Aún así, la forma de lo que Kamila estaba tejiendo era un poco extraña y lo que Lith asumió que era el cuello del portabebés era demasiado grande.
—¿Estás aprendiendo a tejer? —preguntó, buscando un tema suave antes de descargar su carga.
—Sí. —Kamila asintió—. Es una excelente manera de pasar tiempo con tu madre y mantener mi mente ocupada mientras espero tu regreso. El tiempo se arrastra cuando miro el amuleto de comunicación en busca de actualizaciones y vivo aterrada de ver desaparecer tu runa.
—Lamento hacerte preocupar así, pero lo hice por ti y por Elysia. Si las hordas de monstruos no se controlan, acabaremos como Jiera y el hambre será lo menos preocupante. —Lith la envolvió en sus brazos, perdiéndose en su aroma.
—No hay nada que me gustaría más que pasar los próximos cinco meses cuidándoos, pero para daros a ti y a nuestra hija un mundo mejor, necesito luchar.