Escudo Roto (Parte 2)

Las Llamas Primordiales ya habían incinerado al huésped de Caída del Caballero y solo los tejidos que escondió dentro de su cuerpo metálico para su custodia quedaron, pero el escudo maldito estaba demasiado asustado como para darse cuenta hasta que fue demasiado tarde.

Con su huésped desaparecido y el poder generado sacrificándose por su unión insignificante, el Davross comenzó a vaporizarse y los cristales de Maná que sostienen la vida del escudo maldito se agrietaron.

—No. ¡No! ¡NO! —Caída del Caballero gritó pidiendo ayuda en innumerables lenguas muertas cuando mantener unidos los encantamientos que le daban consciencia se volvían más difíciles cada segundo.

Windfell cargó con cada gramo de fuerza que le quedaba, pero los ojos del híbrido siguiéndolo no temblaron ni la mano negra empuñando la Guerra Blanca vaciló.