—¿Estás lleno? —preguntó Shelly seriamente.
Nox asintió. En realidad, su estómago estaba a punto de estallar de tanto comer.
Shelly se levantó y recogió los platos vacíos. Al ver que Nox había terminado todo, incluidas las verduras, Shelly sintió una indescriptible sensación de logro porque su cocina había sido tan bien recibida.
Nox observó cómo Shelly limpiaba los platos seriamente y vio una leve sonrisa en sus labios. Se preguntó cuánto tiempo podrían durar días felices como ese. ¿Un año? En realidad, no quería separarse de ella, pero a veces el tiempo pasaba a una velocidad asombrosa.
En un abrir y cerrar de ojos, pasaron otros tres meses. Desde ese día en adelante, Shelly y Nox se habían vuelto mucho más sinceros el uno con el otro. Shelly también dejó de ser superficial con Nox. Por el contrario, había puesto mucho más esfuerzo en su relación con Nox, lo que de repente la hizo darse cuenta de que el hombre tenía muchas buenas cualidades.