Capítulo 2: Un Mundo Desconocido

Max despertó, su mente aturdida por la mezcla de sensaciones y el impacto del accidente que había dejado atrás. Parpadeó ante un entorno completamente diferente al que recordaba.

Miró en el espejo, solo para encontrarse con un completo desconocido mirándolo de vuelta. La sorpresa lo invadió, pero rápidamente reprimió cualquier reacción. No podía delatar su confusión frente a estas personas desconocidas que lo rodeaban. Manteniendo su expresión neutral, se acercó a la canasta donde yacía un felino muy parecido a su antigua mascota, Reyvi, profundamente dormido.

"¿Cómo estás, Max?" una voz profunda y serena resonó a su lado.

Se volvió para enfrentar a un hombre con el aspecto de curandero, cuyos ojos parecían leer mucho más de lo que estaba dispuesto a mostrar.

Te has llevado un buen golpe en la cabeza al caer por aquel acantilado."

Max asintió lentamente, procesando la información y dejando que una idea comenzara a tomar forma en su mente.

El curandero sonrió comprensivamente. "Tu cuerpo ha sufrido magulladuras, pero no hay lesiones graves. Tu cabeza, sin embargo, ha sufrido un fuerte impacto. Estarás bien con el tiempo."

Max sintió un agudo pinchazo en su cabeza al escuchar sus propias palabras, un recordatorio de la confusión y la pérdida que lo envolvía.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras los fragmentos de la identidad del antiguo propietario lo atormentaban . Antes de que pudiera procesar por completo su crisis de identidad, el dolor punzante de cabeza se intensificó, inundando su mente con antiguos recuerdos. Las imágenes de su vida anterior, y la del antiguo propietario, se desataron en un torbellino abrumado por el flujo de memorias.

Max se desplomó, perdiendo momentáneamente la conciencia.

El sonido de voces preocupadas se escucharon antes de quedarse inconsciente.

Abrió los ojos, encontrando a dos rostros angustiados inclinados sobre él. Eran ellos, los Duques, la pareja noble que serían sus nuevos padres en este nuevo mundo .En su vida pasada era huérfano y al estar solo casi toda su vida no tenia apego a su vida pasada, su única preocupación era su antiguo compañero

[Ojalá y sea tú].

Max sintió la suavidad de las sábanas bajo sus dedos y se tomó un momento para orientarse. "Entonces, realmente renací...", susurró para sí mismo mientras procesaba la extraña verdad de su situación,

Asi que morí por... el clásico camión-kun, se burló de sí mismo, una risa amarga escapando de sus labios.

Sus pensamientos se precipitaron, recordando los detalles de la novela que solía leer de niño. Ahora estaba inmerso en ese mundo, ocupando el cuerpo de un personaje que normalmente moría al inicio de la historia. Era irónico, casi como si estuviera viviendo un sueño que había imaginado tantas veces.

Los Duques, sus nuevos padres en esta vida , que lo observan con sus rostros rebosantes de amor y preocupación. al verlos así Max se esforzó por reprimir cualquier rastro de confusión mientras se encontraba con sus miradas.

"Max, querido, ¿cómo te sientes?" preguntó la Duquesa con ternura.

Max inhaló profundamente, asintiendo con una sonrisa forzada. "Me siento... mejor. Solo... un poco aturdido, supongo."

La preocupación en sus ojos no disminuyó, pero los Duques aceptaron su respuesta. En el fondo de su mente.

Max sabía que debía adaptarse a esta nueva vida.

Miró a su alrededor, contemplando el lujoso entorno del castillo, y supo que su historia en este mundo estaba apenas comenzando.