espalda se volvía más distante.
Incluso con los gritos sanguinarios que le eran dirigidos, el hombre demente se detuvo y habló tan tranquilo como siempre. Mientras Kino miraba a Petelgeuse, este miró atrás, asintió al primero, y cruzó ambos brazos sobre su pecho.
Realmente no entiendes tu posición. A pesar de esto, te permitiré tomar una decisión ahora mismo.
La cabeza del loco se inclinó en un ángulo recto perfecto, con suficiente fuerza para romper su cuello, o eso parecería. Apareció una sonrisa oscura.
Te voy a dejar atado de brazos y pies. Todo lo que te espera es la muerte.
Sin embargo... si tomas el Evangelio en este lugar, aun podrías ser salvado.
TE VOY A MATARRRR¡¡¡¡ TE MATARREEEEE¡¡¡¡
Puedes ser salvado si te conviertes en uno de nosotros. Si no, eres solo un extraño. Es claro y simple, ¿no?
Petelgeuse, promulgando lo que le parecía el plan más astuto, procedió a darle la espalda a Kino. Tomó las repugnantes maldiciones saliendo de la boca del chico como nada más que un poco de viento y sus pies trataban la piscina de sangre como un charco de agua dejado por una llovizna de la tarde, en resumen, su comportamiento no estaba nada afectado.
Por lo regular, Petelgeuse se habría retirado sin notar a Kino en lo más mínimo.
Sin embargo, no lo hizo, porque un sonido pesado y acuoso atrajo su atención hacia un lado
Petelgese miró hacia el sonido, asintiendo mientras miraba a la chica de cabello azul que había caído allí. Habiendo perdido todo interés en jugar con ella como muñeca, estaba a punto de irse cuando la notó tirada al lado del camino.
... No era exageración decir que esto también era tratarla como un juguete.
Tú, también, eres seguidora del amor. Sí, sí. Trataste muy duro.
Petelgeuse seguía detenido y corrigió la postura del cadáver de Rem, haciendo un signo de cruz con ella. Parecía alabar y reconocer las acciones que la chica había mantenido hasta hace unos minutos. Sin embargo...
Moriste por amor, desafiando tu destino con todo tu poder. Sin embargo, yaces arruinada e insatisfecha, habiendo perdido el objeto de tu amor, incapaz de saciar tu deseo, con el vacío en todo tu ser...
Su aclamación se convirtió en una burla, lamentando la futilidad de las acciones de Rem mientras sus mejillas se tornaban en una sonrisa burlona.
¡Porque... fuiste perezosa!
No había mayor manera de menospreciar la existencia de la chica solitaria, Rem.
¡¡...!!
Aullidos y gritos resonaron fuertemente por la caverna. Kinomoto Kurosaki produjo un grito inhumano, su rabia fue suficiente para llenar su garganta entera, su rabia fue suficiente para evitar que formara palabras, su lamento el suficiente para formar lágrimas de sangre.
Escuchando esto, Petelgeuse rio, como si fuera una lluvia de los mejores elogios posibles.
Él rio y rio.
...
No dejó de caminar.
Por supuesto, Kino no podía esperar ni detenerlo desde atrás ni aplastar su cuello.
Se mantuvo oyendo esa voz riendo por un largo rato.
Incluso cuando el mismo Petelgeuse se había ido, aunque sus maldiciones no alcanzaran al hombre, aunque las luces al interior de la caverna se extinguieron todas a la vez y lo dejaron solo con el cadáver en la oscuridad, no se detuvo.
Ah jajaja, ah jajaja.
Ah jajaja, ah jajaja.
... Ah jajaja, ah jajaja, ah jajaja, ah jajaja, ah jajaja.
En medio de la oscuridad, muerto para el mundo, expedía suficiente odio y sed
de sangre como para consumir a un hombre vivo.
Murmuró y escupió una y otra vez, al punto de olvidar cuántas veces fueron, y, aun así, su odio abrasador no disminuyó.
...
Nunca había odiado tanto ni a una persona, ni a un ser vivo, como lo hacía entonces.
Desde su llegada a ese mundo había experimentado el odio de la cosa sin forma llamada 'destino' muchas veces ya. Había sido golpeado en el suelo con la realidad restregada en la cara sin piedad, y ese cruel mundo lo había hecho pagar por sus malas decisiones con su vida... pero las veces que había odiado y maldecido eran menos que el número de sus dedos.
Pero en este punto de su vida, nunca había odiado a otro individuo a esa extensión.
Kino: ¡Petelgeuse...Romané-Conti...!
se aferró a la sed de sangre saliendo de su propia boca y con toda
seriedad retorció su propio cuerpo, haciendo sonar sus grilletes.
Ya había tratado de forzar sus brazos a salir de las esposas o sacar sus piernas varias veces.
Para comenzar, las esposas estaban cerradas apretadas y dolían mucho en los miembros de Kino.
