Una línea de Larkinsons se desplazaba lentamente hacia el podio y el trono elevado para participar en este momento histórico.
El ostentoso tomo, cubierto por brillantes aleaciones metálicas, se encontraba abierto y descansaba sobre un robot flotante.
Cada Larkinson al frente escribía su nombre, firmaba su firma e infundía el material similar al papel de su propia página con una gota de su sangre.
Tanto la anticipación como la emoción impregnaban el ánimo de los Larkinsons.
¡Tomar parte en este ritual era una experiencia muy novedosa! ¡Este momento sería conmemorado durante años, décadas y quizás incluso siglos desde este día!
Mientras ellos y sus descendientes se mantuvieran fuertes, la Fundación del Clan Larkinson siempre sería recordada como el comienzo de un glorioso registro.