Encuentro de Destino

Dos días después, Jest emergió del bosque. Había esperado morir… y sin embargo, todavía estaba vivo, aunque apenas.

Su cuerpo estaba cubierto de moretones y sangre seca, y sostenía una lanza improvisada en una mano temblorosa. La lanza estaba hecha de una larga rama, una astilla afilada de piedra y cuerda hecha de corteza.

También llevaba algo parecido a un poncho, hecho de piel de bestia y atado a la cintura con otro trozo de cuerda. Por supuesto, Jest no tenía idea de cómo despellejar una bestia, y menos aún de cómo tratar el cuero o coser ropa… así que el poncho era bastante desagradable a la vista y aún más repugnante al olfato.

No le importaba en absoluto, ya que todo el maldito bosque era un ser vivo aterrador, empeñado en consumirlo por completo.

—Maldito… maldito…