Un Paseo en el Parque

Cuando la espantosa oscuridad del Portal de Pesadilla partió la realidad, la luz del sol se atenuó y se volvió extrañamente sombría, haciendo que el mundo pareciera desaturado. Una ráfaga de viento frío barrió el parque nevado, como si el mismo cielo fuera succionado hacia la oscura fisura. Un momento después, una onda de choque espeluznante recorrió a los soldados, haciendo que tambalearan.

La blanca capa de Neph ondeaba en el viento, pero ninguno de los cuatro Santos se movió.

Por un momento, el único ser que se movía en la zona de impacto era Santo. Caminaba con firmeza hacia el Portal, su figura grácil emanando la sensación de una inevitabilidad fría e indiferente.

Kai la miró fijamente por un segundo, luego se aclaró la garganta.