Estás celoso

CASA

Ishtar está en la sala de su apartamento viendo una película con sus perros a un lado; cuando llega Sandro. Cansado y estresado, mira a los perros, buscando la forma de correrlos y que le dejen a Ishtar solo para él.

Sandro –Buenas noches

Ishtar –Hola –le sonríe, poniendo pausa a su película; él se acerca y la besa lento en los labios. –

Sandro con un tono de voz bajo pregunta – ¿Podemos hablar?

Ishtar –Claro ¿Qué ocurre?

Sandro –Tú dime

Ishtar, con el ceño fruncido pregunta– ¿a qué te refieres?

Sandro explica con evidente molestia en su rostro, aunque contiene la ira en el tono de voz y las palabras –Tu efusividad con Josué

Ishtar, sacude la cabeza sorprendida – ¿Qué? No entiendo a qué te refieres

Sandro –Saltaste a sus brazos, lo abrazaste muy personalmente, y no dejabas de mirarlo como si fueras una niña con su nuevo juguete; no obstante de ello, él me reclama la privacidad e intimidad de nuestra relación –aun sorprendida, lo escucha atentamente, pasando por todas las emociones existentes; respira profundo. – ¿Quién se cree que es? ¡Para comportarse así contigo!

Ishtar – Tú tienes a tu amigo, confidente y socio, que te conoce mejor que nadie. Yo tengo mi amigo y socio que igual me conoce muy bien. Ha visto desde las gradas, cada paso de nuestra relación, al igual que Pablo, Pedro, Lalo y Hannah. –Le enumera con los dedos.-

Sandro –Ellos no se entrometen.

Ishtar –No puedo reprimirlo, ni limitar sus pensamientos que exterioriza. Solo se preocupa por mí; como mi amigo que es

Sandro –Me está molestando eso

Ishtar, con una sonrisa incrédula– ¿estas celoso? ¡Oh Dios! Estas, celoso –sonríe y lo observa con mirada de ternura, abrazándolo; enfurruñado termina por dejarse abrazar. –

Sandro –No son celos

Ishtar, aún muy cerca de él, con suaves caricias en el brazo y espalda de Sandro le dice –No debes tener inseguridades. Yo, solo estaba, estoy increíblemente feliz

Sandro –Yo no abrazo así a mi socio

Ishtar, ríe– te verías muy gay haciéndolo; no eres mujer –Sandro la mira impávido, frio y serio. – ¡Oh, vamos! era una broma –se pone seria. – Josué, está casado, es mi amigo desde hace algunos años, no me gusta ni un tantito, no vez lo feo que esta ¡él pobre! –Suspira. – Además ya te tengo a ti, no quiero a nadie más –lo besa, él se echa hacia atrás, provocando que Conde chille; Ish se preocupa por Conde y le da un suave golpe riñendo a Sandro. –

Sandro –Diles que se vayan.

Ishtar – ¿Para que sigas huyendo? –le recrimina. – no, que me acompañen a ver la película, le dice indignada; mimando a sus cachorros que se le restriegan. –

Sandro – Anda –se acerca para besarla; Duque lo comienza a lamber, quitándole la intención. –

Ishtar –No, me rechazaste. –Se monta en su drama de princesa indignada. –

Sandro derrotado y molesto, se levanta y va a darse un baño y cambiarse. Ishtar se queda sentada viendo su película; dudando en ir con Sandro a calmarlo y arreglar las cosas o dejarlo sufrir un poco más. Sus cachorros protestan por la falta de atención y se salen al jardín. Sandro ha salido ya del baño; no contiene las ganas de ir a molestarlo un poco más, o solucionar su riña con unos besos.

Sandro, menos molesto y más frustrado; está en la habitación buscando ropa que ponerse, hace nota mental de recordar echar a lavar; lleva solo la toalla enredada en la cintura. Cuando entra Ishtar en la habitación, el contiene las ganas de voltear a verla; mientras ella lo devora con la mirada.

Es imposible no observarlo, con ese cuerpo tonificado, no exagerado de musculoso pero nada debilucho; espalda cuadrada y marcada, levemente bronceada su rubia piel.

Sabe que ella lo observa, pero desea que sea ella quien se acerque. Sin embargo está sumida en sus perversas y locas ideas mientras disfruta observándolo; mientras ella se muerde el labio, conteniendo las ganas de arrojarse sobre de él. El voltea de pronto, en el momento se atora la toalla en algún mueble y se le cae, provocando una reacción de sorpresa y sonrisa pícara en Ishtar, por la situación.

Ish – ¡Que buena vista!

Sandro, sonrojado– la podríamos mejorar

Ish –No imagino un mejor paisaje, que el que en este momento tengo enfrente –con sonrisita nerviosa. –

Sandro – ¿Segura?

Ish –si, el hermoso cuadro nocturno pintado en el fondo de mi habitación es hermoso, es… indescriptible

Sandro, le sonríe pícaramente, caminando lento hacia ella como lobo cazador– así que el cuadro de la habitación… -ella asiente con la cabeza, mientras se muerde el labio– Yo tengo en mente muchos cuadros que podrían interesarte –cuando ha llegado a ella, la jala tomándola por la cintura, en el momento en que ella pretendía huir. –

Ish – ¡Ah! No; así está bien –intentando zafarse de los brazos de él. –

Sandro la pega a su cuerpo, sosteniéndola entre sus brazos inmovilizándola, impidiendo su huida, ella suspira derrotada. Viéndose de frente. – ¿No? De verdad –con voz ronca en su oído. –

Ish con tono decepcionado dice –Me gustaba más la vista que tenía hace unos instantes.

Sandro acariciándole el trasero le dice – Me agrada más lo que en este momento estoy tocando, aunque puede mejorar –subiéndole el vestido para zafarlo con habilidad. –

Ish – Quisiera saber cómo mejoraría… –Con una voz muy sugerente; deja que le quite el vestido. –

Sandro –Tengo tantas ideas que puedo describírtelas en el oído –dándole besos en el cuello y oído. – ¿quieres saberlas?

Ish –Aja –gime –Puedes mostrarme –dice derritiéndose sus brazos; con la voz entrecortada.-

Sandro la lleva frente al espejo donde le señala con el mentón –esta es una mejor vista –dice a su oído.

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