Sentía el dolor. Su furia no le permitiría olvidarlo. Pero, incluso ante esa incomodidad arañando sus nervios, lo soportaba pensando en lo que Rem había pasado.
Incluso si las esposas desgarraban sus manos y muñecas, realmente no le importaba. En cuanto pudiera escapar, en cuanto pudiera mover un solo dedo, en cuanto le quedara un solo diente, él extinguiría la vida de Petelgeuse.
...Varias horas ya habían pasado desde que su enemigo había dejado la caverna.
Si permanecía en este lugar de la misma manera, sin ningún tipo de cambio...
¡Guaaaaa! ¡Petelgeuse! ¡¡Petelgeuse!!
miró en la dirección del disturbio. Por supuesto, en su campo de visión no hubo más que la oscuridad de la caverna.
Pero, sintió algo en la oscuridad sin duda.
Lento, de verdad muy lento, sintió una presencia elevándose. Se movía al paso de un caracol, poco a poco, pero se acercaba implacablemente a Kino.
...
De alguna manera, incluso en la completa oscuridad, parecía saber dónde estaba él.
Kino se agitó con urgencia e incomodidad ante el individuo. Pero ese sentimiento desaparecería inmediatamente mientras uno diferente se levantaba en el fondo de su mente.
... ¿De dónde viene ese sentimiento en primer lugar?
Oyó un sonido como de ropa arrastrándose y una respiración extremadamente ligera. La distancia era bastante cercana, no más de unas cuantas yardas más allá de Kino. Habiendo pensado hasta ese punto, repentinamente se percató:
estaba en un rango cercano, no venía de la entrada, la presencia había aparecido abruptamente...
No, ¿qué tal si ella había comenzado a respirar de nuevo...?
¿R-Rem...?
Ella no podía estar viva. Ella estaba muerta. Por supuesto que estaba muerta. Aun a pesar de ello, seguía creyendo a medias que la presencia frente a sus propios ojos estaba viva, y tenía que ser Rem. Y si ella estaba muerta, a lo mejor sería ella igualmente, viniendo para rescatarlo. Tenía que ser Rem de cualquier manera. Por lo tanto, no había razón alguna para preocuparse por su presencia.
Rem, ¿Rem...?
...
Se dirigió a ella, aferrándose a la esperanza, pero silencio fue lo que regresó en venganza.
En el momento en
el que sintió algo arañar su brazo, instantáneamente trató de tomar su mano y
dijo su nombre.
Re...
Su garganta se paralizó de nuevo.
Lo que sujetó su mano fue tan ligero, tan frío, que nadie pensaría que era parte
de una persona viva.
¿R-Rem...?
El cuerpo de Rem yacía bocabajo enfrente de Kino que estaba arrodillado.
El brazo delgado de la chica estaba temblando un poco, pero estaba tan frío como podría, desprovisto del calor de la sangre.
Estaba tan fría como un cadáver. Ya no podía estar más en este mundo. Aunque debería estar acabada, había arrastrado su cuerpo hasta ahí y se había aferrado a Kino. Ella tocó sus brazos, sus hombros, su pecho, su cabeza, como si quisiera asegurarse de que estaban ahí; se presionó con él en un abrazo de frente.
—...
Kino, aceptando silenciosamente el abrazo de la muerta, no tenía idea de lo que pasaría.
Estando a una distancia en que sentían sus respiraciones, Kino no tenía la certeza de que era Rem quien abrazaba su cuerpo. Sin embargo, su piel se sentía muerta al tacto, irreal, como si estuviera animada solo por los restos de su vida apagándose.
Pero no era incómodo. Kino respondió obedientemente a su abrazo continuo.
Cuando pensó en ello, habían estado cerca el uno del otro varias veces, pero esa podría haber sido la primera vez que se tocaban de esa manera.
Quizá, esa era la manera en que Rem quería que fueran sus últimos momentos.
Si era así, lo menos que podía hacer era responder a sus deseos. Incluso con Rem muriendo y Kino habiéndose rendido ya, quizá sus brazos pudieran transmitirle sus sentimientos a ella.
Fue Rem quien llevó el frío y silencioso abrazo a su fin.
¿Rem?
Mientras Kino la abrazaba, el cuerpo de ella perdió su fuerza, colapsando sobre su regazo. Apresuradamente se movió para sostenerla, pero el siguiente movimiento lo hizo imposible. Después de todo...
... ¡¿Uuu?!
... Rem le agarró sus brazos extendidos y los estrelló contra el suelo.
Kino, halado hacia enfrente y abajo, fue sorprendido por la repentina violencia impartida con una fuerza más allá de la imaginación. Por ende, fue lento al reaccionar a la siguiente acción de Rem. Los brazos de Kino, presionados en el suelo, fueron bañados en una abundante cantidad de líquido.
Fue una sustancia fría y viscosa con un olor herrumbroso. El hecho de que Kino se había llegado a acostumbrar al olor lo hizo bastante lento para darse cuenta de que Rem había tosido sangre.
