Su carita estaba tan seria que se había puesto roja. Estaba haciendo un gran esfuerzo para hacer popó.
—Mamá, duele… —Paola seguía llorando por el dolor en su estómago.
—No llores.
Los grandes ojos de Paola estaban llenos de agravio.
Candice, por otro lado, no era tan insensible como parecía ser. Cuando vio lo molesta que estaba Paola, le dolió el corazón. Sin embargo, si no lo tomaba enserio y hacía que hiciera popó por sí misma, el dolor de estómago de Paola persistiría.
Además, la personalidad de Paola era diferente a la de Jorge. A Paola la habían mimado y probablemente nunca había sido herida desde que era joven, así que cada vez que pasaba algo, dependía de las personas que la rodeaban.
Sin embargo, si eso continuaba, no sería bueno para el crecimiento futuro de Paola. Paola necesitaba entender lentamente que había muchas cosas en las que los demás no podían ayudarla y que solo podía depender de sí misma.