Cristina percibi�� al instante su reacci��n.
Us�� el codo y le golpe�� el pecho:
��Gonzalo, debes estar tranquilo.
La voz de Gonzalo era ronca:
��Estoy en paz, pero est�� inquieto. No puedo controlarlo.
Cristina estaba avergonzada y molesta.
Gonzalo retrocedi�� un poco y volvi�� a tirar de la colcha meti��ndola un poco entre los dos, aislando este poco de verg��enza.
��Ya no est��s enfadada, ?verdad? ��la engatus�� cuando lo termin��.
El aliento caliente roci�� la oreja de Cristina, lo que le dej�� sentirse muy c��moda.
��Date prisa y vete a dormir ��Ella dijo.
Despu��s de una noche sin dormir, Gonzalo realmente ten��a mucho sue?o. Al oler su aroma, pronto se qued�� dormido.
Cristina sab��a que ella era como una almohada para hacerle dormir bien, as�� que tampoco se fue.
Cristina cogi�� su tel��fono m��vil, edit�� un mensaje de texto y lo envi��.
Pronto, hubo una respuesta desde all��.