Santa Seishan no parecía intimidada por el asombroso poder y estatus de las personas reunidas en el pabellón de mando, lo cual no debería ser sorprendente, realmente, considerando que ella misma era una princesa.
Lluvia, sin embargo, estaba abrumada. Había cerca de cincuenta campeones Trascendentes a su alrededor, y cada uno de ellos poseía una presencia. Algunas auras eran sutiles, mientras que otras eran contundentes; no obstante, todas eran innegables, casi haciéndola sentir mareada.
O borracha, tal vez… en cualquier caso, era un sentimiento intenso.
Furtivamente, miró a Tamar. La chica Legado no lo estaba mostrando realmente, pero Lluvia podía notar que también estaba afectada por la atmósfera maravillosa de la tienda.
Estaban protegidas, al menos, por la presencia calmada de Santa Seishan. Sin ella, su estado habría sido incluso peor.