Descubierto

La jungla, que había sido como un océano susurrante, de repente quedó absolutamente en silencio. El silencio mortal que los envolvía era tan completo y antinatural que, por un momento, Nephis sintió un escalofrío recorrer su espalda a pesar del calor sofocante.

Los horrores de la ruina olvidada se acercaban cada vez más.

Ella frunció el ceño ligeramente y luego despidió la mayor parte de su armadura. Un torbellino de chispas envolvió su esbelta figura por unos fugaces instantes y luego se disipó sin dejar rastro, dejando solo una delgada túnica blanca.

Libre del peso sofocante de su armadura, Nephis inhaló profundamente y notó que el Señor de las Sombras la miraba intensamente. Al menos...¿eso creía ella? La oscuridad acurrucada en la grieta de su visera era tan fría y nebulosa como siempre.

—¿Qué... estás haciendo? —Su voz era inexpresiva, pero ella creía reconocer un atisbo de emoción en ella. ¿Confusión, quizás?

Sí, él probablemente estaba confundido.