Más que carne (Parte 1)

—¿Cómo yo? —Kelia repitió confundida.

—Tú eres la que se quedó despierta toda la noche —Anochecer respondió—. Estudiaste arduamente para comprimir años de academia en meses. Practicaste magia sin parar hasta que la Invigoración perdió su efectividad.

—Todas esas cosas son por ti, no por mí. No me delegaste los exámenes escritos ni dejaste tu cuerpo para que yo lo entrenara. Incluso tu núcleo de color verde brillante y nuestra vida en la academia son resultado de tus acciones.

—Yo quería retrasar tu avance y la academia hasta el año siguiente.

—Fuiste tú quien decidió lo contrario, incluso contra mi juicio. Así que no te menosprecies porque si fuera por mí, aún estaríamos de hotel en hotel mientras te enseñaba lo básico de la magia en lugar de estar en el primer Tren de Mogar.

—Gracias. —Kelia apretó los dientes, haciendo su mejor esfuerzo para que ese sincero elogio pasara por encima del muro de sus dudas sobre sí misma.