—Entiendo tu punto, pero mira. —Lith tomó las manos de Kamila, usando su técnica de respiración para chequear al bebé y un enlace mental para compartir con su esposa sus sentidos y experiencia.
Ahora Elysia medía más de 8 centímetros de largo. Sus órganos, extremidades y huesos estaban presentes y se desarrollaban como debían. Su fuerza vital y flujo de mana eran débiles pero constantes, al igual que su latido cardíaco.
Kamila apretó las manos de Lith, transformando su piel en escamas al igual que él. Los Dragones podían compartir sus sentimientos a través del contacto físico y Kamila se había vuelto dependiente de ese método para recibir seguridad más allá de lo que las simples palabras podían lograr.
Kamila pudo sentir el amor, la calma y la confianza de Lith en que todo iba bien. Además, había algo más. Elysia reaccionó al cambio de la madre y cambió de forma también. Su rostro se volvió una tabla negra y una pequeña cola salió de su columna vertebral.