Escoria de la Frontera

Lo que él esperaba del infame Ronnie Blast, no era esto. El mocoso que continuaba gritándole a Ves para que lo liberara era diferente de lo que esperaba.

Imaginaba a un cobarde, despreciable aprovechado que se había convertido en diseñador pirata por desesperación. Creía que Ronnie Blast era un diseñador de mechas con poca fortaleza mental que se quebraría al instante bajo presión.

En cambio, se encontró con un charlatán con pobre control de volumen y una inclinación por quejarse.

Muchas quejas.

—¡Eres diseñador de mechas, verdad?! ¡Puedo decirlo por ti! Tienes ese aire inteligente que me recuerda a algunos de mis colegas en el pasado. ¿Fuiste tú quien me secuestró? ¿Por qué me recogiste?! Yo estaba bien en mi camino a

—¡Cállate!

Cuando Ronnie Blast gritó, parecía un parlanchín.

Cuando Ves gritó, captó la atención.