Cristina mir�� la espalda de Gonzalo y su cintura intencionadamente recta, de aspecto fuerte y poderoso...
Gonzalo no esper�� a que le dieran un abrazo antes de fruncir el ce?o y bajar la voz:
��Date prisa.
Cristina se sent��a un poco avergonzada.
Gonzalo estaba obviamente impaciente y se retir�� detr��s de Cristina, luego rode�� suavemente su cintura con los brazos desde atr��s:
��Es igualmente que te abrazar�� por el resto de mi vida.
El amplio y c��lido abrazo detr��s de ella hizo que Cristina se resistiera instintivamente.
Pero la mano de Gonzalo agarrando su esbelta cintura y la llev�� a sus brazos:
��No te muevas.
La carita de Cristina se puso roja, pero al final no se atrevi�� a moverse de nuevo, solo se qued�� en los brazos de Gonzalo. Pod��a sentir el calor de su cuerpo, lo que directamente desorden�� sus latidos y pensamientos.
Lo que se subastaba abajo y lo que se ped��a, ni siquiera lo oy��.