El Amor de Nox por los Bebés

Así fue como los gemelos obtuvieron sus nombres, y a Mónica realmente le gustaron. Tan pronto como ella llamaba a los dos bebés por sus nombres, otros sabrían que eran hijos de ella y de Finn, ¡y era una sensación maravillosa! 

Sus ojos estaban un poco rojos ya que estaba conmovida por lo bien que Finn la trataba. Se preguntaba por qué pensaba que Finn ya no la amaba o por qué quería terminar con él en algún momento. Si se separaban, se arrepentiría ahora, y solo pensar en ello la asustaba un poco.

—No llores —Finn miró a los ojos de Mónica y habló gentilmente.

Mónica sintió un nudo en la garganta. No era una persona sentimental, pero Finn la hacía querer llorar no porque la entristeciera, sino porque se sentía agradecida por la preferencia de Dios. Ella pensó que Dios le había dado todo menos una vida amorosa hermosa, pero poco sabía que Dios le había organizado el mejor matrimonio.