Al otro lado del campo de batalla chamuscado y devastado, en el campamento del Ejército de la Espada, había otra tienda. Las tres personas dentro se suponía que estarían de mucho mejor humor que las hijas de la Reina —al fin y al cabo, eran los vencedores— y, sin embargo, la atmósfera era igualmente sombría.
Sunny estaba sentado en un baúl de madera, sintiéndose por primera vez agobiado y sofocado por el peso de su armadura y el toque frío de su máscara. Desearía poder descartarla y sentir el suave toque del aire fresco en su piel…
O el suave toque de Neph.
Nephis misma estaba sentada en silencio en su austero catre, vistiendo una túnica blanca impecable. No parecía alguien que acabara de participar en una batalla aterradora, pero su mirada era fría y distante, desprovista de calidez humana.
Aún así, hizo un esfuerzo para dedicarle una pálida sonrisa.