Piezas que Encajan (Parte 1)

El pecho de Nalrond había sanado lo suficiente como para que pudiera respirar nuevamente. Quería gritar, maldecir al Jinete y negar todo lo que ella decía. Sin embargo, se tumbó en el suelo, su espíritu tan roto como su cuerpo. Sabía que ella decía la verdad porque los métodos para tratar con Dawn se habían transmitido en su tribu durante generaciones. Los había aprendido de niño y los había puesto en práctica de adulto. Nunca había dudado de esas enseñanzas ni cuestionado sus acciones. Desde el punto de vista de los Rezars, estaban haciendo un favor a Mogar. Tomar su conocimiento no era un acto de malicia, sino su justa compensación por los horrores que habían sufrido por la misma Magia Prohibida que la había engendrado. Desde el punto de vista de Dawn, sin embargo, los Rezars eran un montón de crueles monstruos y ella era su víctima.