La lluvia se detuvo, sintiendo que su sensación de alegría se atenuaba un poco.
Una sonrisa perpleja apareció en su rostro.
No era una tonta, así que había considerado también esas cosas. ¿Pero no era acaso mucho más importante el descubrimiento que había hecho que esos detalles?
—Pero puede salvar innumerables vidas —dijo Tamar.
Miró hacia otro lado y se encogió de hombros.
—¿Puede? Tal vez a corto plazo... pero ¿qué pasará cuando estos nuevos y no probados Despiertos tengan que enfrentarse a los horrores del Reino de los Sueños? ¿Qué pueden hacer cobardes que se negaron a enfrentarse incluso a la Primera Pesadilla? Seguramente, flaquearán y se romperán, dejando a la humanidad indefensa. En ese sentido, lo que ofreces es veneno, no salvación —respondió.
Suspiró.