«Esto no tiene sentido», pensó Solus. «¿Por qué mis sentimientos suben y bajan como una montaña rusa? ¿Cómo pude estar tan tranquila mientras refundía War en Ragnarök? Se suponía que debía estar angustiada y aun con la presencia de Abuela yo—»
Otra ola de tristeza amenazaba con ahogarla, pero la desesperación que le traía no duraba. Lith aún sostenía su hombro mientras ella estaba sentada, feliz de tenerla de vuelta. Feliz de estar de nuevo con su familia.
«Por mi Mamá, ¿cómo pude ser tan estúpida?», pensó Solus.
—Lo siento, pero me gustaría que todos se fueran excepto Mamá, Papá y Quylla —dijo realmente.
—¿Por qué? —El dolor en la voz de Lith debilitó sus defensas, causando en Solus un dolor emocional tan intenso que parecía físico.
—Por nuestro vínculo —respondió—. No puedo lidiar con mis sentimientos contigo aquí. Eres mi roca y mi armadura, de más de una manera. Tu presencia funciona incluso mejor que la de Abuela porque no solo eres poderoso.