—¡Querías mi poder, te daré mi poder! —las cabezas de los guerreros elfos explotaban una tras otra en un espantoso crescendo.
Manantiales de sangre brotaban de sus cuellos que crecían aún más altos cuando sus cuerpos se desplomaban como basura aplastada por un compactador. Los huesos rotos chasqueaban y crujían, convirtiendo a seres vivos en sacos de carne en unos pocos segundos excruciantes.
Morok tuvo que dejar de luchar y comenzó a vomitar.
—¿Cómo puede ser eso Magia Espiritual Coreográfica? —podía ver con la Visión de la Vida innumerables tentáculos infundidos con magia de luz que transferían cada gota de sangre robada y fuerza vital a la espada llameante.
—¡Estabas dispuesto a tomar nuestras vidas así que estamos tomando las tuyas como compensación! —Solus chilló furiosa, haciendo su mejor esfuerzo por replicar lo que había visto hacer a su Proyección del Alma y mezclándolo con Magia de Creación.