—Lo sé, pero estamos caminando sobre hielo delgado. —El Rey suspiró—. Si presionamos demasiado a las Cortes, simplemente dejarán de ayudarnos. En ese punto, las matanzas se volverían el menor de nuestros problemas.
—Sin ellos, los recursos de nuestro nuevo hogar se agotarán en unos pocos meses en lugar de años. Nos veríamos obligados a movernos nuevamente, esta vez sin que nadie explorara los caminos que nos esperan o nos diera la información que necesitamos para nuestras incursiones.
—Ese bastardo tiene razón en una cosa. Necesitamos confiar en ellos. Si nos apuñalan por la espalda, la desaparición de algunos Armonizadores no marcará ninguna diferencia, ya que todos estaremos muertos."
—Entonces, ¿por qué no le das a las Cortes los Armonizadores ahora? —Preguntó el representante de Traughen—. Al menos verificaríamos su lealtad en lugar de estar constantemente temerosos de la traición.