Syrah miró la chispa en los ojos del joven Fomor, la misma que Xagra tenía antes de ser obligado a heredar el Armonizador de su padre y el título de Rey. Ahora sus ojos estaban apagados y sonreía mucho menos.
Syrah deseaba poder retroceder el tiempo y, fuerte con su conocimiento del futuro, ahorrarle a su hijo ese destino, pero Mogar seguía girando, dejándola sola con sus arrepentimientos.
—Sólo dame tu runa —dijo mientras sostenía su amuleto de comunicación.
—¿Perdón? —Ryla estaba demasiado sorprendida para entender la repentina solicitud.
—Necesito tu runa de comunicación, de lo contrario no puedo llamarte cuando necesite que vengas aquí —la Reina Hati no quería que Garrik se escapara y tuviera una vida normal.
Quería mantenerlo en Zelex y contarle todas las cosas horribles que su padre había hecho a su gente. Quería que Garrik viviera el resto de sus días en vergüenza y quitarle todo lo que Xagra había perdido.