Un escalofrío corrió por su espina ante la incomodidad de tener tanta sangre de otra persona vertida sobre él. Pero la mala sensación se desvaneció en un instante.
...ma.
El susurro vibró levemente en el aire mientras la intervención de maná lograba su resultado.
... ¡Dwaa!
Un dolor, como si algo agudo se clavara en sus muñecas, atacó a Kino. El inesperado dolor entumecedor se extendió desde sus muñecas, a través de sus brazos y hasta sus hombros.
No sabía que estaba pasando. Se estremeció ante la idea de que Rem estuviera haciendo esto, regurgitando sangre sobre él, causándole sacudidas de dolor, y procediendo a convertir sus dos brazos en apéndices inútiles. Pero en el siguiente momento...
... Los grilletes de sus muñecas, incapaces de soportar la presión empujándolos
desde adentro, se abrieron ruidosamente.
... Oh.
La destrucción mandó a volar fragmentos de metal, y el sonido tintineante resonó en la caverna.
Kino respiraba dificultosamente cuando su dolor cesó de forma radical, y sus brazos se sintieron increíblemente libres a pesar de la sensación quemante.
Abrió y cerró sus dos manos ahora desatadas, confirmando que aun podían moverse.
Luego él lo entendió.
Rem, tú...
Rem había usado magia para congelar la sangre de su boca, utilizando la presión para destruir las esposas desde adentro.
Por supuesto, los dos brazos de Kino, habiendo aguantado directamente los efectos de la magia no salieron ilesos. Dicho eso, podía rotar sus muñecas y
hacer que sus dedos obedecieran sus órdenes. Si ignoraba el dolor, los podía mover normalmente de nuevo.
En otras palabras, Rem había tenido éxito.
¿Re...?
Kino estaba a punto de expresar su agradecimiento cuando sintió un cuerpo muy ligero topar contra su pecho. Ligero. Tan, tan ligero. Había perdido tanta sangre que lo último de su consciencia era una vela al viento, lista para ser extinta.
En otras palabras, su vida expiraría pronto. —Rem... espera, Rem. Espera... no...
Literalmente había regresado de la muerte para salvarlo, aunque él...
... Nn.
¿Rem?
La legua de Rem, tan fría como la de un cadáver, trató de formar palabras con algún tipo de significado tras ellas.
Apenas tenía la fuerza para pronunciar una simple sílaba, pero, aun así, había extraído energía mágica de su cuerpo inmóvil y mente borrosa. Se había forzado a pasar el punto de la muerte para completar su objetivo, pero quería dejar una última cosa atrás.
Kino, no queriendo dejar que ese mensaje se perdiera, abrazó su cuerpo y lo acercó. Acercó el oído a sus labios temblorosos para poder grabar cada palabra, cada sílaba, directo en su alma.
Las últimas palabras de la chica fueron...
—V...ive.
— ¡...!
—Te a...o...
Murió.
En ese momento, Rem murió.
Kino: NOOOO TU TAMBIEN NO ME DEJES
DE MANERA DESESPERADA KINO INTENTO REANIMAR A REM, PERO ERA DEMASIADO TARDE MURIO POR EL DESANGRADO
Kino no paraba de llorar al ver como en un instante sus amigas habían sido asesinadas como si nada
salió de la caverna, no fue la luz creada por el mineral lagmite lo que lo recibió, sino el naranja de los rayos del sol. La luz filtrándose de la puesta del sol quemaba el mundo debajo.
El sol estaba poniéndose pasado el horizonte del bosque y las colinas tras este, estaba dando su despedida antes de retirarse de su labor diaria y teñía el mundo del mismo color de sus flamas.
Kino, recibido por esa escena, estaba de pie con la pared de roca detrás y con árboles extraños por donde quiera que mirara. Un rápido vistazo por el área no reveló señas de una calle, una vereda, o algo si quiera parecido a un camino.
Eso es lo que debió haber esperado. Un grupo infiltrado en un área, lógicamente se establecería lejos de asentamientos humanos.
Pero caminaré...
Su destino era el mismo que antes: la mansión Roswaal en los dominios Mathers.
Comenzó a caminar mientras con esfuerzo cargaba el cadáver de rem, aunque con dificultad pues el carece de fuerza puso todo su esfuerzo para poder llegar a la mansión con la pequeña esperanza de poder al menos alertar para que salgan de ahí, aunque ya han pasado muchas horas es difícil que eso pueda pasar quería cargar el cadáver de Beatrice, pero ella solamente desapareció en una luz como si hubiera muerto
Mal herido, llorando, con el cadáver de rem siguió su camino a la mansión, solo caminando
La villa había sido violada exactamente de la misma manera infernal que había visto antes.
Las casas habían sido consumidas por el fuego; los aldeanos estaban cubiertos de sangre. Los restos de aquellos que inútilmente se habían resistido al robo de sus vidas habían sido reunidos sin cuidado en el centro de la comunidad, apilados en una montaña de cadáveres.
