Ninguno de ellos le gustaba estar en el extremo receptor de un insulto.
—Esa es una buena. —Lith también se rió de la broma, haciendo que todos estuvieran de acuerdo y lo miraran con desdén—. ¿Puedo ayudarles chicos con algo o es solo una visita amistosa?
—Espero que esto responda a tu pregunta. —Rem chasqueó los dedos y las diversas unidades de tritones produjeron salpicaduras de agua que alcanzaron alto sobre el Buscador, dividiendo la luz solar en muchos arcoíris a su paso.
Otros conjuraron olas lo suficientemente altas como para alcanzar a los soldados y pasarles cestas llenas de mariscos y coloridas guirnaldas hechas de algas desconocidas.
—No te preocupes, ya hemos eliminado el veneno —dijo una tritón femenina con una cálida sonrisa solo después de que un soldado ya había puesto la guirnalda, asustándolo.
El pobre hombre estaba desgarrado entre el instinto de tirarla y el deseo de no faltar el respeto a sus anfitriones.