Casi un mes había pasado desde que Feng Yuxiang había abierto su tienda. Durante este tiempo, decenas de miles de expertos, incluyendo muchos de los cielos superiores, habían visitado para maravillarse con los tesoros exhibidos. Sin embargo, solo unos pocos se atrevieron a hacer una oferta por el material único en su tipo. La razón era simple: el precio había ascendido a la asombrosa cantidad de 75 mil millones de piedras espirituales.
Esta suma astronómica podría comprar fácilmente un tesoro de grado Celestial completo—o incluso dos—haciendo que pareciera casi absurdo para un solo pedazo de material. No obstante, su inigualable rareza y orígenes enigmáticos lo convertían en un objetivo codiciado para los coleccionistas, que estaban dispuestos a pagar un precio exorbitante por la oportunidad de poseerlo.