Miró a la derecha; miró a la izquierda. Solo había brazas extinguiéndose y el hedor de la muerte. No podía esperar algún sobreviviente.
Revisando los cadáveres de los aldeanos, Kino se dio cuenta de que este mundo mantenía una diferencia respecto al anterior.
Petra. Mildo. Luca. Meyna. Cain. Dyne...
La cruel visión de los cuerpos de los niños era parte de la montaña de cadáveres y el rio de sangre.
...
Con Rem aún en sus brazos, las rodillas de Kino cedieron. Él cayó en el lugar, sujetando fuerte el frío cuerpo en sus brazos, y lloró.
¿Qué había estado haciendo todo este tiempo...?
Sabiendo lo que pasaría, ¿por qué se quedó sin hacer nada...?
Los niños habían muerto ahí porque Rem, quien los habría protegido como la última vez, había sido incapaz de llegar a la villa. Los adultos no fueron capaces de permitir escapar a los niños.
La visión de sus propios niños siendo asesinados, como si fuera deporte, había sido grabada en sus ojos antes de que ellos, también, murieran con sufrimiento.
Ni uno solo había sido perdonado. Kino se había quedado quieto y no había interferido, y esta tragedia fue el resultado final, dejando solo desesperación y resentimiento a su paso.
La despreciable realidad consumía el corazón de Kino.
Ahora lo entiendo. Lo entiendo todo.
Kino ... Petelgeuse.
El hombre que había asesinado a los aldeanos, los niños, y a Rem.
Él, el hombre loco, había cometido esos actos imperdonables no una vez, sino dos veces.
... Ha.
Su plan estaba escrito en roca. Sabía lo que tenía que hacer.
—Petelgeuse...
Tenía que matar a Petelgeuse. Asesinarlo, matarlo, exterminarlo, liquidarlo, seguir matándolo hasta que la última de las células de su cuerpo se extinguiera, borrar todo su ser de ese mundo.
Nada menor a eso podría siquiera comenzar a pagar por esas muertes. Sus pensamientos estaban teñidos por odio puro. Su campo de visión se tornó rojo carmesí. Sabía que la sangre restante después de lo que había perdido se había ido mayoritariamente a la cabeza... incluso estaba saliendo de su nariz.
Bruscamente limpió el sangrado de su nariz, reafirmó su agarre sobre Rem para que no resultara manchada, y se puso de pie. Sus rodillas temblaban y sus tobillos titubeaban; el si podía estar de pie, por no hablar de caminar, era una pregunta abierta.
Matar, matar, matar, matar, te mataré...
Pero si pudiera caminar, si pudiera avanzar, entonces seguramente podría arrancarle la garganta al hombre con los dientes.
Arrastrado por su mente con sed de sangre intensificada, Kino se dirigió hacia la mansión.
Había visto el infierno en la villa. Seguía la mansión. ¿Qué era lo que lo esperaba allí?
Justo antes de su muerte, justo antes de que comenzara las cosas de nuevo, algo había pasado, pero sus recuerdos estaban rotos, borrosos.
Pensaba que había llegado a la mansión y había visto algo que malogró decisivamente su psique. Desesperadamente encendió las neuronas en su cabeza para tratar de recordar qué fue.
Había encontrado a Rem muerta. Y, esta vez, esa experiencia ya había seguido su curso.
Khah.
Espontáneamente, una risa escapó de él.
En verdad, de verdad, no ha cambiado absolutamente nada, ¿no es así
Solo el orden había sido alterado. Nada había cambiado en términos de lo ocurrido. ¿Alguna vez había desperdiciado su tiempo revivido tan holgazanamente como había hecho entonces?
Antes, no importaba que hubiera pasado, Kino ganaba algo a través de la muerte. Pero, atrapado en su propia jaula, no había sido capaz de salvar nada.
Ahora que había encontrado el mismo infierno una vez más, ¿había algo que pudiera aprender de ello? Habiendo gastado su Regreso por la Muerte, ¿tenía él algún valor en absoluto?
...
En algún punto, había comenzado a perder de vista el objetivo de su sed de sangre.
Petelgeuse. Ese nombre era todo lo que mantenía a Kino en marcha. Eso era algo bueno. Él era a quien Kino quería matar, ¿no? Así que mátalo de una vez.
Después de malo que tiene de malo matar, si lo que matas son a la escoria de la sociedad, toda esta clase de cosas se evitarían si eliminaran el problema de raíz, si los mataran no habría tanta muerte
Después de que él fuera asesinado, "—" podrían morir por todo lo que le importaba.
¿Quiénes son "—," de todos modos? Solo mátalos también ¿entonces?, Sí, mejor si todos mueren.
Cuando esa interferencia comenzó a invadir los pensamientos de Kino, su mente alternó entre encendida y apagada, una y otra vez.
Kino miró al frente con los ojos ensangrentados mientras volvía a saltar la valla entre la cordura y la locura. Habiendo decidido ya dirigirse a la mansión, venga lo que venga, escogió posponer el encargarse del problema inmediato, como siempre hacía. Entonces...
