Pozo de la Desesperación

En medio del claro inundado, Song Seishan estaba de pie en el agua carmesí, mirando a la gigantesca criatura frente a ella con una sonrisa retorcida. Sus ojos brillaban con un resplandor rojo inquietante en la tenue oscuridad de los Huecos, y su larga trenza ondeaba en el viento que se había levantado tras el último ataque del Demonio.

El Gran Ser era como una montaña, su imponente cuerpo cubierto de erizada piel negra. Su cuerpo no era completamente bestial, pero tampoco del todo humano… la criatura era como un simio abominable, sus colmillos sobresalían como acantilados, sus ojos ardían con astucia diabólica y furia asesina. Blandía un gran garrote hecho de hueso, y cada vez que golpeaba el suelo, todo el mundo temblaba.