—¡T-Tú estás mintiendo! ¡No hay forma de que el Clan del Dragón Azul haya entregado su herencia familiar! —el Tercer Anciano señaló con su mano temblorosa y gritó, su voz llena de duda e incredulidad.
—¿A quién crees que engañas, Jiao Zhenhai?! ¡Te conocemos mejor que nadie aquí! ¡No te atreverías a separarte de ese tesoro ni siquiera en tu lecho de muerte! —el Primer Anciano se rió a carcajadas, sin creerlo ni por un momento.
Jiao Zhenhai se burló y dijo:
—No tienes que creerme, pero terminarás luchando una guerra sin sentido a este ritmo.
—¿Sin sentido? ¿De verdad crees que la Lágrima de los Cielos Azules es la única razón por la que estamos aquí? —el Tercer Anciano sacudió la cabeza.
—El Clan del Dragón Azul y el Clan Dragón del Mar Místico han estado en desacuerdo desde tiempos antiguos. ¿No crees que finalmente es hora de terminar con esto de una vez por todas? —dijo el Primer Anciano.