¡¡...!!
En el instante en que llegó al punto más alto de la colina, Kino atestiguo la destrucción de la Mansión Roswaal.
Un feroz sonido erupcionó, y se levantó humo por todos lados. El tejado colapsó; la terraza cayó en pedazos. Todas a la vez, las ventanas de cristal se rompieron. y cayeron en fragmentos brillantes, las blancas paredes agrietadas lloraron como doncellas mientras se caían.
Cuando llegó, Kino miró estupefacto desde la puerta frontal ante la abrumadora devastación. La mansión había perdido su forma en un instante, como si alguien la hubiera demolido con explosivos.
La construcción familiar había perdido toda integridad, su jardín meticulosamente arreglado había sido enterrado en escombros, y la ruina que
una vez había sido la mansión se caía a pedazos.
Kino: Qu-qué de...
Rebuscó entre sus memorias. Pero no tenía un recuerdo de esta experiencia.
Había pasado algo que no recordaba. O, quizá la conmoción por haber estado al límite de la muerte era tan vívida que se había olvidado de la destrucción a su alrededor mientras moría.
Habiendo perdido su rumbo, las carcajadas de un hombre flaco surgieron en un rincón de su mente temblorosa.
Si la matanza de la aldea había sido acción del hombre loco, seguramente había dirigido sus viles acciones hacia la mansión también. Si ese era el caso, ¿esta destrucción fue obra de Petelgeuse?
Kino: ¿Qué diablos está haciendo...?
Frente a un espectáculo más allá de su entendimiento, Kino continuó cargando a Rem mientras exhalaba aliento blanco. Estando desanimado, anhelaba una sensación más fuerte en sus manos, pero era frío lo que fluía por sus manos y se convertía en tristeza en su pecho. Su cuerpo se estremeció; tosió por el frío dolor en sus pulmones.
... Demasiado tarde, Kino se dio cuenta finalmente de que su propia respiración agitada se miraba como nubes blancas.
¡¿...?!
En el momento en que se percató de ello, el dolor envolvió su cuerpo apuñalando su piel. Sus exhalaciones eran blancas, y el aire que inhalaba estaba congelando sus órganos internos, como si estuviera respirando una ráfaga de nieve. Sentía como si su cuerpo estuviera muriendo de adentro hacia afuera. Los instintos de Kino le gritaron que su vida estaba en riesgo.
No... sé... qué... está... pasando.
Su cuerpo entero fue despojado de su calor, se volvió difícil incluso mantenerse de pie, y así él cedió.
Se arrodilló en el lugar inclinándose al frente antes de golpear contra el suelo y caer de costado, sujetando a Rem todavía. Ese fue su acto final de resistencia.
Su cuerpo derribado se congeló hasta el núcleo, siendo incapaces sus extremidades de siquiera temblar.
Incapaz de transmitir sus pensamientos a sus miembros, Kino supo que su mente había sido arrancada de su cuerpo. Kino ya lo había experimentado varias veces, pero nunca se había acostumbrado al sentimiento de la desoladora impotencia.
Su sistema nervioso enviaba comandos a todo su cuerpo para resistir el final
inminente siquiera un poco, los enviaba a algún lugar, cualquiera que pudiera moverse. Detrás de su párpado derecho que estaba cerrado, su ojo era apenas funcional.
Con todo su espíritu, Kino movió su párpado, usando su ojo que escasamente funcionaba para mirar en cierto ángulo, en dirección a la mansión.
Una vez alcanzara esa posición, probablemente no se volvería a mover. Antes de que su vista se desvaneciera, él vio algo...
...a.
... Vio a una bestia de pie sobre las ruinas de la mansión colapsada.
Era una bestia sacra, con pelaje gris en todo su cuerpo y ojos dorados brillantes.
La visión de eso parado en cuatro patas moviendo calmadamente su cola, era de lo más misteriosa.
Más que nada, la bestia era enorme, rivalizando con la mansión misma.
...
entendió qué había causado
el colapso de la mansión: la repentina aparición de esa bestia en el interior. Por
supuesto que la construcción no soportaría la presión de algo de esa magnitud
emergiendo desde adentro.
...
La bestia gris hizo un movimiento, analizando el área con sus ojos. Su cara era lo más parecido a un gran predador felino. Unos filosos colmillos salían de su boca; el gigante exhalaba aliento como tormentas de nieve blanca, y transformó el mundo en un infierno helado con el polvo blanco que congeló todo lo viviente.
¿Qué fue eso?
Mientras pensaba en ello, su campo de visión se tornó blanco. Entonces se dio cuenta de que había dejado de respirar. En algún punto, había dejado de sentir el amargo frío. Calor era lo que podía sentir.
Ese calor tentó a Kino a entregarse por completo a él, a olvidar el odio abrasador, a olvidar la tristeza que fue suficiente para desgarrar su alma, a olvidarlos todos y cada uno.
Olvida, olvida. Permite, a tu mente vagar al olvido y entrar al calor congelado. Justo antes de que cayera dormido, sintió como si escuchara la voz de alguien.
???: Duerme... junto a mi hija.
Fue una voz lenta y feroz. Aun así, de alguna manera sonaba desolada y triste. No lo entendía. No dentro de esa serenidad sin sentido.
Pero ya sea por instinto o deducción Kino sabia quién era la bestia
Kino: ¿p-puck?...
En ese momento el cuerpo de Kino no pudo más y su cabeza cayó al suelo, había vuelto a volverse una estatua de hielo
Kinomoto Kurosaki se fundió. Se fundió, se derritió, se fundió y luego desapareció.
Él se dio cuenta de que su mente estaba en una oscuridad muy, muy profunda.
Su conciencia, muerta para el mundo dentro de una oscuridad eterna y en expansión, corrió la mirada en busca de un cambio. Se preguntaba cuánto se extendería el mundo completamente oscuro del fin. Se sentía como si hubiera sido capturada, completamente fuera del alcance del mundo.
¿Qué es este lugar? ¿Qué estoy haciendo aquí?
Resultaba extraño para él tener esas preguntas. Para comenzar, no entendía quién era para pensar de tal manera.
Su mente era todo lo que había en ese vacío, desprovista de un cuerpo que la soportara o recibiera sus pensamientos.
Él estaba de pie. Sus piernas estaban sobre el suelo. Pero lo que pensó que estaba debajo de sus pies se mezcló con la oscuridad cubriendo su visión, y por ende su pisar era incierto.
... Abruptamente, hubo un cambio en el vasto mundo donde no existía más que oscuridad.
Una sombra se retorció, se aplanó, y surgió una grieta en medio de la nada. Sin un sonido, la ruptura en el espacio desgarró el mundo de oscuridad eterna, conectando el interior de ese vacío con otro vacío.
Justo después de la momentánea anomalía, una sola silueta humana emergió de la ruptura creciente.
...
Él pensó que la figura era una mujer.
En el instante en que la reconoció, emociones que no podía describir con palabras casi se apoderaron de su mente.
Sintió emociones fuertes y explosivas emerger. Quería correr hacia la figura, abrazar su delgado cuerpo, llevar sus labios a su cuello para hacerla entender que era él.
Y, sin embargo, no poseía unas piernas con las cuales correr hacia ella, ni los brazos para abrazarla, ni unos labios con los cuales besarla y probarle que existía
A pesar de que su desasosiego lo hacía querer llorar, no entendía por qué se habían manifestado esas emociones.
No lo sabía. No entendía. No comprendía nada.
Pero la figura pareciendo entender cómo se sentía, lentamente le extendió los brazos, cerrando de alguna manera la distancia invariable por sí misma. Esas dos manos se acercaron gentilmente lo suficiente para abrazarlo firmemente.
Mientras las puntas de sus dedos lo tocaban, una gran felicidad fluyó en él, como si alegría estuviera desbordando de cada célula de su cuerpo, llenando cada rincón y grieta de su conciencia.
Y luego ella dijo...
... Te amo.
En el momento en el que la conciencia de Kino regresó en el tiempo y habitó su cuerpo una vez más, el chico se desplomó al suelo espectacularmente.
Kadomon, estando de pie detrás del mostrador cuando lo miró caer en la calle sin advertencia previa, se inclinó rápidamente al frente.
¡Whoa! ¡¿Q- ¡¿Qué pasa, niño?!
Kino frunció el ceño, habiendo caído en el lugar sin suavizar el impacto y habiéndose hecho una herida sin sentido.
Er... solo resbalé un poco.
Ese 'resbalón' fue muy malo, me preguntaba si habías perdido una pierna o algo. ¿Puedes ponerte de pie y caminar? No puedo asociarme contigo si no dejas todas estas cosas locas.
Kino: ¿Qué quieres decir con 'loco' Yo no estoy loco
Un revoltoso de cualquier manera, y eso también va por cómo vas y vienes sin ropa adecuada. Para ser honesto, me da el presentimiento de que eres alguien problemático con quien no se puede tratar.
Habiendo dicho esas terribles cosas, Kadomon gimoteó en una muestra de insatisfacción.
Y cuando Kinomoto sintió abruptamente que tiraron de su brazo, él volvió la mirada. No pudo evitar quedarse sin aliento.
Rem: ¿Kinomoto, estás bien?
Vio a una chica de pie ahí, acercando las manos a sus heridas.
Cuando comenzó a sanarlo con magia, ella notó que Kino la miraba fijamente e inclinó la cabeza un poco. Su hermoso cabello azul ondeó sobre sus hombros.
Ver a la chica despertó fuertes emociones en el pecho de Kino.
Memorias, memorias, memorias fluyeron en una avalancha hacia el fondo de su mente. Silenciosamente abrió los ojos mientras sentía el rabioso torrente inundando su conciencia recién regresada.
¿Qué debería decir? ¿Qué puedo decir? Pensaba él, estando boquiabierto mientras las respuestas se le escapaban.
...Instantáneamente trató de llamarla por su nombre, pero su lengua reseca no formaba los sonidos de inmediato. Su conciencia daba vueltas en el aire mientras emociones impetuosas pesaban en su pecho lo suficiente como para aplastarlo.
Mordiéndose la lengua por su impaciencia, los labios de Kino titubearon mientras pronunciaban los nombres de las chicas.
Re...m... Bea..trice
La palabra se formó muy suavemente dentro de su boca y fue tan borrosa y vacilante que él no supo si llegó a ella. Preocupado porque ella no lo hubiera oído, inhaló para pronunciar su nombre de nuevo inmediatamente.
Sí, yo soy Rem.
Y, aun así, hubo una respuesta. Un momento antes de que repitiera su nombre,
la chica, Rem, sonrió en respuesta al torpe llamado de Kino.
Él había llamado a Rem, y ella había respondido.
Rem.
¿Kinomoto?
Rem, Rem... Rem.
Rem levantó sus cejas, luciendo preocupada por oír su nombre tantas veces.
Kino, también, pensaba que era extraño y bizarro. Incluso sabiendo esto, no podía detener la palabra que se le salía.
Él había pronunciado su nombre, y Rem había respondido, justo ante sus ojos.
Eso fue suficiente para hacerlo feliz. Después de que ella muriera tan brutalmente, él estaba feliz solo por tenerla frente sus ojos de nuevo. Nunca había estado tan feliz en su vida.
¿Qué sucede? Tienes una expresión como si acabaras de ver un fantasma.
Te lo aseguro, estoy aquí mismo. Soy tu Rem, Kinomoto.
Rem sonrió reconfortantemente, bromeando por una vez.
Seguramente le dolía ver a Kino tan demacrado como estaba. Y la frase que había usado, que "acabase de ver un fantasma," no era una de la que él pudiera reírse.
En serio, realmente, no podía reírse de esas palabras en absoluto.
Rem, yo... yo...
Eres un público difícil. Creo que una sonrisa te queda mucho mejor que esa expresión oscura, Kinomoto. Por eso, pensé que te haría reír, pero...
Rem bajó la vista con desilusión. Durante ese tiempo, había acabado de sanar con esmero la herida de Kinomoto. Después de una confirmación visual, ella declaró—: Ya acabé—, y comenzó a apartar sus dedos.
¿Kinomoto?
Cuando sus dedos comenzaron a moverse, Kino los atrapó con su mano para evitar que ese calor se escapara.
El rostro de Rem registró sorpresa ante su acción pícara, pero inmediatamente notó las emociones entusiastas que cubrían profusamente el rostro de Kino.
En serio, ¿qué pasa? Quiero decir... Estoy feliz de que seas tú quien hace esto, pero es muy repentino y me tomó por sorpresa.
Delgado. Pequeño... Cálido, eh.
Sintió los dedos de Rem mientras descansaban cómodamente en su propia mano. Ese ligero calor era la prueba de que ella estaba viva. Su cuerpo con sangre fluyendo se sentía muy diferente a su piel tiesa y carente de sangre.
Ella vivía. Ella estaba viva. Ella había regresado a la vida.
Esa cosa tan obvia consoló el corazón de Kino, que una vez estuvo roto.
Kino, de alguna manera me molesta ser llamada pequeña, por lo que no quiero oírlo seguido, pero está bien si eres tú. En cuanto a cálido, está de más decirlo. Estoy viva, después de todo.
Esa última frase dejó a Kino sin aliento e hizo que mirara a Rem. Frente a frente, sus ojos se encontraron, con una profunda compasión en los iris azules pálido de Rem.
Rem: ¿Estás ansioso? Pero estoy aquí. Voy a salvarte, Kinomoto, incluso si me cuesta la vida, así que todo está bien.
... No. Ella estaba equivocada.
Kino había dejado morir a Rem. Él la había matado. Dos veces. Despiadadamente. Sin misericordia.
La primera vez, uno podría decir que él no tuvo nada que ver. Pero la segunda vez fue diferente. La segunda vez, no podía poner excusas de ninguna manera:
Rem había muerto por el bien de Kino.
Para protegerlo, para salvarlo, por su bien, ella había usado su vida y la había explotado hasta el fin, muriendo por el bien de Kino.
La Rem frente a sus ojos no sabía esto. Solo Kino lo sabía....
Antes de que se diera cuenta, estaba sujetando la pequeña mano de rem, agachando su cabeza para que ella no viera su cara.
Viendo su comportamiento, Rem sintió temblar sus propios dedos con ansiedad, preguntándose si había hecho algo para incomodarlo. Pero eso solo fue por un momento.
Kino: Todo está bien. Todo está bien. Todo está en orden. Rem se percató a través de sus dedos de que Kino estaba asustado. Así que ella usó su mano libre para acariciar su espalda, consolándolo gentilmente como a un niño. Y ella hizo esto, acariciándolo, mostrándole afecto, hasta que Kino levantó la cabeza. Siempre cuidadosa, siempre amorosa.
Betty: te encuentras bien de hecho ¡
Kino: Betty tu ¡
Kino abrazo a las 2 chicas ellas habían muerto en el intento de salvarlo del enfermo de petel
Lamento interrumpir su momento íntimo, pero no puedo hacer negocios así.
Kadomon vio el episodio frente su tienda y corrió a los dos mientras hablaba.
Normalmente, eso hubiera hecho enojar a Kino, impulsándolo a decir algo como, "No es como si fueras a hacer algún negocio sin importar que estemos aquí o no," pero esta vez, Kino siguió la guía de la mano de Rem, partiendo gentilmente de ese lugar.
Si Kadomon realmente hubiera querido entrometerse, habría hecho algo cinco minutos antes. Él era fundamentalmente una buena persona, y fue por ello por lo que había esperado a que Kino se calmara antes de estallar con su espíritu capitalista.
Por su parte, Kino fue incapaz de notar tal benevolencia. En ese momento, el interior de su pecho estaba gobernado por una sola emoción.
... Matar. Matar. Matar. Matar. Matar.
Incluso si su Regreso por la Muerte había rehecho el mundo, ese odio fue la única cosa que no se borró.
Esta vez, Kino tenía un enemigo mortal. Y ese enemigo tenía nombre.
Petelgeuse Romanée-Conti.
Él era el peor de los locos y había cometido el gran e imperdonable crimen de asesinar a Rem y los aldeanos.
Era el deber de Kino usar el poder del Regreso por la Muerte para matar a ese hombre.
Mientras Rem alejaba a Kino del frente de la tienda tomándolo de la mano, ella se detuvo.
... Kino, ¿tienes un momento?
Cuando Rem miró atrás, Kino contestó: "¿Qué pasa?", encogiéndose de hombros casualmente, haciendo luz de las oscuras emociones dentro de su corazón. Lo miró fijamente, haciendo un pequeño sonido con su nariz bien formada.
No... puede que esté equivocada. Es simplemente que... Siento que el mal olor viniendo de ti se ha hecho más fuerte.
Un mal olor, ¿eh?
Cuando ella lo señaló, Kino olisqueó su propio brazo, pero no pudo notar nada.
Viniendo de Rem, esas palabras probablemente significaban que sentía el olor de la Bruja. Haciendo memoria, Petelgeuse había despotricado acerca de la naturaleza de Kino en cierta medida.
¿Entonces mi Regreso por la Muerte tiene algo que ver con la Bruja...?
Entre más usaba el Regreso por la Muerte, más fuerte se hacía la presencia de la Bruja alrededor de Kino.
Pudiera ser que el ansia subconsciente de llegar a esa conclusión fuese parte del poder de la Bruja.
Mientras Kino consideraba esos pensamientos, Rem lo miraba con una mirada de preocupación. Kino no había querido causarle ninguna pena. Él dejó esos pensamientos para después.
No pongas esa cara, Rem. Tus encantos se desperdician, y eso te llevará a un futuro oscuro.
Lo siento. Me preocupo demasiado, en serio...
Mientras Rem balbuceaba, Kino pensaba en qué podría decir para calmarla. Repentinamente, levantó de manera ligera sus manos que seguían entrelazadas.
Bueno, si te preocupa que me vaya a algún lado, solo sujétame de esta forma,
¿está bien?
¿Eh?
No hay forma de que me pueda zafar de ti, deberías sentirte más segura de esa manera, ¿verdad?
Cuando hizo esa declaración, ocultando el inesperado sonrojar que vino con ello, Rem miró entre Kino y sus manos unidas.
Sí.
Con una sonrisa agradable, ella asintió, estando no frente a Kino ni detrás de él, sino a su lado.
Desde ahí, los dos caminaron uno al lado del otro. Rem miró la mano que estaba sosteniendo, cerró la boca firmemente y ajustó su paso al de Kino
Betty vámonos
agarrando a las chicas de la mano cada una de un lado Kino camino
Betty se dio cuenta de que Kino no estaba actuando normal, más afectuoso a rem, más cariñoso con ella,
Mientras caminaba con la adorable chica, que sonreía ligeramente por el calor que sentía del tacto con la palma de este... Kino seguía ardiendo con sed de sangre y odio.
Incluso si sus manos estaban juntas, sus corazones estaban en polos opuestos.
Pero al mirar Beatrice se dio cuenta de la mirada de Kino la cual carecía de humanidad, esa mirada se veía ira,
Los ojos inocentes del chico no parecen los de un humano es como si hubiera vivido un infierno, esos ojos no son de un humano son los de un monstruo, NO UNA BESTIA QUE SOLO QUISIERA MATAR O DESTROZAR A SUS VICTIMAS, esos ojos azules perdieron su brillo.
El corazón de Kino estaba muy apegado a ese abismo oscuro y profundo...
Fin del capítulo.